Los ilustres de FCC se quedan otra vez sin un euro de sueldo

FCC finiquitó ayer, por fin, el proceso de refinanciación de su deuda, operación a la que le ha dedicado un año y con la que ha ganado tiempo –hasta 2018– para cumplir con unas obligaciones de 4.500 millones a las que no podía hacer frente.Un acuerdo con sus acreedores que ha ido acompañado de una limpieza de balance que se ha traducido en pérdidas de 1.506 millones en 2013.

Estos números rojos suponen de facto que sus consejeros no cobraron ni un euro de sueldo el pasado ejercicio. Porque el reglamento del Consejo de Administración de FCC vincula el sueldo de sus gestores a los resultados de la sociedad, que en 2012 también cerró el curso con unas minusvalías de 1.028 millones, un sistema similar al que se aplica en Sacyr, cuyos administradores serán castigados asimismo por llevar a su compañía a negativo.

Por este motivo, y por segundo año consecutivo, los Rafael Montes, Marcelino Oreja, Nicolás Redondo y Fernando Falcó se quedaron sin percibir su retribución fija y variable, con la excepción de las dietas por asistencia a las reuniones. Unas dietas, eso sí, muy bien remuneradas, de hasta 70.000 euros en algunos casos.

Todo ello, no obstante, peccata minuta en comparación con los 2,5 millones de euros que ingresó Juan Béjar, que cuando aceptó hace poco más de un año su nombramiento como consejero delegado firmó un oneroso contrato con un pago variable de carácter trienal.

Pero el mercado lo da por bueno porque el ex de Ferrovial ha sido el hombre que ha hecho posible la resurrección de FCC, con la entrada en su capital de inversores de la talla de Bill Gatesy George Soros. Y eso que su salario no dista mucho del de su antecesor, Baldomero Falcones, al que se le acusaba de meterse en el bolsillo tres millones al año pese a llevar a la deriva al grupo de las Koplowitz (madre e hija). Un directivo dedicado ahora a sus labores y a disfrutar de la familia con los 7,5 millones que se llevó de indemnización a mediados del pasado año.