El 'capo' burgalés entre diputados y senadores

Palacio del Congreso de los Diputados. Jueves, 17 de noviembre. 13 horas. El Rey ha terminado su discurso de inauguración de la nueva legislatura y la presidenta, Ana Pastor, ha levantado la sesión.

Los casi 600 diputados y senadores hacen cola para el consiguiente besamanos a la familia real, que ya se encuentra en el Salón de los Pasos Perdidos. Dos parlamentarios castellano-leoneses conversan animadamente mientras esperan su turno de presentar sus respetos al jefe del Estado.

—Oye, ¿ese no es Michel Méndez Pozo? —, pregunta uno de ellos.

—¡Joder!, pues sí, es él…Le habrán dado ya acta de diputado… No se pierde ni una.

Se estaban refiriendo a Antonio Miguel Méndez Pozo, el constructor y editor de pequeños diarios provinciales que, sin embargo, ha conseguido hacerse con gran parte del poder real en las provincias de Castilla y León y también de Castilla-La Mancha, a través de su consorcio Promecal.

Méndez Pozo fue el primer empresario de la construcción condenado en España por corrupción, por cuyos delitos estuvo preso 18 meses. Después de pasar por la trena, se reinsertó en la sociedad, aumentando desde entonces su poder e influencia entre los políticos de casi todos los partidos. Incluso consiguió que los hoy Reyes de España, entonces Príncipes, inaugurasen la sede central de Promecal en la capital castellana.

Los parlamentarios, que confesaron tener a Méndez más miedo que a un granizo, porque saben cómo trata a sus enemigos en sus medios, siguieron sus pasos en el acto solemne presidido por el jefe del Estado. Tras el desfile militar, en efecto, Méndez Pozo se dirigió raudo y veloz en busca del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que sabe perfectamente quién es el mencionado personaje.

De lo que hablaron más allá del saludo y del "acuérdate de mí" quedó en secreto.