Rebelión en 'Marca': otro quebradero de cabeza para Pedro J.

La recurrente crisis de vestuario en el Real Madrid por la suplencia de Iker Casillas es un juego de niños si se compara con el terremoto que se vive en el diario Marca. Y es que la reestructuración de la redacción acometida por el director del diario ha levantado ampollas en la compañía al más alto nivel. Al punto que según aseguran fuentes internas de la casa, el director, Óscar Campillo, habría puesto su cargo a disposición de la empresa después de que elcapoeditorial de la compañía,Pedro J. Ramírez, vetara el nombramiento de Enrique Marín como redactor jefe.

“Pedro J. está conforme con la salida de un histórico en la compañía comoPaco Justicia. También con el nombramiento deGerardo Riquelmecomo director adjunto. El problema está con Enrique Marín, a quien no ve como redactor jefe. La cuestión es de perfil, nada personal. La decisión deja a Campillo en una situación muy incómoda. Es normal que haya dado un paso al frente y lo haya comunicado a la redacción”, subrayan estas fuentes. Se da la circunstancia de que Marín, repescado por Campillo, fue despedido de Marca hace 9 años, y en las alturas de Unidad Editorial no ven con buenos ojos su regreso.

El problema se agrava aún más porque, según ha sabido este diario, Enrique Marín ya había firmado el contrato con la empresa editora y el veto de Pedro J. habría llegado tarde, algo que podría interpretarse como un nuevo bache en las no siempre fáciles relaciones del director de El Mundo con el consejero delegado de Unidad Editorial, Fernández Galiano.

Otras fuentes, sin embargo, aseguran que Campillo no ha presentado su dimisión, sino que ha retado a Pedro J. a que le despidan (y le indemnicen convenientemente), que es más o menos lo que hacen los entrenadores en los banquillos con contrato en vigor. Pero quienes sí que presentaron su dimisión en la tarde de ayer fueron el subdirector, Riquelme, y uno de los redactores jefes, el histórico Roberto Palomar. El resto no se ha pronunciado.

Marca, la joya de la corona de la Unidad Editorial y tradicionalmente una máquina de hacer dinero, vivió en 2012 su particularannus horribilis, tras perderla friolera de 60,11 millones, frente al beneficio de 1,45 millones en año anterior. Un desempeño mediatizado por las correcciones de valor efectuadas desde la matriz italiana de compañía, el gigante RCS Mediagroup, La prensa se repartía 2.000 millones en publicidad allá por el año 2007. Hoy lucha a la desesperada (y sin éxito) por mantener el umbral de los 600. Nadie, ni los deportivos, se salvan, menos si apuntan al enemigo equivocado.