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El virus por correr en La Moncloa se apodera de Rajoy
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El virus por correr en La Moncloa se apodera de Rajoy

Correr es un placer si uno es capaz de adaptarlo a sus circunstancias. Algo pasa en Moncloa que todo el que se instala en la casa

Correr es un placer si uno es capaz de adaptarlo a sus circunstancias. Algo pasa en Moncloa que a todo el que se instala en la casa del presidentele acaba dando por hacer deporte. Le pasó a Aznar, le sucedió a Zapatero y ahora el virus se ha apoderado deRajoy, que ni siquiera ha aparcado su tabla de ejercicios en el inesperado viaje a Sudáfrica para honrar al fallecido Mandela y coincidió con Obama en el gimnasio del Radison Blu horas antes de que al inquilino de la Casa Blanca le montara el número su señora por quítame allá unas pajas con la primera ministra danesa.

Libera cuerpo y mente es una actividad que se puede realizar en cualquier parte. Incluso sirve para hacer diplomacia. De hecho, es lo que hace religiosamente Mariano Rajoy todos los días . A las 6.45 lesuena el despertador. El presidente se calza las zapatillas y, a las 7 en punto, haga frío o calor, da largos paseos por los alrededores del Palacio de La Moncloa para mantenerse en forma. Quédense con este otro dato: casi seis kilómetros recorrió a primerísima hora de la mañana del día de la Constitución, mientras España entera dormía.

Correr para tener el coco fresco fue una práctica que aprendió de sus antecesores en el cargo. Zapatero también se apuntó a esa terapia en su época de presidente del Gobierno y, una vez que dejó el cargo, aprovechó incluso para participar en su primera media maratón. Eso sí, lo hizo en el extranjero, de incógnito y con un nombre falso para que no se le reconociese. Pero la realidad es que lo hizo y llegó a meta como uno más entre la multitud con un discreto crono de 1 hora y 58 minutos.

Aunque correr 21 kilómetros suene a lo más no es nada comparado con Aznar, que realmente se enganchó a correr a diario precisamente cuando vivía en La Moncloa. Lo mejor llegó tras dejar la política, que se tonificó hasta tal punto que ahora ya le gustaría a más de un jovencito lucir sus abdominales. No tiene que ser nada fácil digerir el post-presidencialismo, y hacer deporte puede ser algo que les resulte muy útil para llevar con dignidad la etiqueta de ex.

Rajoy no quiere oír ni hablar de triatlones, maratones ni nada que supere la hora de reloj sudando camiseta. Él caminar, camina muy rápido. Pero todo en una versión más relajada. Aunque sea poquito a poco, el presidente no renuncia a una afición que, por ejemplo, fue primordial en la juventud de Alfredo Pérez Rubalcaba, el actual jefe de los socialistas. La leyenda dice que llegó a bajar de los 11 segundos en los 100 metros. Aunque esa marca fue en tiempos universitarios.

Correr es un placer si uno es capaz de adaptarlo a sus circunstancias. Algo pasa en Moncloa que a todo el que se instala en la casa del presidentele acaba dando por hacer deporte. Le pasó a Aznar, le sucedió a Zapatero y ahora el virus se ha apoderado deRajoy, que ni siquiera ha aparcado su tabla de ejercicios en el inesperado viaje a Sudáfrica para honrar al fallecido Mandela y coincidió con Obama en el gimnasio del Radison Blu horas antes de que al inquilino de la Casa Blanca le montara el número su señora por quítame allá unas pajas con la primera ministra danesa.

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