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La cola que nunca imaginó Jaime Castellanos para comer en el japo de la T4
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La cola que nunca imaginó Jaime Castellanos para comer en el japo de la T4

No cabe ni un alfiler. En plena hora punta, el rincón de comida japonesa de la T4 es un hormiguero de buenos comensales y muchas caras vip

Foto: Jaime Castellanos.
Jaime Castellanos.

Unos pillan atascos y otros hacen cola para comer bien. En plena hora punta, el rincón de comida japonesa de la T4 de Barajas es un hormiguero de comensales con buen gusto. Lo saben bien algunos ilustres del Madrid más fino, como el financiero Jaime Castellanos y su esposa Patricia O´Shea, que el pasado viernes 1 de julio, en plena operación salida, hicieron una sufrida cola para catar los preciados niguiris y shasimis de Kirei (Kabuki).

El presidente del banco de negocios Lazard (entre otras ocupaciones), durante mucho tiempo uno de los más influyentes en los aledaños del Ibex 35, sigue teniendo entrada en los mejores salones de la capital. Tal vez por eso, con el traje o smoking apartados, pues lucía un casual que disimulaba su condición de importante, el tío de Ana Botín empezó a impacientarse a medida que pasaba el tiempo y ninguna mesa llevaba su nombre.

Tras media hora de espera, Castellanos estaba apurando el tarro de la paciencia, igual que su mujer y el matrimonio de amigos que le acompañaban. Había caras largas y hambre a partes iguales. Mientras tanto, algunos comensales burlaban la espera a cambio de un discreto rincón, lo que por momentos soliviantaba aún más a los empeñados en tener mesa propia. Al final, casi sobre la bocina, saciaron el apetito y brindaron con champán.

Debe ser que no hay como un buen espumoso francés para quitar el mal sabor de boca de una tediosa espera.

Unos pillan atascos y otros hacen cola para comer bien. En plena hora punta, el rincón de comida japonesa de la T4 de Barajas es un hormiguero de comensales con buen gusto. Lo saben bien algunos ilustres del Madrid más fino, como el financiero Jaime Castellanos y su esposa Patricia O´Shea, que el pasado viernes 1 de julio, en plena operación salida, hicieron una sufrida cola para catar los preciados niguiris y shasimis de Kirei (Kabuki).

Aeropuerto de Barajas Jaime Castellanos