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El Confidente
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Juan Carlos vuelve a Baqueira de la mano de su anfitrión favorito
El maridaje entre la gastronomía y sus amistades sigue siendo el plan perfecto del rey Juan Carlos dos años después de su abdicación
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Desde que el rey Juan Carlos I abdicó en favor de su hijo, el monarca emplea gran parte de su tiempo en compartir mesa y mantel con amigos en algunos de los mejores restaurantes del país. Una ruta gastronómica que le ha llevado a lugares tan emblemáticos como Horcher, Arzak, Atrio o El Celler de Can Roca, entre otros.
Su última escapada le ha llevado a la estación de Baqueira Beret, donde este lunes comió en Casa Irene junto a su estimado amigo Miguel Arias, restaurador y dueño de los restaurantes Flanigan, Café Pino y Aspen, todos ellos frecuentados por el monarca de forma habitual. Antes del almuerzo, ambos acudieron en calidad de 'padrinos' a la presentación de 'Nuestro valle', un libro de la periodista Itxaso Elorduy en el que el monarca aparece descrito como "aranés de corazón" tras los "años muy felices" que pasó en la estación no solo como usuario, sino también como impulsor de la misma.
Tal y como recuerda Elorduy, una de las primeras mejoras que el monarca hizo por Baqueira fue "arreglar las clasas de Artíes, destruidas durante la riada que sacudió el valle en 1963".
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Más allá de una mera actividad de ocio, la nieve ha servido para forjar una de las amistades más importantes del Rey. Fue en Navacerrada, donde Arias comenzó sus negocios, donde el empresario y el monarca entablaron amistad mientras conducían una moto de montaña. "¿Esquiáis?", le preguntó Arias. "El día que decida esquiar te llamo", respondió. Dicho y hecho, en la siguiente Semana Santa se plantó en Baqueira con toda su familia.
Arias, sobrino del creador de la famosa estación de esquí, publicó hace un año 'Su último sueño', un texto sobre la historia de Baqueira que se suma al de Elorduy en el que cuenta cómo aquella zona paso de ser una región deprimida a un punto de encuentro de la 'beautiful people'. Una transformación que el Rey emérito apoyó y que sirvió para apuntalar una de sus amistades más cercanas.
Desde que el rey Juan Carlos I abdicó en favor de su hijo, el monarca emplea gran parte de su tiempo en compartir mesa y mantel con amigos en algunos de los mejores restaurantes del país. Una ruta gastronómica que le ha llevado a lugares tan emblemáticos como Horcher, Arzak, Atrio o El Celler de Can Roca, entre otros.