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¿Ese es el país que quieren?
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Juan Carlos Rodríguez Ibarra

En Nombre de la Rosa

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¿Ese es el país que quieren?

Entre los muchos discursos que se pronunciaron en la convención del PP, celebrada en Valladolid, destacan sobre los demás, el de la secretaria general de ese

Entre los muchos discursos que se pronunciaron en la convención del PP, celebrada en Valladolid, destacan sobre los demás, el de la secretaria general de ese partido, María Dolores de Cospedal, y el del presidente popular y presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Cospedal nos obsequió con estas perlas: “¿Qué es ser del PP?”, preguntó retóricamente a un auditorio aparentemente entregado a la mitinera. No esperó la respuesta, ella misma la llevaba preparada. “Ser del PP significa que amamos a España, que nos sentimos orgullosos de ser españoles”.

El discurso de Cospedal, seguramente, trataba de unir a quienes aparentemente entraban desunidos en ese conclave como consecuencia de las discrepancias que sobre el anteproyecto de ley sobre el aborto, sobre el liderazgo popular en Andalucía, sobre la financiación autonómica y sobre la respuesta del gobierno popular al terrorismo etarra habían manifestado cargos orgánicos e institucionales de ese partido en las semanas previas a la convención. Que lo consiguiera o no está por ver. De lo que no cabe la menor duda es de que ese pronunciamiento divide a la población española, cuando cualquier dirigente político lo que tendría que tratar, por todos los medios, es de unir a los españoles alrededor de un proyecto común de convivencia, de esfuerzo, de sacrificio y de renuncias que nos permita dejar atrás esta época tan desgraciada que nos está tocando vivir.

¿Cómo se puede tolerar que en un sistema democrático seas impelido a aplaudir al que gobierna o a callarte si no estás de acuerdo? ¿Cómo es posible que una sociedad democrática acepte discursos excluyentes como los pronunciados por Rajoy?

Si ser del PP es sinónimo de amor a España, ¿qué significa ser de otra opción política o no ser de ninguna en concreto? De nuevo el viejo y cochambroso pensamiento excluyente de la derecha española y el rancio patriotismo que trata de sacar del mismo a quienes no sientan o sean igual que ellos. Si se es del PP se ama a España; luego si no se es de ese partido, se odia o no se quiere a nuestro país. Ellos son los verdaderos y auténticos españoles, y el resto, es decir, la mayoría, los que nos son del PP, son sospechosos, traidores y enemigos de la patria. Es un argumento tan casposo que resulta ridículo en boca de quien supuestamente pretende aparecer como moderna y demócrata (“más moderna que las rancias feministas del PSOE”, que dijo la diputada popular Marta Torrato, en el debate parlamentario sobre la retirada del anteproyecto Gallardón).

Si ser del PP significa sentirse orgullosos de ser españoles, sin ningún tipo de matización o acotación, muchos de nosotros no queremos ser del PP para no sentir orgullo de ser españoles, cuando la situación de España conduce a la vergüenza y no al orgullo. ¿Se sentían Cospedal y los suyos orgullosos de ser españoles durante los cuarenta años de dictadura? Y sin retrotraernos tanto en el tiempo, ¿qué tipo de orgullo sienten Cospedal y los suyos cuando leen que los comedores sociales no dan abasto para atender a la cantidad de personas que se quedaron en paro sin ningún tipo de prestación económica por haber agotado todos los recursos? ¿No se tambalea el orgullo patriótico del PP cuando sabe que uno de cada dos jóvenes menores de 25 años está en situación de desempleo? ¿Y cuando ven las imágenes por televisión de los desahucios de cientos de personas mayores que se quedan sin hogar y sin techo que les cobije?  ¿Orgullo ciego por razones de nacimiento? ¡Para usted y los suyos, señora!

Y como todo lo que no sea PP no ama a España, en la versión Cospedal, Rubalcaba no merece el respeto del presidente popular y del Gobierno, Mariano Rajoy, que, dirigiéndose al líder del PSOE le espetó en esa misma convención: “¡O te callas, o reconoces el mérito de la gente!” ¿Cómo es posible que los que tanto aman a España aborrezcan a los españoles que no sienten o piensan como ellos, hasta el punto de que todo un presidente de Gobierno se permita la licencia de tratar de impedir que el líder de la oposición pueda mantener posiciones y discursos contrarios a los que tan orgullosos se sienten de ser españoles? ¿Cómo se puede tolerar  que en un sistema democrático seas impelido a aplaudir al que gobierna o a callarte si no estás de acuerdo?  ¿Cómo es posible que una sociedad  democrática acepte discursos excluyentes como los pronunciados por Rajoy?

 De nuevo, se vuelve a la  política del enfrentamiento, de buenos y malos, de los unos y los otros, del nosotros y ellos. ¿Ese es el país que quieren? ¿De ser como son es de lo que se sienten orgullosos?

Entre los muchos discursos que se pronunciaron en la convención del PP, celebrada en Valladolid, destacan sobre los demás, el de la secretaria general de ese partido, María Dolores de Cospedal, y el del presidente popular y presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Cospedal nos obsequió con estas perlas: “¿Qué es ser del PP?”, preguntó retóricamente a un auditorio aparentemente entregado a la mitinera. No esperó la respuesta, ella misma la llevaba preparada. “Ser del PP significa que amamos a España, que nos sentimos orgullosos de ser españoles”.

María Dolores de Cospedal Mariano Rajoy Alfredo Pérez Rubalcaba