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Asadillo, butifarra, mazapán: los socialistas se animan a la costura... gastronómica
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Asadillo, butifarra, mazapán: los socialistas se animan a la costura... gastronómica

El martes, tras el pleno, la mayoría de los diputados del PSOE se apuntaron a la 'cena regional' con sus compañeros. Manchegos y catalanes tenían que llevar comida típica de sus comunidades

Foto: Patxi López, este 20 de diciembre, haciendo declaraciones a los medios en los pasillos del Congreso. (EFE)
Patxi López, este 20 de diciembre, haciendo declaraciones a los medios en los pasillos del Congreso. (EFE)

También se puede comer cosiendo. Como lo oyen. No tanto porque uno se ponga con la aguja, el hilo y el dedal mientras tiene el plato en la mesa, que también (si es habilidoso), sino porque las rencillas y las tensiones a veces se mitigan mejor con el mantel por delante.

Que se lo digan a los socialistas. Ellos, que van camino de montar una fábrica de corte y confección de tanto invocar el oficio de la costura. La costura interna, se entiende, el arte de intentar tejer alianzas, sanar un partido roto y desmembrado y en caída libre electoral. Échale guindas al pavo, que ahí es nada.

Quien dice guindas dice morteruelo, asadillo o butifarra. Porque esos fueron algunos de los platos que formaron parte del ejercicio de costura gastronómica al que se entregaron los diputados del PSOE el martes pasado.

Nos explicamos. En el grupo han ido cogiendo fuerza las 'jornadas gastronómicas', impulsadas (e inspiradas) hace casi cinco años por el asturiano Antonio Trevín. La cosa consiste en que, cada dos o tres meses, se elige un día de pleno, se escogen dos comunidades y se dice a los diputados de ambas autonomías que compren o cocinen platos típicos de la zona, y luego se apuntan al condumio todos los parlamentarios que quieran. Aunque todos deben pagar a escote tanto la comida como el alquiler del restaurante próximo al Congreso que acoge la celebración, el Ábaco, en la aledaña calle de Zorrilla.

Era la primera 'cena de fraternidad' de sus señorías socialistas tras la caída de Sánchez, y acudieron como 60 diputados. Los del no se la saltaron

Este martes, al término del pleno, era el día señalado para la ultima 'jornada gastronómica' del año. La primera desde la caída de Pedro Sánchez como secretario general. Las comunidades elegidas, Castilla-La Mancha y Cataluña. Y allá que se presentaron "en torno a 60 diputados". No está nada mal, porque en total son 84, y de ese tope hay que descontar a ocho de los 15 que votaron no a Mariano Rajoy el pasado 29 de octubre. Ninguno apareció por allí, pese a que en anteriores convocatorias sí se habían dejado ver. Caso de la comandante en retiro Zaida Cantera. Pero los 'ocho del no' —Margarita Robles, Odón Elorza, Luz Martínez Seijo, Rocío de Frutos, los baleares Sofía Hernanz y Pere Joan Pons y la misma Cantera— suelen actuar juntos, de forma gregaria, y tienden a apartarse del resto. A algunos no les apeteció, otros tenían otros compromisos previos (como Robles, con sus excompañeros del Supremo). Pero su ausencia logró irritar a algunos de los presentes. Los siete del PSC, en cambio, sí están más integrados en la dinámica del grupo y acudieron casi todos (el barcelonés Pepe Zaragoza se excusó por molestias en el estómago).


Hambre tras el pleno

La cena en el Ábaco comenzó tarde, porque el pleno acabó pasadas las 22:00. Aunque ya todo estaba más o menos listo, que sus señorías lo habían ido preparando durante la tarde a ratos muertos. Los manchegos llevaron asadillo, morteruelo y mazapán toledano de postre. Los catalanes, deliciosa 'botifarra amb mongetes' (potaje de alubias), lomo y cava para brindar. Comida exquisita aunque "consistente", que decían divertidos algunos diputados este miércoles, llevándose las manos al estómago. Claro que iban con hambre tras una sesión interminable.

La comida fue "consistente", aunque rica, según comentaban varios diputados este miércoles, cuando hubo, por cierto, copa del Congreso y del grupo

Hubo buen rollo. O eso comentaban los comensales. Poco se habló de política pura y dura, y menos de si Susana (Díaz), Pedro (Sánchez) o Patxi (López), que no todo en la vida son primarias. En el Ábaco se sentaron a la mesa los miembros de la gestora María Jesús Serrano y Ricardo Cortés (pero no Mario Jiménez ni Javier Fernández), ambos diputados, Micaela Navarro, Isabel Rodríguez, José Miguel Camacho, Meritxell Batet (en los fogones), Pilar Lucio... y hasta el propio Patxi López. Fueron falta el portavoz, Antonio Hernando, y su número dos, el andaluz Miguel Ángel Heredia.

Foto: El ministro Álvaro Nadal junto a Antonio Hernando y la portavoz socialista de Energía, Pilar Lucio, este 21 de diciembre en el Congreso. (EFE)

La cena acabó sobre las 00:30, aunque hubo quien salió después a tomar una copita y llevaba las legañas puestas al pleno de control al Gobierno, que como siempre comenzó a las nueve de la mañana, esta vez sin Mariano Rajoy, de viaje en Nueva York.


La de ayer era además la última sesión del año. La presidenta del Congreso, Ana Pastor, cerró a eso de las dos y pico de la tarde e hizo de anfitriona (con Patxi López, que para eso presidió la efímera XI Legislatura) de la copa de Navidad ofrecida por la Cámara a parlamentarios, periodistas y trabajadores de la casa. Los diputados del PSOE huyeron pronto. Había una explicación: ellos tenían a las tres la copa del grupo (privada, cerrada a prensa), encajada justo antes del arranque de las reuniones de comisión de la tarde. A la celebración sí acudieron varios parlamentarios del no. Incluso hubo alguno que bromeó con sus compañeros y soltó que el piscolabis salía de los 600 eurazos de multa que pagarán ahora los díscolos por no acatar el mandato del comité federal. Así que le tocaba comer más, que la nómina del mes vendría con menos pasta.

No se confíen. Esto es solo un paréntesis, que la batalla seguirá en 2017. Pero para pelear o para coser, mejor hacerlo con la tripa llena y con risas sobre el mantel. Algo influirá (se supone). Aunque sea para recomponer los afectos, que en política cuentan, y mucho.

También se puede comer cosiendo. Como lo oyen. No tanto porque uno se ponga con la aguja, el hilo y el dedal mientras tiene el plato en la mesa, que también (si es habilidoso), sino porque las rencillas y las tensiones a veces se mitigan mejor con el mantel por delante.

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