'El País' se mete en los charcos de su accionista, el HSBC

La publicación de la lista Falciani ha retratado a los grandes diarios de papel ante sus ataduras y sus servidumbres. En Reino Unido, el Telegraph ha perdido a su comentarista político estrella, Peter Oborne, por lo que él ha calificado como un “fraude a sus lectores” en lo que respecta a la cobertura del caso. En España, dos periódicos tan opuestos como ABC y El País también han sufrido sus propias contradicciones. En el diario de Vocento, los Luca de Tena llegaron a tener 1,3 millones de euros en Suiza y, según explicaron tras la publicación de su caso, la cuenta fue declarada al fisco y cancelada en 2013. En Prisa no han aparecido consejeros de renombre entre los datos robados por Falciani del banco, pero tienen otras poderosas razones para no entrar con toda su artillería en la publicación de los nombres afectados. El HSBC controla el 9,5% del capital de la compañía editora de El País.

Por eso, si el gesto de Oborne en el Telegraph dimitiendo de su cargo y denunciando la actitud de su periódico resulta reseñable, la columna de ayer de Xavier Vidal-Folch en El País no lo es menos al repasar los muchos y variados charcos que ha ido pisando este banco a lo largo de toda su historia... desde su fundación a manos de un aventurero escocés que se hizo de oro con las guerras del opio.

El articulista Xavier Vidal-Folch analiza en su columna del diario los charcos que ha ido pisando el banco en los últimos años

El periodista catalán recuerda, uno por uno, los casos más turbios en los que ha ido tropezando la entidad en los últimos años. Y no escatima líneas para traer a la memoria cómo en 2012 la cúpula del HSBC aceptó pagar 1.260 millones de dólares por haber contribuido a lavar dinero del narcotráfico en México o cómo fue multado (655 millones) por violar sanciones a Irán y otros países por temas relacionados con tráfico de armas y transacciones terroristas. Ahí es nada. También, la investigación que le abrió la Comisión Europea bajo la batuta del español Joaquín Almunia por manipular el mercado de los tipos de interés del euro junto a JP Morgan y Crédit Agricole.

¿Conclusión de Vidal-Folch? Que el HSBC “chapotea en todos los charcos porque tiene un problema de control interno y de código ético” y porque está formado por un “conglomerado de bancos, con culturas heterogéneas y disparidades geográficas grandes”. La columna no menta la vinculación del HSBC con las cuentas de Prisa pero, visto lo visto, su intento por romper la ‘omertà’ periodística en torno al gigante bancario es uno de esos escasos ejemplos que, de vez en cuando, dignifican la profesión.