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Enjuagues y cambalaches
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Juan Carlos Rodríguez Ibarra

En Nombre de la Rosa

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Enjuagues y cambalaches

Esto es lo que escribía Rafael Simancas, miembro de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, en la Revista Sistema, días antes de la celebración de las Europeas

Foto: Elena Valenciano y Martin Schulz. (Efe)
Elena Valenciano y Martin Schulz. (Efe)

Esto es lo que escribía Rafael Simancas, miembro de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, en la Revista Sistema, unos días antes de la celebración de las Elecciones Europeas del pasado 25 de mayo: “La pareja formada por Martin Schulz y Elena Valenciano tiene la responsabilidad de ofrecer un modelo de desarrollo alternativo para Europa, frente a la continuidad del austericidio y la Troyca que representan Jean-Claude Juncker y Mariano Rajoy. Porque las metas son distintas, porque las ideas son diferentes, y porque también existen referentes contrapuestos. Juncker y Rajoy tienen como modelo a Merkel y sus políticas procíclicas de ajuste. Schulz y Valenciano se fijan en las políticas anticíclicas y de estímulo al crecimiento y el empleo que ha aplicado la administración Obama en los Estados Unidos”.

Esto otro es lo que afirmaba Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE y candidata número 1 en la lista electoral del PSOE a las Elecciones Europeas de ese mes de mayo: “Juncker es más de lo mismo, uno de los mejores representantes del austericidio; alguien que ha defendido mucho más los paraísos fiscales que a España y a los europeos". Para Valenciano -continúa la cita-, “la designación de Juncker confirma que los populares europeos, familia en la que se encuadra el PP español, optan por “más de lo mismo: el mismo modelo que ha hecho que los trabajadores y las trabajadoras, que las clases medias europeas, no sólo se empobrezcan, sino que se alejen completamente del proyecto europeo”, algo a lo que se opone una socialdemocracia que dice “un no como una casa” a “la misma política; a los mismos dirigentes de la derecha europea”.

Y esto es lo que criticaba Ramón Jáuregui, número dos de la candidatura de Valenciano: que el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no haya aprovechado su encuentro con el candidato del PP a Presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, para pedirle "que pare ya el paraíso fiscal de Luxemburgo".

Ya se sabe que el pasado 27 de junio, la cumbre europea de jefes de Estado y de Gobierno designó a Juncker como candidato a Presidente del Consejo de la Unión Europea. Ahora queda que el Europarlamento ratifique con su voto mayoritario esa candidatura conservadora. No parece que vaya a haber sorpresas porque el candidato socialdemócrata a presidir esa misma comisión, el alemán Martin Schulz ya ha confirmado el voto de su grupo a Juncker; eso sí, poniendo algunas condiciones, como por ejemplo, que el alemán fuera el número dos de Juncker en la Comisión, en un papel similar al que juega el vicecanciller Sigmar Gabriel en la gran coalición alemana de Angela Merkel. “Juncker me quiere en su Comisión”, aseguró el 11 de junio pasado en un encuentro con varios periódicos, “y eso facilitaría las cosas entre los dos grandes partidos”. Pues nada, no ha hecho falta que se cumpliera esa condición, aunque el candidato socialdemócrata no se va a ir frustrado para su casa: Juncker Presidente de la Comisión y Schulz Presidente de la Eurocámara.

Y aquellos que dimos nuestro voto a los candidatos socialistas, confiados en las bondades del proyecto que encabezaba el germano y aterrados por las atrocidades que para Europa, y por la tanto para España, habían significado y significarían las políticas del Presidente del Eurogrupo, ¿tenemos derecho a que se nos dé una explicación lo más exacta posible de las razones que van a llevar a los eurodiputados socialistas españoles a votar a semejante personaje? ¿Piensa la dirección del PSOE que con la elección de Juncker continuará la política de austericidio, como afirmaba Simancas, o estaba equivocado en sus predicciones el dirigente socialista? ¿Piensa la dirección socialista que Juncker va a seguir defendiendo a los paraísos fiscales más que a España y a los europeos, o piensa que se equivocó la candidata socialista y que con el luxemburgués vamos a tener un magnífico defensor de nuestros intereses? ¿O acaso los socialdemócratas europeos han exigido a Juncker que pare ya los paraísos fiscales como pedía Jáuregui que hiciera el Presidente Rajoy?

No parece que nada de eso haya ocurrido; que de lo que se trata es de un bonito intercambio de cromos: “Tú me das tu voto para que yo presida la Comisión y yo te voto a ti para que presidas la Eurocámara. Total si los eurodiputados no se enteraban de lo que firmaban con los planes de pensiones, ¿por qué se van a enterar de lo que acordemos en nuestro beneficio?”. No me cabe la menor duda de que los ciudadanos aplaudimos los acuerdos entre formaciones políticas cuando el resultado de los mismos permite avanzar en justicia, libertad y equidad; pero los repudiamos cuando percibimos enjuagues para satisfacer intereses personales o cambalaches sin principios y sin explicaciones que los justifiquen. Salvo opinión mejor fundada, creo que estamos única y exclusivamente ante un juego de reparto de poder. Y en ese juego no deberían entrar aquellos a quienes dimos nuestro voto para hacer lo contrario de lo que van a hacer.

Esto es lo que escribía Rafael Simancas, miembro de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, en la Revista Sistema, unos días antes de la celebración de las Elecciones Europeas del pasado 25 de mayo: “La pareja formada por Martin Schulz y Elena Valenciano tiene la responsabilidad de ofrecer un modelo de desarrollo alternativo para Europa, frente a la continuidad del austericidio y la Troyca que representan Jean-Claude Juncker y Mariano Rajoy. Porque las metas son distintas, porque las ideas son diferentes, y porque también existen referentes contrapuestos. Juncker y Rajoy tienen como modelo a Merkel y sus políticas procíclicas de ajuste. Schulz y Valenciano se fijan en las políticas anticíclicas y de estímulo al crecimiento y el empleo que ha aplicado la administración Obama en los Estados Unidos”.

Mariano Rajoy Jean-Claude Juncker Angela Merkel