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Política ficción; errejonistas, sanchistas y otras paradojas
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Política ficción; errejonistas, sanchistas y otras paradojas

Hipótesis del ejercicio: hemos supuesto que ambos políticos dejan sus partidos para formar uno nuevo. Por simplificar los hemos llamado “Partido Errejonista” y “Partido Sanchista”

Foto: El exsecretario general del PSOE y candidato a las primarias, Pedro Sánchez,saluda a los asistentes a un acto público en Valladolid. (EFE)
El exsecretario general del PSOE y candidato a las primarias, Pedro Sánchez,saluda a los asistentes a un acto público en Valladolid. (EFE)

¿La deriva actual de Podemos no es (a mayor gloria del propio partido) como la del propio 15-M? ¿Acaso no hay cierto parecido en cómo, aquello que se iniciaba como un movimiento nacido del motor por cambiar las cosas, se acaba convirtiendo en una construcción dominada por profesionales de la militancia?

Si lo vemos desde la teoría de conjuntos, los participantes de los primeros días del 15-M se pueden considerar un conjunto normal (entendido todo desde la matemática) y lo que los dirigentes de Podemos pretenden ser, es un conjunto potencia, es decir; un conjunto nuevo que agrupe a todas las sensibilidades del 15-M y algún elemento más.

Pero ¿están contenidos los dirigentes en alguno de esos conjuntos normales? Teniendo en cuenta que los últimos días del 15-M (es probable que por ello se acabara) supuso una invasión por parte de los operativos políticos, ya desde aquel momento quedó claro que no, que no se contenían a sí mismos como elementos de aquel conjunto.

Vistalegre II ha supuesto la reorganización de aquel “movimiento hermoso” a favor de ciertos elementos más notorios y con el fin de llegar con más impacto al 'target' de votantes que puedan sentirse identificados con el (ahora, más definido) partido… entendemos.

Foto: Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, junto al secretario general autonómico, Ramón Espinar (d) y otros miembros de la formación durante un acto electoral en Vallecas. (EFE)

Abundando podríamos decir que, a fecha de hoy, Podemos está en lo que IU propugnaba desde 2015 con Garzón, pero con mayor pegada mediática. Es como si la unión del numeroso con el menos numeroso hubiera cuajado mejor con la propuesta del último. Con motivo Errejón no se declara marxista y Garzón sí.

En fin; hace unas semanas evaluábamos la posibilidad de que Errejón dejara Podemos para montar un partido propio y esta semana hemos hecho política ficción y hemos supuesto que lo hacía. De hecho, hemos llevado a cabo el mismo ejercicio por si Pedro Sánchez decide dejar el PSOE, aunque nunca hemos considerado que lo hagan ambos a un tiempo, todo hay que decirlo.

Hipótesis del ejercicio: hemos supuesto que ambos políticos dejan sus partidos para formar uno nuevo. Por simplificar los hemos llamado “Partido Errejonista” y “Partido Sanchista”. En ambos casos hemos tomado los datos de las pasadas elecciones de junio y hemos quitado de sus resultados el 10 y el 20% de los votos por provincia que consiguieron sus partidos actuales (no hemos impactado al resto). Por último, hemos aplicado D’Hondt para calcular escaños y los hemos sumado.

Así que vamos a por el primer modelo. Supongamos un Íñigo Errejón que abandona Podemos en contra de su fe en la unidad popular, funda un partido y, en unas hipotéticas elecciones, se lleva el 10% de los votos asignados. El resultado hubiera sido:

Que Errejón presente su candidatura y se lleve más de 500.000 votos de Podemos se traduce en ningún escaño para su candidatura y 10 escaños menos para Podemos. Pero lo curioso es que esa irrupción perjudica mucho al PP (-8), beneficia bastante al PSOE (+7) y dispara dentro de sus límites a Ciudadanos (+11).

Este efecto se explica por aquellas provincias en las que el PP se llevó el último diputado en juego y, al entrar un nuevo contendiente, el escenario cambia favoreciendo al que en junio se quedó a las puertas. Visto así… lo mismo la gente de Ciudadanos ya no tendría tanta prisa por modificar la ley electoral.

Ciudadanos ganaría el escaño al PP en Coruña, Guadalajara o Salamanca y a Podemos en Albacete, Burgos, La Rioja, Toledo o Sevilla. Por otro lado, hay que señalar que el PNV ganaría en Vizcaya un diputado más a costa de los de Iglesias y ERC lo perdería en Tarragona, en este caso a favor de Podemos.

Lo más reseñable es que un pacto PP-C’s bajo este escenario les dejaría con 172 escaños, 173 si contamos con el de Coalición Canaria.

