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'Año interesante' en las urnas: una reforma, tres elecciones y alguna sorpresa
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Enrique Cocero | José Barros

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'Año interesante' en las urnas: una reforma, tres elecciones y alguna sorpresa

“Ojalá vivas tiempos interesantes”: un supuesto proverbio oriental formula este deseo, no sabemos si como bendición o maldición. Oteando el calendario electoral del próximo año, vemos

Foto: El líder de Podemos, Pablo Iglesias (Efe)
El líder de Podemos, Pablo Iglesias (Efe)

“Ojalá vivas tiempos interesantes”: un supuesto proverbio oriental formula este deseo, no sabemos si como bendición o maldición. Oteando el calendario electoral del próximo año, vemos que en 2015, efectivamente, viviremos tiempos interesantes. Tendemos tres elecciones por delante: dos –municipales y autonómicas– serán en mayo y la otra –de ámbito legislativo– probablemente en noviembre. Sólo en Andalucía, Cataluña, Euskadi y Galicia no tendrán comicios autonómicos. Por tanto, a lo largo de 2015, los españoles renovarán casi por completo la composición de los distintos gobiernos del país.

No cabe duda, pues, de que 2015 será un año electoralmente singular. Ahora bien, si miramos atrás, podremos encontrar antecedentes similares. En 1987 y 1999 las elecciones municipales y autonómicas coincidieron con las europeas y hace tan sólo tres años, en 2011, las legislativas fueron las que coincidieron con las municipales y autonómicas, como ocurrirá el año que viene.

Pero lo que hace a 2015 tan especial es la nueva realidad política en la que nos adentramos; un nuevo ciclo formado por varios factores: el primero es la erosión social causada por la crisis económica; el segundo, la renovación y búsqueda de resurgimiento del PSOE, proceso paralelo al sorprendente auge de la nueva izquierda radical de Podemos –tercer factor–, y cuarto y último factor, la situación del PP, el partido en el Gobierno que, por un lado, acusa el desgaste de la acción política ejercida durante estos duros años de crisis mientras que, por otro, espera obtener réditos electorales ante la incipiente recuperación económica que se atisba en el horizonte. Todos estos factores –a los que habría que sumar la coincidencia en la investigación de múltiples casos de corrupción que afectan distintos partidos– crean un nuevo escenario político de incierta resolución.

Dicho esto, hemos de precisar que, dadas las características del sistema electoral español –un sistema favorable a alianzas políticas en elecciones como las europeas pero en el que brotan multitud de partidos de aspiraciones exclusivamente locales en las municipales–, es complicado extrapolar datos de las primeras –europeas– a las segundas –municipales–. El único caso en el que este ejercicio de extrapolación resultaría aceptable es con los partidos de ámbito nacional. Nos hemos fijado en los resultados que los partidos mayoritarios tuvieron en dos elecciones celebradas en 2011 para ver lo siguiente:

En los seis meses que median entre una a otra elección, vemos el acenso de CIU y, sobre todo, de UPyD, que pasó de ocupar un solo escaño en 2008 a cinco en 2011. Este auge tiene su lógica. Con independencia del castigo sufrido por el PSOE como consecuencia de su gestión de la crisis –castigo que se notó en el crecimiento de 2,3 millones de votos para el PP en apenas seis meses–, todos los partidos de ámbito nacional crecieron en número de votantes. Ello se explica por la menor abstención en las legislativas y porque los partidos de ámbito nacional absorben los votos que en unas municipales o autonómicas acaparan las formaciones que concursan con mayor fuerza o exclusivamente en ámbitos regionales o locales.

Comprobamos, por tanto, que el comportamiento de los votantes muda según las elecciones sean municipales, autonómicas o legislativas. Ya sólo por ello tenemos asegurado que 2015, como decíamos al comienzo de nuestro post, será un año interesante.

Por supuesto, no olvidamos el factor Podemos/Ganemos y la percepción que esta nueva formación política sea capaz de hacer llegar a sus votantes. Todas las previsiones y extrapolaciones que se puedan hacer tomando como base el histórico electoral quedan en suspenso ante el rotundo y sorprendente resultado que el partido de Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero obtuvo en las elecciones europeas del pasado mes de mayo.

