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10 claves para el 25-M: mucha abstención no beneficia a PP/PSOE… ¿o sí?
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Enrique Cocero | José Barros

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10 claves para el 25-M: mucha abstención no beneficia a PP/PSOE… ¿o sí?

1. Prohibido publicar encuestasLa Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) prohíbe la publicación de nuevas encuestas en la última semana de campaña. Esta medida pretende

1. Prohibido publicar encuestas

La Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) prohíbe la publicación de nuevas encuestas en la última semana de campaña. Esta medida pretende evitar la presión e influencia que sobre la opinión pública siempre ejerce todo sondeo. En el caso de las próximas elecciones europeas del 25 de mayo, esta prohibición se traduce en que los medios de comunicación españoles desde el pasado día 19 ya no publican más encuestas.

Ahora bien, la LOREG, como es lógico, sólo tiene vigencia sobre el conjunto del territorio nacional. Los medios de comunicación extranjeros, evidentemente, tienen todo el derecho del mundo a publicar sondeos sobre cualquier elección que acontezca en España; y los medios españoles, a su vez, pueden dar noticias sobre medios de comunicación extranjeros que informan sobre encuestas electorales que afectan a España. ¿Alambicado? Tal vez, pero la hipótesis que acabamos de formular ya ha sucedido en más de una ocasión. Sin ir más lejos, el pasado 22 de noviembre de 2012 el periódico inglés The Guardian publicó una encuesta de Sigma 2 –la empresa de sondeos que habitualmente trabaja para el diario El Mundo– en la que vaticinaban un fuerte descenso en votos para CiU en las elecciones catalanas de dicho año. Hecha la ley…

2. ¿…desde 1985?

Hecha la trampa. La LOREG fue redactada en 1985, cuando Sergey Brin, unos de los fundadores de Google y por entonces un niño que años antes había emigrado a Estados Unidos desde la URSS, estaba en 6º curso. La principal ocupación de Larry Page –el otro fundador de Google– aquel año, y las de Dorsey, Glass, Stone y Williams –los fundadores de Twitter– era asistir todos los días a su colegio de primaria.

Pero en pleno reinado de las redes sociales y de la comunicación 2.0, lo más educado que se puede decir de la actual Ley Electoral es que se ha quedado obsoleta. Hoy en día no es necesario publicar ninguna encuesta en ningún medio español. Basta con entrar en Twitter, seguir a la gente del Electionista o visitar las webs de periódicos extranjeros que hayan publicado sondeos durante estos últimos cinco días. No será mal momento para plantear una revisión en toda regla de dicha ley. O, ya puestos, de la conveniencia de la existencia de la misma jornada de reflexión.

3. Quincena electoral

El desapego ciudadano hacia los comicios europeos, lejos de ser flor de un día, es una constante desde que se celebran estas elecciones. ¿Causas? Probablemente, la inexistencia de una conciencia nacional europea

El próximo fin de semana no sólo en España estaremos de elecciones –europeas, en este caso–. El resto de países miembros de pleno derecho de la Unión también nos acompañarán en la misma jornada electoral. Del resultado de esta votación, que incumbe a 500 millones de ciudadanos, saldrá el Parlamento que desde Bruselas regirá al Viejo Continente durante los próximos cinco años. Pero no sólo se celebran estos comicios. Durante la semana en curso, Lituania, Colombia, Bélgica y Ucrania elegirán a su primer ministro, mientras que en Inglaterra, Irlanda del Norte, Montenegro, Italia y Alemania aprovecharán la convocatoria europea para también elegir a sus representantes regionales y/o municipales. Y el próximo día 26, Egipto elegirá a su próximo presidente de la república. Pedimos perdón por la cursilada, pero esta quincena está siendo todo un festival planetario de la Democracia.

4. Recuento de votos

Para todos los frikis de las elecciones –haberlos, haylos–; aquellos que el próximo domingo, desesperados, estarán con una oreja pegada a la radio mientras zapean por todos los canales de TV y navegan en internet a la caza de algún indicio sobre quién ha ganado los comicios europeos, aquí van unos cuantos consejos prácticos: las mesas con menor índice de participación y las de municipios pequeños son las que primero se escrutan; al electorado también le influye el movimiento solar, por lo que suelen llegar antes los resultados de las mesas del este de España; y los resultados de las Islas Canarias, afectadas por su particular horario, llegarán una hora más tarde y, por tanto, serán los últimos en conocerse.

5. Horarios de apertura (y cierre)

Aunque el conjunto de los 28 países miembros de la UE celebrará elecciones al Parlamento de Bruselas, las diferencias entre norte y sur, entre este y oeste, son evidentes; incluso se hacen presentes en el mismo horario de la jornada electoral. Mientras que los ingleses tendrán abiertos sus colegios electorales de siete de la mañana a diez de la noche, los españoles, de costumbres más relajadas, abriremos nuestros colegios a las nueve de la mañana y los cerraremos a las ocho.

Pero tampoco hay que regodearse gratuitamente en el tópico: los horarios de los colegios electorales daneses serán idénticos a los nuestros. En cuanto a los alemanes, los supuestos campeones del trabajo y la austeridad, podrán madrugar una hora más que los españoles para ir a votar –sus colegios abrirán a las ocho de la mañana–, pero tendrán que darse algo más de prisa que los españoles para hacerlo porque a la seis de la tarde –dos horas antes que en España– estos cerrarán las puertas. La que bate todos los récords en cuanto a horarios electorales es Italia. Abre sus colegios como los más madrugadores –a las siete de la mañana y los cierra más tarde que nadie: a las once de la noche. Y hasta que los italianos no plieguen velas, no se comenzará a liberar información.

