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Conclusión de las andaluzas: el bipartidismo no ha muerto pese a Podemos y C’s
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Enrique Cocero | José Barros

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Conclusión de las andaluzas: el bipartidismo no ha muerto pese a Podemos y C’s

En Andalucía acabamos de asistir a una campaña más emocional que ideológica. Quizás esta sea la clave por la que ningún partido luego ha sido capaz de obtener grandes réditos electorales

Foto: Susana Díaz (PSOE) y Juanma Moreno (PP) (EFE)
Susana Díaz (PSOE) y Juanma Moreno (PP) (EFE)

Hoy, en IdV, comenzaremos por incorporar el gráfico que hemos visto todos durante la última semana. Nos referimos al que visualiza el reparto de votos andaluces tras las elecciones regionales del pasado domingo 22 de marzo:

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Si recuerdan las encuestas que publicamos en nuestro post de hace dos semanas, verán que muchas de ellas estaban en lo cierto. Y si realizamos un cálculo agregado entre el resultado real de las elecciones y los resultados ofrecidos por las distintas encuestas, veremos que, en conjunto, ha sido NC Report para La Razón la empresa que ha ofrecido los datos más acertados. INVYMARK para laSexta ha quedado en el segundo puesto del ranking preelectoral de aciertos. De hecho, ambas empresas –junto a otras dos agencias más– dieron en la diana al colocar a Ciudadanos como cuarta fuerza política, adelantando así a IU.

Hasta aquí hemos realizado la verificación de las encuestas publicadas. Llega ahora el momento del análisis. ¿Qué ha ocurrido en Andalucía? Para realizar esta valoración hemos trazado dos comparativas; una con las elecciones andaluzas de hace tres años; otra con las europeas de hace casi un año.

Con respecto a los comicios de 2012, vemos que la participación en 2015 ha aumentado casi un 2% y que, con respecto a las elecciones europeas de 2014, el aumento de participación ha sido del 21%. En cuanto al mapa de partidos políticos con representación en Bruselas, está calcado al de los comicios del pasado domingo. Gracias a ello podemos deducir una cierta pauta de comportamiento común entre las dos elecciones.

Más observaciones. Entre las elecciones andaluzas de 2012 y las de 2015, vemos que los partidos más tradicionales bajan en porcentaje de votos; desde los 31 puntos de UPyD (52.500 votos menos) a los 4 del PSOE (114.000 votos menos), llegando a los 14 del PP (500.000 votos menos).

Estos datos parecen la confirmación de que en la política española los últimos tres años –incluso el último año– han operado, cuando menos, un notable cambio en la intención de voto de los electores. Las europeas de 2014 supusieron la irrupción de Podemos y desde enero vemos emerger a Ciudadanos como una nueva réplica de inconformismo frente al establishment, en este caso desde posicionamientos más centristas.

Si tratamos de extrapolar los datos de las elecciones regionales andaluzas al conjunto de la nación, podemos deducir una serie de conclusiones que merece la pena señalar. El primer hecho que observamos, no por conocido menos relevante, es que para las próximas elecciones generales en Andalucía hay 60 diputados en juego. Estos 60 diputados se repartirán entre las fuerzas políticas que han demostrado mayor preponderancia, fuerzas que en Andalucía, recordamos, han sido PSOE, PP, Podemos y Ciudadanos.

Como veremos en la siguiente tabla, estos partidos, con respecto a las elecciones europeas, han ganado votos en cada provincia andaluza, mientras que IU y UPyD se han derrumbado. Si bien la caída del partido de Rosa Díez resulta especialmente estrepitosa, en ambos casos –IU y UPyD– cabe deducir que la representación de la izquierda y del centro izquierda ha sido usurpada por estos dos nuevos actores políticos –Podemos y Ciudadanos–.

Si comparamos las dos últimas elecciones que se han celebrado en Andalucía –europeas 2014 y regionales 2015– pero no fijamos la atención en el número total de votos, sino en la proporción que estos votos le dan a cada partido –sin olvidarnos tampoco de la Ley D’Hont–, podríamos dar otros tres titulares.

El primero sería que Podemos –si continúa la estrella de Pablo Iglesias y su partido no se ahoga por las noticias de posibles casos de corrupción– excedería las expectativas levantadas en las pasadas elecciones europeas. Conviene distinguir entre dos factores: si bien las encuestas le daban a Podemos más margen de votos, esto no quiere decir que el partido deje de seguir teniendo su ‘momentum’.

Si lo medimos en puntos porcentuales, Ciudadanos crece incluso más que Podemos, aunque en número total de votos queda por debajo

Quizás la falta de excesiva alegría electoral de Teresa Rodríguez se deba a no tener presente aquel consejo de Barry Schwartz en el que que señala que el secreto de la felicidad radica en mantener las expectativas bajas. Sus resultados no llegaron al 15% en el conjunto de la región, y había encuestas que a Podemos, en Andalucía, le daban hasta un 22% de votos. En todo caso, Podemos tiene motivos reales para sentir orgullo por sus resultados electorales: en la conservadora Almería, la provincia donde menor incrementa sus votos con respecto a las europeas, lo hace en unos nada desdeñables +5 puntos. Donde más crece es en Sevilla y Cádiz, dos provincias ideológicamente opuestas, con más de 8 puntos.

El segundo titular confirma la senda de Newton cuando el físico inglés asegura que a toda acción le corresponde una reacción, aunque esta no tenga por qué ser igual de intensa ni de signo opuesto. Vemos que Ciudadanos se erige como la revelación centrista, que crece provincia a provincia. Si lo medimos en puntos porcentuales, Ciudadanos crece incluso más que Podemos, aunque en número total de votos queda por debajo. El resultado nos hace pensar que ha acaparado toda la pérdida de votos de UPyD. La pregunta, ahora, está en saber si es capaz –fuera de Andalucía– de identificar al votante que no regresará al PSOE pero no quiere irse con Podemos ni con el PP. ¿Sabe Rivera dónde está ese votante? ¿Sabe cómo captarlo?

El tercer titular sería que el bipartidismo disminuye, sí, pero menos de lo que se pensaba. Vemos al PSOE mantenerse ganando las elecciones y haciéndolo, además, con porcentajes muy similares a los que obtuvo en las europeas. En cuanto al PP, si seguimos comparando europeas y andaluzas, ha ganado representatividad en todas las provincias menos en Sevilla, donde pierde una décima. O dicho de otro modo: la jugada no le ha salido mal del todo a Moreno Bonilla; ha aguantado el tipo aunque su partido político, en Andalucía, siga sin convencer.

En otro orden de cosas, cabría preguntarse si Pedro Sánchez tendrá tanto tirón como el ya demostrado por Susana Díaz o si, al menos, será capaz de ganarse la autoridad como ya lo ha hecho la sevillana. Lo cierto es que en Andalucía acabamos de asistir a una campaña más emocional que ideológica. Quizás esta sea la clave por la que ningún partido luego ha sido capaz de obtener grandes réditos electorales.

* José Barros (@barrospress) es periodista y consultor de comunicación. Enrique Cocero (@EnriqueCocero) es fundador de la consultora de análisis 7.50 y miembro del consejo asesor de Government Consulting Group.

Hoy, en IdV, comenzaremos por incorporar el gráfico que hemos visto todos durante la última semana. Nos referimos al que visualiza el reparto de votos andaluces tras las elecciones regionales del pasado domingo 22 de marzo:

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