De hecho, si quisiéramos valorar al que hace dos semanas llamábamos ‘momento Podemos’, no podríamos llegar a ninguna conclusión determinante sobre esta nueva formación. El reciente estudio postelectoral del pasado mes de mayo del CIS tampoco nos permite adelantar un posible desenlace. Ello se debe a que, como ya señalamos en un post anterior, la metodología del Centro de Investigaciones Sociológicas tiende a favorecer a ideologías más a la izquierda. Por ello hemos comparado la diferencia entre el recuerdo de voto del CIS con el resultado de las elecciones de mayo:

El espectro de votantes seleccionados por la muestra del CIS daba 4,7 puntos de más a Podemos, los mismos que habría perdido el PSOE. En cuanto al PP, habría obtenido 7,6 puntos menos que en su resultado final.

Sin duda, en torno a Podemos ahora mismo existe un efecto llamada, pero desde nuestro punto de vista este efecto no depende tanto de las expectativas ya generadas tras las europeas como de la manera en que el conjunto de los partidos políticos organicen y preparen las próximas elecciones municipales, autonómicas y generales.

Mientras tanto, en Podemos/Ganemos no pierden el tiempo. Su estructura de organización –los famosos “círculos”– se adapta muy bien al terreno de las elecciones locales del próximo mes de mayo. Los círculos generan percepción de cercanía y esto, en unos comicios de ámbito local, es fundamental. El potencial votante ve un partido que “está al pie de la calle”.

Un inciso. El sistema organizativo en torno a círculos de Podemos se parece mucho al sistema de asociaciones y agrupaciones típico en las elecciones de EEUU. Allí, desde hace mucho tiempo, los ciudadanos colaboran en asociaciones concretas por barrio, distrito o estado en apoyo a sus distintos candidatos, lo cual hace que estos puedan personalizar muy bien su mensaje en el ámbito local y, al tiempo, tomen de primera mano el pulso de la calle.

Podemos también ha destacado en España por su novedoso uso de las nuevas tecnologías en el campo de la política, algo que también en EEUUes habitual desde hace años. Tal es su grado de implantación que en Norteamérica incluso han surgido startups como NationBuilder, una empresa que brinda a sus clientes un software –tan económico y como potente– dirigido a gestionar organizaciones alrededor de un candidato y mantener la comunicación viva con ellas.

El servicio de NationBuilder va desde la gestión de páginas web hasta la creación y la gestión de bases de datos de votantes, pasando por la administración de herramientas de comunicación como el email, los SMS y las redes sociales. Sus económicos precios –desde 100 dólares al mes– hacen que cualquier campaña, partido o movimiento pueda gestionar un grupo de hasta 50.000 personas. El Republican State Leadership Committee ya ha contratado los servicios de NationBuilder para gestionar la campaña de 6.000 de sus candidatos y el Partido Socialista francés también recurrió a los servicios de esta misma empresa para movilizar a sus desmotivadas bases en las pasadas elecciones municipales del país galo.

Cerramos el inciso para recuperar el argumento central de nuestro post. Mencionábamos antes la forma que tendrán los partidos de prepararse para las próximas elecciones europeas. Fijémonos primero en cómo lo han hecho hasta ahora. Hemos confeccionado una lista de 36 municipios españoles en los que hemos incluido los 31 con mayor número de habitantes y a San Sebastián, Santander, Getafe, Cádiz o Toledo que, si bien no forman parte de esta lista de ciudades más habitadas, vemos que tienen relevancia electoral.

Si dejamos a un lado las grandes formaciones de ámbito nacional y los grandes partidos nacionalistas, encontraremos más de 20 partidos políticos distintos cuyo radio de acción es local y/o regional y que tienen representación en los ayuntamientos de alguna de las 36 ciudades seleccionadas. De hecho, sólo en Madrid, Murcia, Sevilla, Málaga, Badalona, Terrasa y Fuenlabrada no hay representación de partidos de este tipo. Por tanto, podemos concluir que, en las municipales, el factor cercanía influye.

