Spottorno no tiene quien le escriba… ni le contrate

La sombra de las tarjetas 'black' es alargada. Lo sabe bien Rafael Spottorno, que pese a glosar en su currículum servicios tan destacados como los de Jefe de la Casa Real (1993-2002) o jefe de gabinete del Ministerio de Asuntos Exteriores (con Fernández Ordoñez y Solana) ahora pasa los lunes, los martes, los miércoles, los jueves... al sol.

Su dique seco es común al de cualquiera de los 3,7 millones de parados que aún arrastra España. Sin embargo, Spottorno esperaba algo distinto. Tal vez que cuando pasara el chaparrón mediático por el lío de las tarjetas de Caja Madrid (Bankia) sonara el teléfono y al otro lado alguna voz conocida le ofreciera un algo digno de su pedigrí.

En almuerzos cargados de melancolía, sus amigos todavía le animan a mantener la esperanza. Y es que en otros tiempos no tan lejanos, más de una importante empresa le tendría ya sentado en su consejo como buen emérito. Sin embargo, la España de nuestros días, como lamentan sus confesores, ya no cuida a los servidores de la patria.

El disgusto de Spottorno ha ido creciendo cada día que el teléfono ha permanecido en silencio. Y mientras los meses pasan, aguarda el fallo de la Audiencia Nacional (visto para sentencia) que podrá condenarle como culpable (o no). Y entonces, quién sabe, igual alguien tiene a bien llamarle (o no). En cualquier caso, ya nada será como antes.