La élite de Sotogrande mira de reojo a rusos y gibraltareños

También los ricoshan sabido adaptarse a la crisis. Antonio Garrigues Walker, por ejemplo, ha convertido sus multitudinarias Odas, tan festejadas otrorapor Anson, en Oditas para amigos de verdad. Antes se colaba en ellas todo Sotogrande, los de siempre y los meritorios, y, en lugar de los cien invitados del pasado 5 de agosto, entraban por la cara de quinientos a mil.

Sólo el nuevo Trocadero del Club dePlaya El Cucuruchoha roto la vida discreta y recogida de los veraneantes. Las malas lenguas dicen que esta obra monumental ha sido financiada por rusos de la Costa del Sol como reclamo y ayuda para poner en valor Sotogrande, de la que apenas quedan tierras disponibles, y contribuir a su buena venta.

Otro pasatiempo es el caballar. Los campos de polo atraen a grandes aficionados y hombres de negocios como James Packer,hijo del multimillonario australiano de losmedios de comunicación Kerry Packer. Su barco, el Arctic P,permanecía estos días fondeado fuera del puerto, cargado de caballos y sin poder bajarlos a tierra firme debido a que los equinosde polo de Sotogrande han padecido fiebres.

Quienes van por la vida a caballo, mirando por encima a los demás,son los hombres de "negocios estrechos" de Gibraltar, siempre bajo sospecha,que hacen allí la fortuna yparte de ellala invierten luego en casoplones en Sotogrande, al tiempo quedespotrican de España como si fueran bildus del Sur metidos a negocios o pujoles ingleses con acento andaluz.

Conscientes de ello, los más escrupulososde Sotogrande –Juan Miguel Villar Mir, Helena Revoredo de Gut, Antonio Garrigues, Marcelino Oreja, Iñigo Méndez de Vigo, Fernando Soto (amigo del dúoCospedal-López del Hierro) o el duque de Rivas (director, consejero y miembro del sanedrín de Iberdrola)– recomiendan vigilar las nuevas compañías para no convertir a Sotogrande en el "Palermo De Entre Mares".