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Susana Díaz, de catequesis en Madrid
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Gonzalo López Alba

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Susana Díaz, de catequesis en Madrid

Interpretan en los mentideros socialistas que el perfil nacional de Susana Díaz se había desvaído un tanto desde la elección de Pedro Sánchez

Foto: Susana Díaz, durante su intervención de esta semana en Madrid. (EFE)
Susana Díaz, durante su intervención de esta semana en Madrid. (EFE)

Interpretan en los mentideros socialistas que el perfil nacional de Susana Díaz se había desvaído un tanto desde la elección de Pedro Sánchez y que, ante el horizonte de un posible nuevo descalabro electoral del PSOE, quería recordar que ella sigue estando ahí, demostrar que sigue siendo el “referente social” del socialismo español y que éste sigue teniendo en Andalucía un anclaje firme.

Por eso, dicen en su entorno, se plantó en Madrid el mismo día en el que su secretario general braceaba en el chapapote de la corrupción dándose de manotazos en el Congreso con Mariano Rajoy, que ve en la corrupción “unas cuantas cosas” como antes vio en el derrame del Prestige “unos hilillos de plastilina”.

Y, prueba de la capacidad de convocatoria y de la expectación que genera la presidenta de Andalucía fue que no sólo colgó el cartel de no hay entradas, sino, sobre todo, la sobresaliente presencia en el auditorio de representantes del mundo socio-económico, y también de embajadores.

Catequista en sus tiempos de mocedad, Susana Díaz conserva el hábito de instruir por medio de preguntas y respuestas. No hubo preguntas concretas sobre los ERE ni las subvenciones a los cursos de formación, pero sí respuestas sobre la corrupción, Cataluña, Podemos, el Estado de bienestar y hasta la Unión Europea, a propósito de la que defendió una “reunificación social” entre el Norte y el Sur. Nada dejó fuera de su discurso, salvo lo que quiso.

La parte sana del sistema

Susana Díaz puso el dedo en la llaga de los males que aquejan al PSOE, al subrayar aquello que precisa: “Mostrar un proyecto reconocible, sin acomplejarse con nadie; un proyecto realista, sabiendo que hay muchas cosas que cambiar, que hace falta una regeneración política e institucional”. Esta es la receta andaluza para recuperar la credibilidad perdida: demostrar que el PSOE es la parte sana del sistema. Y hacerlo ubicándose abiertamente en la izquierda y reivindicándose heredera de la Transición como táctica para desmarcarse de Podemos sin ofender a su electorado, que en parte es compartido y también en Andalucía ha introducido ya una cuña en la hegemonía de la izquierda clásica que representan PSOE e Izquierda Unida.

En clave interna, mientras Pedro Sánchez intenta hacer tábula rasa con el pasado para soltar todo el lastre, Díaz se presenta como la única capaz de reunificar el partido con una perspectiva intergeneracional. La presidenta andaluza, que ha logrado reconciliar en Andalucía a los antiguos partidarios de José Antonio Griñán con los de Manuel Chaves, convertidos todos al susanismo, prodiga ahora también afectos a Eduardo Madina, a quien ella empujó a la cuneta en la carrera por el liderazgo del PSOE.

Su estrategia de marcar el terreno al secretario general cada vez que se sale de la trazada resulta para algunos dirigentes evocadora de la que el PSOE andaluz, con Griñán al timón y ella en la sala de máquinas, aplicó a Alfredo Pérez Rubalcaba tras su elección como secretario general en febrero de 2012. Hay quien piensa incluso que ella fue el auténtico cerebro de aquella estrategia de tira y afloja entre Griñán y Rubalcaba.

De todo lo que dijo el miércoles en Madrid, y dijo muchas cosas, una frase quedó reverberando entre las paredes: “Yo estaría más tranquila con un Gobierno presidido por el PSOE”. No dijo por quién del PSOE, aunque, hasta la fecha, el único que se ha postulado es Pedro Sánchez.

De la agenda del secretario general para la semana se cayó el acto previsto para este domingo con el propósito de conmemorar los cien primeros días de su mandato, que no parecía lo más oportuno en vísperas de que se conozca el barómetro del CIS, que se barrunta demoledor para el PSOE.

En su lugar, Sánchez participará en los próximos días en un gran mitin en Sevilla, con Díaz. Sobre la intervención que la presidenta andaluza tuvo a primera hora de la mañana en los desayunos de Europa Press, al vencer el día, cuando ya abandonaba el Congreso al término de una intensa sesión parlamentaria, el secretario general del PSOE comentó a este diario: “Por lo que me han dicho, ha estado correcta”.

Interpretan en los mentideros socialistas que el perfil nacional de Susana Díaz se había desvaído un tanto desde la elección de Pedro Sánchez y que, ante el horizonte de un posible nuevo descalabro electoral del PSOE, quería recordar que ella sigue estando ahí, demostrar que sigue siendo el “referente social” del socialismo español y que éste sigue teniendo en Andalucía un anclaje firme.

Pedro Sánchez Susana Díaz