Es noticia
Esperanza
  1. España
  2. Facturas Pendientes
Pilar García de la Granja

Facturas Pendientes

Por
Pilar García de la Granja

Esperanza

Vaya por delante que, en mi opinión, Fátima Báñez es uno de los grandes activos del Gobierno de Mariano Rajoy. Creo que es la única que

Vaya por delante que, en mi opinión, Fátima Báñez es uno de los grandes activos del Gobierno de Mariano Rajoy. Creo que es la única que dice lo que piensa, piensa lo que dice y hace lo que piensa y dice. Por ello, porque ha llevado a cabo una reforma laboral valiente -que, por cierto, es imposible que dé algún fruto si no hay crecimiento económico-, me parece inaudito que el pasado viernes la dejaran sin trabajo para el resto de la legislatura los tres ministros que son los verdaderos responsables de la situación económica actual.

Cuando los máximos encargados de la estabilización de la economía, del equilibrio de los ingresos y los gastos de una empresa llamada España, y de buscar el marco legal que genere una riqueza que desemboque en la creación de empleo (es decir: Montoro, De Guindos y Sáenz de Santamaría), anuncian que en el año 2015 habrá más paro que en 2011, han acabado con el Ministerio de Trabajo y sus funciones. De hecho, cuatro días después del anuncio aún no acierto a entender cómo fue posible. ¿Qué harán los funcionarios del Ministerio de Trabajo a partir de ahora? Si se supone que el paro seguirá subiendo mes a mes durante los próximos tres años, ¿qué contarán en las ruedas de prensa los secretarios de Estado de Trabajo? Es, sencillamente, pasmoso.

Uno puede justificar lo complicado que resulta cuadrar las cuentas públicas con un desfase tan extraordinario como el que se encontró el Gobierno de Rajoy. Pero no es posible que se anuncie que el desempleo desaparece del mapa de las prioridades, porque no habrá capacidad de generar puestos de trabajo de forma sostenible hasta el año 2015. Ni se lo merece Fátima Báñez ni su equipo, ni se lo merecen los españoles.

Muchos miles de votantes del PP pensaron que era el único partido que podía convertirse en lo que necesitaba España: un liderazgo serio que pusiera orden, que barriera las suciedades y desengrasara tanta rigidez acumulada durante añosY no se lo merecen porque, en realidad, se pueden hacer otras cosas que este Gobierno, voluntariamente, prefiere retrasar, matizar e incluso evitar. Es evidente que el descuadre de las cuentas públicas que dejó el Partido Socialista era "colosal". No hay duda de ello. ¿O sí? Porque uno lee el domingo las declaraciones del titular de Economía al diario ABC, en las que asegura que “se han puesto en lo peor”, y ya entiende todavía menos.

El ministro Luis de Guindos aseguró el viernes pasado, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, que la situación macroeconómica presentaba desequilibrios “colosales” que había que atajar de forma inmediata. El ministro, tal y como asegura el profesor Recarte, es el “representante de la UE y la troika” en España. El encargado de corregir los desequilibrios es Montoro, responsable de Hacienda y Administraciones Públicas. Una cartera “verdaderamente complicada, la más dura”, según Recarte, porque debe subir los impuestos, recortar el gasto, cuadrar el balance y llevar a cabo la reforma de las Administraciones Públicas. Todo esto es verdad, pero no parece que ni el uno ni el otro estén acertando. Ni siquiera parece que estén de acuerdo. Y si esto no es así, debieran hacer un esfuerzo inmediato y contundente para que parezca lo contrario.

Recarte cree que las previsiones de paro de este año son “algo mejores”, porque en su opinión “unos 400.000 españoles abandonarán España” y, por lo tanto, se estabilizará el dato. Para el profesor Gay de Liébana, se “irán muchos menos, y la cifra del paro podría superar el 28%”. Pase lo que pase, no habrá empleo hasta que la economía no crezca, y la economía no crecerá hasta que haya crédito en la economía real, un crédito que al menos financie el circulante de las empresas para que puedan sobrevivir.

No es razonable pensar que sólo subsistirán a esta crisis aquellas empresas que exporten. Los países -menos aquellos a los que sustenta el petróleo, y no todos- no viven sólo de las exportaciones. Sí pueden vivir de la financiación exterior -es el caso, en gran medida, de Estados Unidos- pero, claro, no puedes tener 17 Administraciones Públicas distintas que te vuelvan loco, no puedes poner trabas a la inversión, tener marcos jurídicos inestables, instituciones serias, creíbles y confiables, responsables públicos honrados, separación de poderes con justicia independiente, eficiente, y cuyas sentencias no se modifiquen al libre albedrío…

El Consejo de Ministros del pasado viernes dejó sin esperanza a millones de españoles, aunque sea para “no llevarse sorpresas”, como asegura De Guindos. Estoy segura de que muchos votantes del PP lo fueron por convicción, creyendo sinceramente que el PP era la mejor opción. Pero muchos miles, seguro, pensaron que era el único partido que podía convertirse en lo que necesitaba España: un liderazgo serio que pusiera orden, que barriera las suciedades y desengrasara tanta rigidez acumulada durante años. Muchos votantes esperaron a que pasaran las andaluzas, comprendieron la necesidad de que pasaran las catalanas, tuvieron una paciencia infinita. Muchos votantes sintieron como propia la alegría de que la prima de riesgo bajara de manera acusada. Pero, de repente, el Gobierno les explicó que no puede hacer nada en lo que les importa: el empleo. O que da igual lo que haga. El presidente Rajoy es un hombre formado, con sentido común, de prioridades; no es un irresponsable, ni creo que le guste trasmitir malas noticias ni el fracaso de su Ejecutivo. Por ello, porque la situación de España es tan terrible, una quiere creer, creer una vez más, porque dejar de creer es el fin de la esperanza, que es como decir que es el fin de la política. 

Vaya por delante que, en mi opinión, Fátima Báñez es uno de los grandes activos del Gobierno de Mariano Rajoy. Creo que es la única que dice lo que piensa, piensa lo que dice y hace lo que piensa y dice. Por ello, porque ha llevado a cabo una reforma laboral valiente -que, por cierto, es imposible que dé algún fruto si no hay crecimiento económico-, me parece inaudito que el pasado viernes la dejaran sin trabajo para el resto de la legislatura los tres ministros que son los verdaderos responsables de la situación económica actual.