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Vacaciones de nieve, pizza y promesas electorales de Sánchez en el Pirineo
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Vacaciones de nieve, pizza y promesas electorales de Sánchez en el Pirineo

Pedro Sánchez aprovechó las vacaciones de Semana Santa para disfrutar de las últimas nieves primaverales, pero también para hacer campaña. Susana Díaz está entretenida, pero acecha

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se hace una foto con una simpatizante. (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se hace una foto con una simpatizante. (EFE)

Pedro Sánchez no está para perder el tiempo, aunque Susana Díaz esté ahora muy liada con sacar adelante su investidura como presidenta de la Junta de Andalucía. El secretario general del PSOE aprovechó las vacaciones de Semana Santa para disfrutar de las últimas nieves primaverales de la estación de esquí de Cerler, en el Pirineo aragonés; pero también para reunirse en la vecina población de Benasque con los principales dirigentes regionales, provinciales y municipales de su partido, meterse con Mariano Rajoy y Luisa Fernanda Rudi, y comer pizzas con sus hijas Ahinoa y Carlota. Incluso entró en la precampaña local prometiendo a los lugareños lo que José Luis Rodríguez Zapatero nunca presupuestó: inversiones en la N-260 que une (mal) el recóndito valle de Benasque con Huesca a su paso por el Congosto del Ventamillo. Es la más vieja reivindicación de los habitantes de la zona, una obra para la que el ministerio de Fomento que dirige Ana Pastor no ha encontrado partida alguna, igual que hizo en la anterior legislatura uno de los exjefes favoritos de Sánchez como es José Blanco.

El dirigente socialista tuvo tiempo para todo y alternó las actividades más discretas en familia con todo tipo de fotos y selfis con las fuerzas vivas del lugar, simpatizantes, directivos y empleados de la estación de esquí, a empresarios, camareros y hosteleros. Repetía estancia después de pasar unos días en Navidad, aunque esta vez no quedó constancia gráfica de sus habilidades con la tabla. Sánchez surfea; es tablero, no palillero, que queda más juvenil y moderno (¿cosas de Verónica Fumanal?) que esquiar.

El secretario general de los socialistas estuvo con su mujer,Begoña López, y sus hijas, de ocho y diez años de edad, en una pizzería de Benasque, aunque se le vio disfrutar bastante más con los pinchos y raciones del restaurante emblemático de la localidad, especializado en cocina altoaragonesa. Como ilustran las fotos de la prensa local, allí se reunió, en un salón decorado con los trofeos de caza de los dueños (ciervos, rebecos, corzos y machos monteses), con todos los dirigentes regionales del PSOE:con Javier Lambán, Antonio Cosculluela y el expresidente autonómico Marcelino Iglesias a la cabeza.

Sánchez también hizo declaraciones contra la actual presidenta autonómica Luisa Fernanda Rudi y contra Rajoy. Además, escuchó a todos los vecinos que se le acercaban y a todos dijo lo que querían oír: sobre todo el compromiso de arreglar una carretera que en varios kilómetros del desfiladero del Ventamillo tiene la misma anchura que cuando se abrió al tráfico de los automóviles en el reinado de Alfonso XIII. El PSOE lo tiene complicado en Benasque, donde ya fue el tercer partido en las municipales de 2011, después del PAR y del PP. Y todavía no existíaPodemos.

Pedro Sánchez no está para perder el tiempo, aunque Susana Díaz esté ahora muy liada con sacar adelante su investidura como presidenta de la Junta de Andalucía. El secretario general del PSOE aprovechó las vacaciones de Semana Santa para disfrutar de las últimas nieves primaverales de la estación de esquí de Cerler, en el Pirineo aragonés; pero también para reunirse en la vecina población de Benasque con los principales dirigentes regionales, provinciales y municipales de su partido, meterse con Mariano Rajoy y Luisa Fernanda Rudi, y comer pizzas con sus hijas Ahinoa y Carlota. Incluso entró en la precampaña local prometiendo a los lugareños lo que José Luis Rodríguez Zapatero nunca presupuestó: inversiones en la N-260 que une (mal) el recóndito valle de Benasque con Huesca a su paso por el Congosto del Ventamillo. Es la más vieja reivindicación de los habitantes de la zona, una obra para la que el ministerio de Fomento que dirige Ana Pastor no ha encontrado partida alguna, igual que hizo en la anterior legislatura uno de los exjefes favoritos de Sánchez como es José Blanco.

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