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Los estúpidos censores uruguayos de Eduardo Galeano
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Los estúpidos censores uruguayos de Eduardo Galeano

El escritor y tótem de la izquierda latinoamericana dejó abundantes y sabrosas pistas sobre su vida en su obra póstuma, 'El cazador de historias', que hoy se presenta en Madrid

Foto: Eduardo Galeano. (Reuters)
Eduardo Galeano. (Reuters)

En la primavera de 2014, apenas un año antes de morir, el escritor uruguayo Eduardo Galeano soltó la bomba. Confesó entonces, para decepción de su legión de admiradores, que cuando escribió su gran 'bestseller', esa Biblia del izquierdismo posmoderno que es 'Las venas abiertas de América Latina', no tenía la formación suficiente para hacerlo. Aún más, la obra hoy le parecía un coñazo: “No sería capaz de leerlo de nuevo. Caería desmayado. Para mí, esa prosa de la izquierda tradicional es aburridísima. Mi físico no aguantaría. Sería ingresado en el hospital”.

Hoy se presenta en Madrid la obra póstuma del autor y tótem de la izquierda latinoamericana -y española- que, con el título de 'El cazador de historias' (Siglo XXI, 2016), ofrece sabrosas pistas sobre su vida.

Por ejemplo. Galeano relata que, cuando fue publicada en 1970, 'Las venas abiertas de América Latina' fue inmediatamente prohibida en todas las entonces pujantes dictaduras del continente... menos en la suya natal, Uruguay. ¿Razón? Parece ser que los censores uruguayos eran aún más estúpidos que la media del gremio y creyeron que estaban frente a un tratado de anatomía, "y los libros de medicina no estaban prohibidos; poco duró el error", concluye.

Parece ser que los censores uruguayos eran aún más estúpidos que la media del gremio y creyeron que estaban frente a un tratado de anatomía

Por cierto que Galeano admite que, sin la censura, probablemente su libro, una historia de la explotación económica y política de Latinoamérica, no habría logrado el estatus de 'bestseller': "La verdad es que de ahí le viene el prestigio, porque hasta entonces no había vendido ejemplares, ni la familia lo compraba". Qué cosas. Más de tres décadas después, 'Las venas' fue el título que Hugo Chávez decidió regalarle a Barack Obama en la Cumbre de las Américas de 2009. No es la única confesión. En las páginas finales del libro, Galeano admite haberse inventado citas de Marx. "La frase es suya, pero se olvidó de escribirla", argumenta.

Otras confesiones del libro le sirven a Galeano para escenificar ese poder 'mágico' de las historias que tanto le obsesionó. Como cuando los secuestradores del diputado mexicano Víctor Quintana suspendieron la paliza que le estaban dando para enzarzarse en una discusión futbolera. Entonces, el diputado, "más muerto que vivo", les interrumpió para contarles historias de uno de los libros que Galeano dedicó a su otra gran pasión, titulado 'El fútbol a sol y sombra'. "Las horas y las historias fueron pasando. Y por fin los asesinos lo abandonaron, atado y aporreado, pero vivo. Le djieron: 'Nos caíste bien', y se marcharon con sus balas a otra parte".

No todos estos despieces de la vida de Galeano son felices. En 2009, un jugador de fútbol admirador suyo le llamó porque "tenía algo para darme". Se trataba de una vieja edición de 'Las venas' atravesada por un balazo. Un capitán del ejército de El Salvador lo había encontrado en la mochila de un guerrillero muerto en la batalla de Chalatenango, en 1984. No había nada más en la mochila. "Es lo único que queda de aquel muchacho sin nombre. Este libro fusilado es su cuerpo".

En la primavera de 2014, apenas un año antes de morir, el escritor uruguayo Eduardo Galeano soltó la bomba. Confesó entonces, para decepción de su legión de admiradores, que cuando escribió su gran 'bestseller', esa Biblia del izquierdismo posmoderno que es 'Las venas abiertas de América Latina', no tenía la formación suficiente para hacerlo. Aún más, la obra hoy le parecía un coñazo: “No sería capaz de leerlo de nuevo. Caería desmayado. Para mí, esa prosa de la izquierda tradicional es aburridísima. Mi físico no aguantaría. Sería ingresado en el hospital”.

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