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Juan Carlos Rodríguez Ibarra

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"Dicen que dicen..."

Decía la leyenda urbana que todos apostaban por Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, para hacerse cargo de la Secretaría General del PSOE

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Decía la leyenda urbana que los poderes económicos, financieros, empresariales, monárquicos y hasta el lucero del alba apostaban por Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, para hacerse cargo de la Secretaría General del PSOE en el Congreso Extraordinario convocado para el próximo mes de julio. A los únicos que se les oyó hablar de ese deseo fue a nueve secretarios regionales de otras tantas federaciones del PSOE que, por inspiración divina, salieron una tarde cualquiera de hace un par de semanas, para, por orden, pedir a Susana Díaz que se presentara a las primarias. De los demás que “dicen que decían” no se sabe ni media palabra. La presidenta andaluza ha demostrado, con su negativa a aceptar el regalo, más sensatez, más inteligencia, más visión de futuro y más sentido de partido que todos aquellos que la vieron como la mejor tabla para que algunos, que no el PSOE, pudieran salvarse del naufragio en el que andaban metidos desde que se conocieron los resultados por regiones de las elecciones europeas del 25 de mayo pasado.

Ya se sabe que Susana Díaz se ha descartado para desembarcar en Madrid y que en un ejercicio de responsabilidad política, partidario e institucional ha decidido consolidar y, a ser posible, estabilizar mediante una mayoría absoluta en las próximas elecciones autonómicas la presidencia del PSOE en la comunidad autónoma más poblada de España. Ha decidido cumplir su compromiso con los andaluces que en la primera ocasión en que su nombre se ha puesto en juego indirectamente en un proceso electoral, le han dado un resultado que vuelve a situar a los socialistas a la cabeza de las expectativas para las próximas elecciones autonómicas.

El gesto de Susana Díaz de renunciar a una posible Secretaría General del PSOE se vería reforzado si aquellos secretarios regionales, cuyos resultados electorales han sido manifiestamente mejorables, siguieran los pasos de Alfredo Pérez Rubalcaba y asumieran la responsabilidad de esos fracasos, dimitiendo, como ha hecho Pere Navarro, por el resultado del PSOE en sus territorios y por sus visiones alicortas de apostar, sin el menor género de dudas y sin consultar a sus afiliados, por quién les ha dado una lección de responsabilidad poniendo por encima de sus intereses personales, los intereses de su partido y los de la región que gobierna.

Por la visión de la jugada de la presidenta de Andalucía, la leyenda urbana no ha hecho fortuna, pero que nadie pierda las esperanzas de que no se esté ya inventando otro cuento para que los incautos piquen el anzuelo y se dejen seducir por lo que “dicen que dicen” los que saben. Si desde la militancia del PSOE se ha visto bien que el próximo secretario general sea elegido por el voto directo de los afiliados socialistas, el más mínimo rasgo de inteligencia debería impedir que sean otros, y no ellos, quienes decidan qué papeleta habrá que meter en la urna para decidir entre los nombres que aspiran a esa responsabilidad. Aprender la lección sobre el cuento que se contaba diariamente sobre la candidatura de Susana Díaz, debería servir para que la militancia socialista no se deje engañar en la forma en que trataron de embaucarla con sus cuentas y sus cuentos.

Con los candidatos en liza intentarán que pase lo que ha ocurrido estas últimas semanas. Las voces y los susurros volverán a hacerse eco de mentiras, medias verdades y patrañas. Quienes dieron por seguro, según fuentes bien informadas, que Susana Díaz se presentaría para dirigir el PSOE federal, o se equivocaron de cabo a rabo, o no tenían ni idea de lo que decían y repetían el cuento sin venir a cuento, o mentían con el afán de decidir ellos lo que más les interesaba. Seguro que volverán a las andadas y aparecerán nuevas leyendas urbanas tratando de llevar el agua a su molino. Sería deseable que la vacuna de estos últimos días sirviera para que los afiliados socialistas no caigan en el enredo de quienes “dicen que dicen” o de quienes parece ser que andan todo el día apostando, creyendo que están en un casino en lugar de en un partido centenario.

Sólo faltaría que a estas alturas de la película, los militantes del PSOE perdieran su autonomía para hacer aquello que crean que deben hacer.

Decía la leyenda urbana que los poderes económicos, financieros, empresariales, monárquicos y hasta el lucero del alba apostaban por Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, para hacerse cargo de la Secretaría General del PSOE en el Congreso Extraordinario convocado para el próximo mes de julio. A los únicos que se les oyó hablar de ese deseo fue a nueve secretarios regionales de otras tantas federaciones del PSOE que, por inspiración divina, salieron una tarde cualquiera de hace un par de semanas, para, por orden, pedir a Susana Díaz que se presentara a las primarias. De los demás que “dicen que decían” no se sabe ni media palabra. La presidenta andaluza ha demostrado, con su negativa a aceptar el regalo, más sensatez, más inteligencia, más visión de futuro y más sentido de partido que todos aquellos que la vieron como la mejor tabla para que algunos, que no el PSOE, pudieran salvarse del naufragio en el que andaban metidos desde que se conocieron los resultados por regiones de las elecciones europeas del 25 de mayo pasado.

Susana Díaz Alfredo Pérez Rubalcaba Pere Navarro