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El temor al 'sorpasso' y la quiniela del PSOE
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Gonzalo López Alba

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El temor al 'sorpasso' y la quiniela del PSOE

 El temor a un hipotético sorpasso de Izquierda Unida y la conclusión de que la crisis del partido está en “el corazón de la dirección” desde

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El temor a un hipotético sorpasso de Izquierda Unida y la conclusión de que la crisis del partido está en “el corazón de la dirección” desde que el secretario de Organización, Óscar López, quedó desautorizado por el escándalo de Ponferrada son los últimos argumentos de quienes en el PSOE defienden la necesidad de celebrar primarias para elegir a su candidato presidencial antes de las elecciones europeas del 25 de mayo. Pero lo que para los críticos es una amenaza real y un juicio objetivo, para la dirección constituye tan sólo la enésima maniobra para descabalgar a Alfredo Pérez Rubalcaba.

La vida interna del partido sigue enquistada en la dialéctica “ellos/nosotros” en la que se instaló con el enfrentamiento entre Rubalcaba y Carme Chacón en el congreso de Sevilla, resuelta a favor del primero por la mínima. Ocurre en los territorios, donde la marginación de los que discreparon del que ganó sigue siendo la tónica. Y ocurre en las estructuras federales, donde las relaciones están marcadas por la desconfianza. Por si no bastara con las heridas recientes, la tercera parte de las memorias de Alfonso Guerra (Una página difícil de arrancar, Planeta) ha venido a echar más leña al fuego al desempolvar viejas querellas ya olvidadas, aunque casi todos celebran la estocada que asesta a Baltasar Garzón (le acusa de haber pedido retribuciones en negro para ser candidato a diputado por el PSOE).

Garzón, que acaricia la posibilidad de volver a la política con las elecciones europeas, es percibido por los socialistas como una amenaza electoral. Lo es si en Izquierda Unida se supera la resistencia del PCE a ceder al exjuez el cartel de la coalición, porque podría ampliar el espectro de sus votantes; y lo es si concurre al frente de una formación de nuevo cuño, porque dispersaría más el voto de la izquierda.Los cuadros empiezan a decantarse entre Madina y López, aunque creen que habrá más candidatos

A la vista de las encuestas, nunca como ahora estuvo tan cerca la posibilidad de que se vea cumplido el sueño de Julio Anguita de desplazar al PSOE como primera fuerza de la izquierda, propósito con el que llegó a hacer pinza con José María Aznar contra Felipe González, quien se revolvió diciendo, durante un mitin en Extremadura, que ambos eran “la misma mierda”. Si algún momento es propicio para el sorpasso serán las elecciones europeas, porque se celebran con circunscripción única: nunca había sido tan fuerte el rechazo a los partidos tradicionales y son percibidas socialmente como una oportunidad de “castigar gratis”.

Para la dirección del PSOE, todo esto son conjeturas interesadas y análisis de salón. “El voto de castigo se concentrará en el PP y los nuestros van a ir a votar con la rabia del orgullo herido”, pronostican sus miembros. Para los críticos, esta opinión es la prueba de que la Ejecutiva no está concediendo toda la trascendencia que merece a esta cita electoral, no sólo para el diseño de las futuras políticas de la Unión Europea, sino para el propio futuro del PSOE. La respuesta de la dirección es que “cada día tiene su afán”.

Presión sobre Griñán

Agarrándose a ese enunciado del Sermón de la Montaña, los críticos sostienen que el afán del Comité Federal de julio ha de ser una revisión general de su estrategia y calendario, aunque algunos de entre ellos juzgan más probable que cualquier redefinición se remita a la Conferencia Política del otoño. Las primarias saldrán a relucir inevitablemente porque el máximo órgano del partido entre congresos tendrá que dar el visto bueno al experimento gallego para elegir a su nuevo secretario general por votación directa de los militantes, pero la llave la sigue teniendo José Antonio Griñán.La dirección invoca el pacto de diciembre entre Rubalcaba y los ‘barones’ para no alterar el calendario

Sobre el presidente andaluz, más que sobre Rubalcaba, se concentra la presión de los ‘barones’ más inquietos por el impacto que sobre sus propias opciones electorales puede tener un hundimiento en los comicios europeos. Griñán, según quienes han hablado recientemente con él, es “sensible” a estos argumentos, pero de momento sigue defendiendo el cumplimiento del pacto de diciembre –del que sólo se excluyó el madrileño Tomás Gómez- para celebrar las primarias después de los comicios europeos. Y el cumplimiento de ese pacto es el que se invoca desde Ferraz.

El contraargumento de la Ejecutiva es que, si en las europeas hay un nuevo batacazo, este se contabilizará en el débito de Rubalcaba y el secretario general dejará el camino allanado para quien venga después, porque los resultados de las últimas elecciones municipales y autonómicas fueron tan malos que resulta casi imposible que sean peores.

La quiniela del relevo

Pero, entre el choque de argumentos encontrados y las apelaciones a la necesidad de anteponer el debate de las ideas, los cuadros socialistas cada vez se muestran menos reacios a explicitar, aunque todavía en privado, sus preferencias sobre quién debe asumir un nuevo liderazgo. Las apuestas se reparten entre Eduardo Madina y Patxi López, de forma excluyente. Si bien ninguno de los dos se ha postulado aún públicamente –no lo harán hasta que se apruebe el calendario-, son los dos únicos nombres que se pronuncian de forma espontánea, a pesar de que se da por seguro que habrá más candidatos.

Con las encuestas en la mano, Carme Chacón sigue siendo la primera opción para el conjunto de la opinión pública y la diputada catalana aún no ha tirado la toalla, pero su nombre apenas aparece ya en las respuestas espontáneas de sus compañeros de filas. El de Rubalcaba ya lo borraron hace tiempo, aunque quienes le conocen a fondo advierten de su capacidad infinita para reinventarse. Si, como todo apunta, finalmente él se no se presenta, se cree muy probable que impulse la candidatura de alguno de los jóvenes cachorros integrados en su equipo. Y habrá espontáneos. Pero en la recta final sólo se atisba a dos candidatos; los dos vascos, pero de dos generaciones diferentes.

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El temor a un hipotético sorpasso de Izquierda Unida y la conclusión de que la crisis del partido está en “el corazón de la dirección” desde que el secretario de Organización, Óscar López, quedó desautorizado por el escándalo de Ponferrada son los últimos argumentos de quienes en el PSOE defienden la necesidad de celebrar primarias para elegir a su candidato presidencial antes de las elecciones europeas del 25 de mayo. Pero lo que para los críticos es una amenaza real y un juicio objetivo, para la dirección constituye tan sólo la enésima maniobra para descabalgar a Alfredo Pérez Rubalcaba.