El desayuno de cumpleaños de Jaime de Marichalar con Bono en el Ritz

Con el sobrenombre de duque o sin él (perdió ese tratamiento una vez que se hizo efectivo el divorcio de la Infanta en 2010), sus continuas apariciones en eventos de moda y actos de la alta sociedad lo han convertido en todo un personaje que parece saber vivir mucho mejor de lo que lo hacen los miembros de la que fuese su familia política. Jaime de Marichalar, el exmarido de la infanta Elena, cumplía ayer 52 años. Y eligió, para pasar la hora del desayuno, acudir a otra presentación más del libro del exministro socialista José Bono. Aunque se fue sin libro y sin la firma del autor.

El exduque acudió solo al lujoso hotel a las nueve en punto de la mañana. No se sentó en la mesa presidencial que ocupaban exministros como Jesús Caldera, Magdalena Álvarez o Trinidad Jiménez, que se enteraron en ese mismo momento de la denuncia por malos tratos que ha recibido su también compañero Juan Fernando López Aguilar. Todos midieron al milímetro sus palabras para no perjudicar todavía más la delicada situación del canario socialista.

Todavía no había acabado de dar su discurso un José Bono que recalcó que había vuelto a presentar su libro porque el presidente de Nueva Economía Fórum había insistido hasta la saciedad cuando Marichalar decidió abandonar la sala. También se fue solo, como entró, vestido como un pincel y sin intercambiar palabra con ninguno de los presentes. El nuevo rumbo que tomó el exyerno real reconvertido en empresario es un misterio, aunque ayer los medios de comunicación se apresuraron a airear que iba a celebrar su cumpleaños rodeado de amigos y familiares.

Al menos por la mañana, su agenda parecía más la de un defenestrado duque de Lugo que acudía a desayunar de gañote a un lujoso hotel que el de un todopoderoso hijo de los condes de Ripalda que aún mantiene contacto con grandes de España, como el matrimonio Abelló o las hermanas Koplowitz, con quien presume de mantener una inalterable amistad personal. Marichalar no miró el móvil más de un par de veces durante la presentación deBono, ni siquiera para comprobar si su teléfono estaba lleno de mensajes de felicitación de sus allegados.

Veinte años después de casarse con la infanta Elena y después de cincodivorciados, todavía hay quien insiste en remarcar que Marichalar goza de una envidiable situación económica y que se ha recuperado casi por completo de las secuelas del ictus. De lo primero, no hay duda: vive en un ático que heredó de su tía Coco y que está valorado en unos tres millones de euros y es un gurú en el sector de la moda –es consejero de Loewe y Christian Dior–. De lo segundo, este Confidente fue testigo ayer de que no es cierto. El nuevo Marichalar, a quien no se le conoce otra pareja, aún sufre una leve cojera y cierto agarrotamiento en su mano derecha. Y una tercera duda: ¿será Marichalar socialista?