El desafiante Villar puede provocar que el TAD prevarique, pero por omisión

Como todos los viernes, el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) se reunirá esta semana con carácter ordinario, aunque habrá que estar pendientes por si hay alguna novedad en los casos de los presidentes de la Federación Española de Fútbol (RFEF), Ángel María Villar, y de la Federación Española de Baloncesto (FEB), José Luis Sáez, de quienes el Consejo Superior de Deportes (CSD) solicitó que se incoaran expedientes disciplinarios. El TAD recibió el pasado 4 de marzo la comunicación de que Villar había presentado una querella por prevaricación contra su homólogo del CSD, Miguel Cardenal, aunque, como ya informamos en El Confidencial, el documento no llevaba el sello de ningún juzgado.

Lo que sí es cierto es que el citado tribunal volvió a retrasar su decisión e inició "un proceso de información reservada" para estudiar una posible apertura de expediente a Villar, así como a Sáez. Era la tercera reunión que celebraba para abordar ambos casos, pero parece claro que las artimañas de Villar le han servido cuando menos para ganar tiempo, algo que también agradece Pepe Sáez. En una de sus habituales huidas hacia adelante, el presidente de la RFEF amenazó con querellarse también contra el tribunal que preside Enrique Arnaldo. Lo hizo de manera preventiva, aunque lo más correcto sería llamarlo intimidatoria, pues ni siquiera el TAD se ha decidido a abrirle expediente, aunque en el fondo de la cuestión está su inhabilitación, para la que en el CSD están convencidos de que sobran argumentos, al igual que en el caso de Sáez.

Lo paradójico de todo este asunto es que el TAD solo tiene dos opciones. Una: cumplir con su obligación y abrir expediente informativo a Villar, lo cual no conllevaría necesariamente que le fuera a inhabilitar, pues consiste en requerir toda la información que sea necesaria para ver si el presidente de la RFEF ha cometido irregularidades. Y dos: no hacerlo y con ello prevaricar, precisamente de lo que Villar acusa a Cardenal en su querella y lo que amenazó con hacer con el propio TAD. Claro que en este caso la prevaricación sería por omisión, lo cual no solo haría que a Villar le saliera el tiro por la culata, sino que el TAD se pondría a tiro de que alguien se querellara contra él... y esta vez con razón.