Como acabamos de ver, esta influencia es relevante a la hora de lograr representación política, porque otra cosa es llegar a la alcaldía. Ahí la silla se la llevan los partidos mayoritarios de siempre. El PP gobierna en veintitrés de los 36 consistorios de la lista, y el PSOE lo hace en siete. En cuanto a CiU, PNV, UPN, EA-Bildu, CC y Foro Asturias, cada uno de estos partidos tiene su respectivo alcalde.

Esto, en cuanto a la situación presente. Pero la gran pregunta para las próximas municipales será: ¿qué efecto tendrá con respecto al escenario actual la reforma de la ley electoral que el Gobierno de Rajoy quiere aprobar para que asuma la alcaldía el cabeza de la lista más votada? La esencia de la reforma que plantea el PP es que gobierne la lista municipal más votada, bajo la condición de que obtenga el 40% de los votos y 5 puntos de ventaja sobre el siguiente partido. De cumplirse este requisito, la lista más votada pasaría a tener mayoría absoluta en concejales. De no tener este 40% de los votos y los cinco puntos de diferencia, seguiríamos como hasta ahora, con pactos postelectorales entre diversas fuerzas.

Si nos fijamos en los 36 municipios seleccionados de nuestra lista, veremos que en 19 de ellos el gobierno ya se ejerce con mayoría absoluta y en otros 13 el partido más votado es el que gobierna mediante coaliciones. En todo caso, queremos calcular cómo afectaría la reforma de la ley electoral al gobierno de los municipios españoles. El problema es que, visto lo que hemos visto en el post de hoy, no disponemos todavía de demasiados datos a los que acogernos si miramos al 2015. Por tanto, hemos proyectado la ‘ley del 40%’ sobre los resultados de las pasadas municipales de 2011.

En la lista de los 36 municipios españoles más importantes sólo hay cuatro ayuntamientos donde gobierna un partido que no haya ganado las elecciones. Estos son Santa Cruz de Tenerife, Vigo, Zaragoza y Gijón:

Con estos datos, sólo se produciría un cambio de alcalde en Vigo, donde el PP ganó con el 42,4% de los votos y superó al segundo partido por encima de los cinco puntos exigidos. Así, la reforma de la Ley Electoral no será tanto un ‘pucherazo’ en favor del PP como una manera de prevenir la fragmentación de los consistorios municipales en favor del más votado, sea del partido que sea. Más allá del discurso dominante en torno a ‘la casta’, este proyecto de reforma tiene su sentido. Para comprender su posible necesidad basta ver los ayuntamientos o el propio Ejecutivo de Italia, donde la continua sucesión de gobiernos de coalición y mociones de censura ha generado tal inestabilidad que en la práctica ha vuelto ingobernables a los municipios del país transalpino, donde el actual primer ministro, Matteo Renzi, no ha sido elegido por las urnas.

Podríamos decir que la reforma electoral que propone el PP no habría tenido relevante impacto de haberse aprobado hace cuatro años. Ahora bien, en este post hemos señalado que estamos en el inicio de un nuevo ciclo y que la irrupción de Podemos y su nueva forma de hacer campaña ha trastocado el mapa político actual, especialmente dentro de los partidos de izquierda.

A todo ello hemos de sumar que para las próximas municipales –elecciones en las que la cercanía del candidato con los electores, como ya hemos dicho, es tan importante– todavía no se ha nombrado a los cabezas de lista de muchos partidos.

Efectivamente, en 2015 llegan tiempos interesantes.

*José Barros(@barrospress) es periodista y consultor de comunicación. Enrique Cocero(@EnriqueCocero) es fundador de la consultora de análisis 7.50 y miembro del consejo asesor de Government Consulting Group.

“Ojalá vivas tiempos interesantes”: un supuesto proverbio oriental formula este deseo, no sabemos si como bendición o maldición. Oteando el calendario electoral del próximo año, vemos que en 2015, efectivamente, viviremos tiempos interesantes. Tendemos tres elecciones por delante: dos –municipales y autonómicas– serán en mayo y la otra –de ámbito legislativo– probablemente en noviembre. Sólo en Andalucía, Cataluña, Euskadi y Galicia no tendrán comicios autonómicos. Por tanto, a lo largo de 2015, los españoles renovarán casi por completo la composición de los distintos gobiernos del país.