Es noticia
Volver a empezar: del fin de las subvenciones a los minijobs
  1. España
  2. Facturas Pendientes
Pilar García de la Granja

Facturas Pendientes

Por
Pilar García de la Granja

Volver a empezar: del fin de las subvenciones a los minijobs

José Luis Garci tituló una de sus obras maestras con una frase recurrente aplicable a todo tipo de situaciones. A la económica también. Es cierto que

José Luis Garci tituló una de sus obras maestras con una frase recurrente aplicable a todo tipo de situaciones. A la económica también. Es cierto que toda acción tiene sus consecuencias y, en materia económica, aún mas, pero cuando la situación es la que es, parece razonable echarle una pensadita. En la primera semana de curso tenemos encima de la mesa cuatro rescates a comunidades autónomas. Cada una de ellas tiene armado un discurso político detrás. Sin embargo, la explicación es mucho más sencilla: el endeudamiento de estos territorios ha llegado a tal nivel que nadie presta dinero para seguir manteniendo sus cuentas públicas. Los acreedores exigen el pago de sus servicios y préstamos anteriores, al tiempo que los ciudadanos no están dispuestos a renunciar a todo aquello que, durante años, pensaron -falsamente- que era gratis, o una especie de premio vitalicio.

Cataluña, Valencia, Andalucía y Murcia han acudido -bajo distintas nomenclaturas dialécticas- al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). El caso catalán es el más preocupante, toda vez que no tienen dinero ni para finalizar el mes de septiembre y pide un crédito puente. En 2004 existían en España las mismas 17 CCAA, pero había una Ley de Techo de Gasto que desapareció con el presidente Zapatero (barra libre). Ahora está en la Constitución el límite de endeudamiento a presente y futuro, ¿pero cómo se paga lo que debemos de la fiesta? Círculo vicioso en el que, en recesión y sin capacidad de inversión -pública y privada-, parece muy complicado sobrevivir.

¿Dónde estuvo el recorte de gasto en 2011? La respuesta es fácil: no hubo. Para que la vía Draghi tenga los efectos deseados a medio plazo, los ciudadanos tenemos que ser conscientes de que nuestro futuro inmediato no solo es incierto, sino mucho peor incluso que nuestro pasado reciente.No hay reforma sin dinero, no hay crecimiento sin inversión, no hay crédito con deudas… ¿o sí? El BCE de Draghi podría haber encontrado la fórmula: compra de deuda a corto para financiar los actuales vencimientos y relajar los precios de colocación en el medio plazo. Se trata de una financiación de países endeudados, bajo mesa, pero con condiciones de estricto cumplimiento -independientemente del MEDE, pero acompañado de este Fondo de Rescate total de los países- mientras se busca la famosa “integración fiscal y financiera bajo supervisores claros y activos”, que se sigue negociando en Bruselas.

La solución Draghi es intermedia, frente a la doctrina ultraortodoxa del Bundesbank y las querencias festivopastoriles de los países periféricos, que hubieran preferido más dinero gratis y no tener que hacer esfuerzos. En todo caso, pongamos que el BCE compra bonos y se relaja el diferencial de la prima de riesgo y el tipo de interés, ¿cómo afectaría al endeudamiento anterior y a la corrección del déficit público? ¿Cómo se hace frente al recorte de gasto, que es nuestro verdadero problema? Podremos financiar los intereses de la deuda a futuro, en vencimiento más barato, pero la ya comprometida se mantiene en el nivel comprometido y el endeudamiento solo se puede pagar con ahorro.

De hecho, la revisión final del déficit público de 2011 se puede elevar al 9,2% del PIB, unos 92.000 millones de euros que nos gastamos más de lo que ingresamos. ¿Dónde estuvo el recorte de gasto en 2011? La respuesta es fácil: no hubo. Para que la vía Draghi tenga los efectos deseados a medio plazo, los ciudadanos tenemos que ser conscientes de que nuestro futuro inmediato no solo es incierto, sino mucho peor incluso que nuestro pasado reciente. Ya hay casi seis millones de ciudadanos sin empleo y queriendo trabajar. Ante esta situación dramática, grandes remedios: reforma laboral, posibilidad de contratación por horas, por días, por meses. Si un desempleado de larga duración puede recibir un subsidio de 400 euros, ¿por qué no esos minijobs o trabajo por horas que le permitan sentirse útil a la sociedad, a su familia y orgulloso de sí mismo?

Al mismo tiempo conviene, de una vez, acabar con las primas a las renovables tal y como están diseñadas, con el salvamento de bancos inviables, con lobbies absurdos (esos que define César Molina como de “intrínseca relación con el poder político establecido”), con empresas públicas que viven de subvenciones públicas, que son nuestros impuestos. De esta crisis vamos a salir, no hay mal que dure cien años, en nuestra mano está que dure solo dos o tres.

José Luis Garci tituló una de sus obras maestras con una frase recurrente aplicable a todo tipo de situaciones. A la económica también. Es cierto que toda acción tiene sus consecuencias y, en materia económica, aún mas, pero cuando la situación es la que es, parece razonable echarle una pensadita. En la primera semana de curso tenemos encima de la mesa cuatro rescates a comunidades autónomas. Cada una de ellas tiene armado un discurso político detrás. Sin embargo, la explicación es mucho más sencilla: el endeudamiento de estos territorios ha llegado a tal nivel que nadie presta dinero para seguir manteniendo sus cuentas públicas. Los acreedores exigen el pago de sus servicios y préstamos anteriores, al tiempo que los ciudadanos no están dispuestos a renunciar a todo aquello que, durante años, pensaron -falsamente- que era gratis, o una especie de premio vitalicio.