6. La persistente abstención

La existencia de estos partidos no tiende a perpetuarse. ¿Por qué? Porque la circunscripción única para toda España es una característica exclusiva de los comicios europeos que en el resto de las elecciones no se repite. Y, si no hay representación nacional, dentro de un año ya no tendrán eco

Mucho se está hablando de que la abstención en estas elecciones rondará porcentajes históricamente altos, lo que probablemente será cierto, y de que la causa de este elevado índice será la crisis y la corrupción y el comportamiento del político en general, lo cual ya no es tan cierto.

El desapego ciudadano hacia los comicios europeos, lejos de ser flor de un día, es una constante desde que se celebran estas elecciones. Basta ver la evolución de su índice de participación en el conjunto de la UE: del 62% de 1979 al 43% de 2009. En estos treinta años, el vector de participación en los comicios se ha mantenido siempre descendente (o el de la abstención ascendente, como prefieran). ¿Causas? Probablemente, la inexistencia de una conciencia nacional europea. Una vez difuminado el entusiasmo inicial con el proyecto, la tónica general tiende hacia el desencanto. Bruselas, para la mayoría de los ciudadanos de la UE, sigue siendo un ente lejano y abstracto; y esto, a nivel electoral, se nota, y vaya si se nota.

7. España 'is not so different'

El nivel de abstención en España con respecto a las elecciones al Parlamento de Bruselas es similar en promedio al resto de la UE. Desde 1987, año en el que sentimos cierta ilusión al votar en Europa por primera vez, la desafección hacia estos comicios ha sido creciente. En aquel año, la abstención en las europeas fue del 31,48%; menor, pues, que en las municipales, que estuvo en el 35,80%.

A partir de entonces, el único momento en el que la participación en las europeas se equiparó a la abstención habitual fue en junio de 1999, cuando en la misma jornada electoral volvieron a coincidir europeas y municipales. En aquel año, la abstención en las europeas fue del 37% y en las municipales del 36 %.

Por lo demás, si las europeas se convocan en solitario, la abstención se dispara. Fijémonos en 1989, cuando estas se celebraron en junio y las legislativas en octubre. En el primer caso, la abstención fue del 45,5% y en el segundo del 30,3%. En 2004, cuando las legislativas fueron en marzo, la abstención fue del 24,3%. En las europeas, que se celebraron en junio del mismo año, rondó el 55%.

Y ahora abordemos la pregunta del millón. ¿Tiene alguna incidencia la abstención en el resultado electoral? En las dos elecciones en la que ha habido mayor índice de abstención –2004 y 2009–, los dos partidos mayoritarios han sacado en torno a seis millones de votos dejando al tercero –agrupaciones nacionalistas– sensiblemente por debajo del millón de votos captados. De los minoritarios, ninguno llegó al 6% en su mejor resultado.

Para este año se espera una alta abstención y una alta representación; un escenario similar a 1989, cuando la abstención rondó el 45% y entraron once formaciones. Aquel año, además de salir electos los partidos clásicos –incluido el CDS–, en el Europarlamento se sentaron Herri Batasuna, el Partido Andalucista, CDS y la Agrupación Ruiz-Mateos. Cabe recordar que, en 1989, el PSOE para sus contrincantes todavía era una meta lejana; los socialistas obtuvieron su segundo mejor resultado europeo (39,6%), sólo superado en los comicios a Bruselas de 2004.

Así que para este año se espera algo más de abstención y similar número de formaciones que en 1989, y también dos partidos claramente destacados. Otra cosa es que se repita el número de escaños, pero lo importante es ver cuánta gente sigue llevando cada uno de los grandes a las urnas y cuál es la teórica transferencia de votos

¿Y qué pasará el próximo domingo? Tenemos que ser cautos; recordemos que la LOREG está a la escucha. Lo que sí podemos decir sin aventurarnos a ir a prisión es que veremos un escenario de fidelidad por parte de las bases militantes de los grandes partidos enmarcado por la clásica indiferencia general hacia los comicios europeos. Se trata de un terreno propicio para el activismo político, un terreno que anteriormente ha demostrado terminar en un mero campo de experimentos.

Para los nuevos actores en este nuevo escenario, un consejo: no se vayan muy tarde el domingo a dormir, ya que el lunes temprano deberán empezar a trabajar para aprovechar en condiciones un viento que ahora es favorable.

10. Afterwork

Por último, un consejo a los partidos minoritarios –nuevos o menos clásicos– que pudieran obtener representación el próximo domingo: nada de champán –o de cava–: acuéstese pronto para el lunes, a primera hora, levantarse a trabajar duro. Sin contar 1989 –un año excepcional que distorsiona la muestra–, la media de partidos políticos españoles que llegan al Parlamento de Bruselas es de seis. Esto implica que un elevado número de partidos con representación, lejos de ser lo habitual, más bien se trata de un hecho extraordinario, es decir, que la existencia de estos partidos no tiende a perpetuarse. ¿Por qué? Porque la circunscripción única para toda España es una característica exclusiva de los comicios europeos que en el resto de las elecciones no se repite. Y, si no hay representación nacional, dentro de un año ya no tendrán eco.

 

*José Barros @barrospress es periodista y consultor de comunicación y Enrique Cocero @EnriqueCocero es fundador de la consultora de análisis 7.50.

1. Prohibido publicar encuestas