Ana Pastor y Fernández Vara, dos médicos de postín en acción en el Palacio Real

Fue como una escena de película en que uno de los actores irrumpe entre un mogollón de gente en un estado de desesperación y grita: "¿Algún médico en la sala?". El Día de la Fiesta Nacional, como no podía ser de otra manera con 1.300 asistentes en un escenario cinematográfico como el imponente Palacio Real de Madrid, dio incluso para una de esas secuencias. Sucedió en mitad del cóctel que los Reyes ofrecieron en el comedor de gala, cuando una de las invitadas se desmayó durante unos segundos, seguramente fruto del calor por la concentración de gente.

La señora se desvaneció en uno de los laterales de la sala, evitando convertirse en protagonista. De hecho, muchos de los invitados ni siquiera se percataron. El evento siguió su transcurso, los corrillos de políticos sumaban periodistas, las bandejas de canapés se vaciaban... y quienes sí vieron lo sucedido y se acercaron de inmediato a tratar de reanimar a la señora fueron Ana Pastor y Guillermo Fernández Vara, que, además de políticos, son médicos de formación.

La presidenta del Congreso y el de la Junta de Extremadura se agacharon para colaborar en la recuperación de la invitada con dos médicos más de Patrimonio Nacional que también actuaron con mucha rapidez. La señora estuvo tendida en el suelo varios segundos, causando incertidumbre a los allí presentes, pero todo quedó en un susto y consiguieron incorporarla. Pastor se dirigió a ella para comprobar su estado y, en el momento en que un empleado de la casa se la llevaba en una silla de ruedas a otra sala más tranquila, el presidente extremeño la acompañó unos cuantos pasos para asegurarse de que se encontraba mejor. La invitada, visiblemente recuperada, se marchaba disgustada por lo sucedido en la recepción.

Pastor y Fernández Vara volvieron entonces a sus conversaciones y demostraron una vez más que en cualquier situación, incluso en una recepción con los Reyes en el Palacio Real, lo mejor que le puede ocurrir a uno es tener a un médico cerca. Porque nunca se sabe.