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Su satánica majestad le da a la gamba roja en O'Pazo
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EC

Su satánica majestad le da a la gamba roja en O'Pazo

Sus satánicas majestades se han dejado ver por Madrid, juntos pero no revueltos, en distintos sitios de la capital en las horas previas a su concierto de anoche en el Santiago Bernabéu

Sus satánicas majestades se dejaron ver por Madrid, juntos pero no revueltos, en distintos sitios de la capital en las horas previas a su concierto de anoche en el Santiago Bernabéu. Y como más sabe el diablo por viejo que por diablo, el rastro de su azufre se sintió en uno de los templos gastronómicos más clásicos de la capital.

A eso de las diez de la noche del pasado martes, dos enormes armarios humanos entraban en el restaurante O'Pazo. Preguntaban en clave misteriosa por una mesa a nombre de un tal "Clifford". El maître, con la mosca detrás de la oreja y viendo los bíceps y tatuajes que adornaban a sus clientes de origen extranjero, les llevó a un reservado donde no desentonaran tanto con el resto de comensales.

Tras inspeccionar el lugar, la extraña y enorme pareja volvía a salir del local dejando intrigado al personal. La espera mereció la pena: instantes después cruzaba el salón camino del reservado Mick Jagger abrazado a una joven espectacular y uno de sus músicos.

Le cuentan a este confidente que 'Morritos' Jagger y sus acompañantes rindieron honores a la gamba roja –más de un plato por coleta– y veneraron el jamón ibérico. No perdonaron el rodaballo y, ellos, hicieron un último esfuerzo con un steak tartar. Todo un homenaje para un abuelo de más de 70 años que menos de 24 horas después debía dar un concierto ante varias decenas de miles de personas rendidas a sus pies.

Eso sí, y para confirmar que el señor Jagger sigue los consejos del geriatra que les acompaña en las giras, no bebió más que agua. El alcohol cervezas se lo dejó a sus escoltas.

Sus satánicas majestades se dejaron ver por Madrid, juntos pero no revueltos, en distintos sitios de la capital en las horas previas a su concierto de anoche en el Santiago Bernabéu. Y como más sabe el diablo por viejo que por diablo, el rastro de su azufre se sintió en uno de los templos gastronómicos más clásicos de la capital.

Santiago Bernabéu