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Dudas sobre el Presupuesto para desempleo 2013
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Pilar García de la Granja

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Pilar García de la Granja

Dudas sobre el Presupuesto para desempleo 2013

En el año 2010, la economía española, inmersa en la crisis financiera global desde hacía dos años, creció un -0,3%. Los efectos en el mercado de

En el año 2010, la economía española, inmersa en la crisis financiera global desde hacía dos años, creció un -0,3%. Los efectos en el mercado de trabajo de esta reducción de la actividad fueron devastadores: el empleo se redujo, en promedio, un 2,3% y la tasa de desempleo aumentó, también en promedio, dos puntos porcentuales, desde el 18,0% al 20,1%. Las principales macromagnitudes que definen el escenario macroeconómico que perfila el Gobierno, en el que se basa el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2013, no cuadran a primera vista.

El Ejecutivo augura un crecimiento económico del -0,5% en contra de las previsiones de la mayor parte de las instituciones y analistas, que se sitúan próximas al -1,5%. Pero éste no es el principal problema, sino la previsión de crecimiento del empleo, que estima en el -0,2%, y la tasa de desempleo, que alcanzaría el 24,3% (en promedio) frente al 24,6% del presente año. Es decir, considera un crecimiento aún más exiguo que en 2010 (-0,5% frente a -0,3%) pero, a diferencia de lo que ocurrió hace sólo dos años, el empleo se reducirá 2,1 puntos y la tasa de desempleo no sólo no aumentará dos puntos, sino que se reducirá tres décimas.

Y el problema es que, dadas estas previsiones del mercado de trabajo, se subestima, en mi opinión, la evolución del gasto en prestaciones por desempleo para 2013. Lógicamente, las proyecciones de gasto deberían ser muy distintas si el empleo se reduce en 30.000 personas que si lo hace en medio millón. Y el gasto en  prestaciones por desempleo no será el mismo si la cifra media de desempleados en 2013 es de 5,5986 millones o de 6,2 millones, como parece más probable; es decir, nada menos que 600.000 desempleados más.

Resulta previsible que el gasto en prestaciones por desempleo siga aumentando, dada la evolución de la economía, y también el de las pensiones, desde luego muy por encima del crecimiento nominal del PIB. Pero resulta que cumplir los compromisos con Europa exige mantener el gasto en prestaciones sociales en el 15,9% del PIB

Suponiendo que el gasto en prestaciones por desempleo no se aleje demasiado de la cifra prevista para este año, que se aproxima a 30.800 millones de euros (el 2,9% del PIB), debería tenerse en cuenta que en 2013 el compromiso es reducir esta cifra al 2,8% del PIB. Ello implicaría que el gasto en desempleo debería situarse como máximo en 29.800 millones, es decir, que el gasto en prestaciones por desempleo debería reducirse un 3%. Conclusión: aunque podría haber 6,2 millones de desempleados, el gasto va a disminuir el 3%. Esta regla de tres no parece muy real.

Para terminar de cuadrar el proyecto de presupuestos, el Gobierno aumentará las pensiones un 1% en 2013. La experiencia de este año muestra que el incremento de las pensiones del 1% conduce, por el aumento del número de pensionistas y el efecto sustitución, a un incremento del gasto del 4,5% como mínimo. Si el crecimiento nominal del PIB va a ser del 1,2% (según las estimaciones del Gobierno, aunque podría ser del 0,5% o incluso nulo) ello significaría que el gasto en pensiones va a crecer al menos 3,2 puntos más que el PIB en 2013.

El Ejecutivo estima que la disminución de la partida para el desempleo es causa directa de las reformas emprendidas desde el Ministerio de Fátima Báñez, titular de Empleo. El Decreto de julio reduce a partir del sexto mes la prestación a los parados y endurecen los subsidios “asistenciales”, reduciéndose significativamente la partida destinada a estas cuestiones. Es posible que el efecto del Decreto de julio, junto con la reducción de la partida destinada a fomentar las políticas activas de empleo y la supresión de las ayudas a los ERE temporales, ayude a controlar la partida para el desempleo, pero también es posible -atendiendo a las previsiones macroeconómicas- que no. El Gobierno  ha reducido la partida un 6,3%.

Por tanto, resulta previsible que el gasto en prestaciones por desempleo siga aumentando, dada la evolución de la economía, y también el de las pensiones, desde luego muy por encima del crecimiento nominal del PIB. Pero resulta que cumplir los compromisos con Europa exige mantener el gasto en prestaciones sociales en el 15,9% del PIB, tal y como figura en el plan presupuestario 2013-2014 enviado hace sólo un mes a Bruselas.

Al margen de las dudas sobre la verosimilitud del presupuesto, al igual que sobre la ejecución del presente año, el  presupuesto, ya sobre el papel, es claramente insuficiente de cara a la situación que estamos atravesando; desafortunadamente, no estamos ante una situación grave, sino ante una catastrófica. La salida de la misma depende de que el Gobierno, los partidos políticos, los agentes sociales y la sociedad entera asuman esta realidad. Por el momento, esto no se ve.

En el año 2010, la economía española, inmersa en la crisis financiera global desde hacía dos años, creció un -0,3%. Los efectos en el mercado de trabajo de esta reducción de la actividad fueron devastadores: el empleo se redujo, en promedio, un 2,3% y la tasa de desempleo aumentó, también en promedio, dos puntos porcentuales, desde el 18,0% al 20,1%. Las principales macromagnitudes que definen el escenario macroeconómico que perfila el Gobierno, en el que se basa el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2013, no cuadran a primera vista.

Prestaciones por desempleo Presupuestos Generales del Estado