Vamos a por el escenario por el que, el Partido Errejonista se lleva el 20% de los votos de Podemos:

Aquí Íñigo entraría junto a otros dos diputados y vemos que el PP ya no está tan perjudicado como en el escenario anterior. No comentamos la sangría de Podemos, ya que a ellos les hemos sustraído un millón de votos y vemos cómo Ciudadanos obtiene la misma ganancia que antes, siendo el PSOE quien mejora con dos diputados más que en el escenario del 10% de Errejón.

ERC y PDCAT pierden dos cada uno (Lleida y Tarragona) a manos de Podemos, Ciudadanos y el PSOE, que se llevaría dos de los cuatro, y Bildu doblaría su presencia en el hemiciclo.

Pasemos a imaginar que Errejón es un buen soldado, leal y que quien que no encaja en absoluto la deriva de su partido es Pedro Sánchez. Monta un partido, se presenta y se lleva el 10% de los votos del PSOE.

¿Punto de mayor atención aparte del logro nulo de Pedro Sánchez? El PSOE no estaría tan perjudicado como Podemos, ni Podemos ganaría tanto como el PSOE en el escenario del 10% de Errejón. De hecho, este escenario es más doloroso para el PP y menos favorecedor para Ciudadanos. Vamos, un logro para el PSOE.

Queremos concluir con un par de aspectos relativos a la matemática electoral y permítannos ponernos un tanto académicos o (si lo prefieren) sabihondos y algo repelentes.

Anthony Downs es autor de la teoría económica de la democracia. En ella toma como elemento central de decisión, la ideología y explica distintos estadios que van desde la apatía a la revolución. Una de las derivadas es la maximización de la acción política o, por ponerlo en llano y a lo que nos aplica, “cuánto puedo sacar de unas elecciones” sabiendo enfocar mis recursos y acciones de comunicación hacia los afines y cercanos a la ideología que defiendo.

Por su parte Arend Lijphart desarrolla lo que ha llamado cuestiones de diseño institucional dentro de las cuales se plantea cómo se vuelca la voluntad de un pueblo al votar en la representatividad dentro de las cámaras legislativas o en el Ejecutivo.

Ambos temas abarcan el 80% de la discusión política del día a día: posicionamientos ideológicos con el fin de diferenciarse, no ya del rival (aquel al que he de vencer para lograr el Gobierno), sino de la competencia (aquel que está yendo a por mi segmento electoral) y, por otra parte, cómo soy una “víctima de un sistema electoral nunca lo suficientemente proporcional”.

Sobre el último punto siempre hemos defendido en IdV que, quién se presenta a las elecciones, ya sabe lo que hay a nivel de reglas y procedimientos. Y que la circunscripción única es el modelo de elección en democracia más cercano a una dictadura que se podría plantear.

Una discusión similar es la que hay en EEUU respecto a la victoria de Trump. Cierto que Hillary ha sacado 3 millones más de votos en las recientes elecciones presidenciales, pero solo en California (estado demócrata dónde los haya) votaron 4,4 millones de personas más a Clinton que a Trump y 900.000 más que a Obama en 2012. ¿Debe California por sí sola decidir la elección del presidente?

No es una cuestión de lo maravilloso o aborrecible que pueda ser Donald Trump o cualquier otro candidato; es una cuestión de representatividad de las distintas circunscripciones en el mapa electoral, a lo que añadir lo bien o mal que impregna tu mensaje e ideología en todo un país, no solo en California o Nueva York y Barcelona o Madrid.

Respecto a las posibles escisiones que hemos manejado, o las que estén por llegar, decir que, si lo hicieran, deberían darse una vuelta primero por la teoría de juegos.

¿Se acuerdan de 'Una mente maravillosa'? Hay una escena en la que Nash (Russell Crowe) está con un grupo de amigos (todos reales) y entra una chica rubia que les llama la atención. Esta viene acompañada de otras amigas, pero todos quieren ligar con la rubia. Nash les explica que, si todos van a por la chica rubia, nadie la conseguirá porque se entorpecerían los unos a los otros y que, cuando abatidos, busquen a sus amigas, estas los mandarán a paseo por haberlas considerado segundo plato.

Como acabamos de ver, las decisiones de este tipo, tomando como vía las teorías de Downs, deben incluir si voy a obtener beneficio y cuál (ninguno de los escenarios del 10% daban ningún escaño a los escindidos), a quién quiero perjudicar (El PSOE salía más airoso que Podemos) y a quién podría (sorprendentemente) favorecer.

¿La deriva actual de Podemos no es (a mayor gloria del propio partido) como la del propio 15-M? ¿Acaso no hay cierto parecido en cómo, aquello que se iniciaba como un movimiento nacido del motor por cambiar las cosas, se acaba convirtiendo en una construcción dominada por profesionales de la militancia?

Vistalegre II Íñigo Errejón Pedro Sánchez