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Una fórmula para investir a Susana Díaz
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Gonzalo López Alba

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Una fórmula para investir a Susana Díaz

Bastaría con que algunos diputados de Podemos se ausenten en la segunda votación para desbloquear la reelección de la presidenta en funciones de la Junta de Andalucía

Foto: La presidenta en funciones de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, junto a la líder de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez. (Efe)
La presidenta en funciones de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, junto a la líder de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez. (Efe)

Ahora que los ciudadanos de Andalucía ya votaron, se equivocarían los políticos andaluces si traducen equivocadamente lo que han dicho en las urnas: quieren ser gobernados por Susana Díaz, pero también quieren que los partidos dialoguen y alcancen entendimientos. Reclaman, de unos y de otros, flexibilidad. Y la primera prueba será la investidura de Díaz, que la presidenta en funciones de la Junta no podrá obtener en primera votación, al requerir esta de mayoría absoluta.

Los ciudadanos exigen un ejercicio de corresponsabilidad por parte de todos. A unos los han puesto en el puente de mando y a otros en la oposición, pero también desde la oposición se puede gobernar. De ahí que a todas las fuerzas parlamentarias les ataña la responsabilidad de configurar con prontitud un nuevo gobierno que se ocupe de los problemas de la gente sin incurrir en el habitual y penoso reparto previo de cuotas de poder.

En la coyuntura de sucesivas convocatorias electorales hasta fin de año, es lógico que todos se tienten las ropas antes de mover ficha. Un error en esta fase del partido les puede costar mucho, tanto a los partidos clásicos que intentan frenar su declive como a los emergentes que aún deben consolidar las posiciones recién conquistadas.

Una fórmula posible

El ofrecimiento del PP de permitir a Díaz gobernar en solitario a cambio de un pacto que permita hacerlo a la lista más votada en las elecciones municipales resulta extemporáneo, porque se formula tras unos comicios en los que solo ha logrado ganar en la circunscripción de Almería y por el escaso margen de 11.000 votos.

Y la exigencia de Ciudadanos de que renuncien previamente a sus escaños Manuel Chaves, en el Congreso, y José Antonio Griñán, en el Senado, es una manifestación del grado de “penalización” al que se ha llegado en la política, pues se pretende aplicarles una expulsión preventiva que ni siquiera los jueces aplican cuando se trata de ellos: el Consejo General del Poder Judicial no suspendió la actividad como juez de Baltasar Garzón, encausado a raíz de la intervención de conversaciones de varios encarcelados por la trama Gürtel, hasta el momento en que se decidió la apertura de juicio oral contra él.

Los ciudadanos andaluces han dado un mandato de flexibilidad a todos los partidos

Una fórmula que permitiría desbloquear la investidura de Díaz, sin corresponsabilizarse de su futura gestión, es que parte de los diputados de la oposición se ausenten en la segunda votación, cuando ya solo será precisa una mayoría simple. Entre el voto en contra, que bloquearía sistemáticamente la elección si coinciden en él PP y Podemos, al disponer la suma de ambos grupos de un escaño más que los socialistas, y el voto a favor de Díaz o la abstención,cabe que un número suficiente de diputados se ausenten del hemiciclo. Y no todos tendrían por qué ser necesariamente de Podemos, porque la corresponsabilidad afecta a todo el arco parlamentario y, singularmente, a la izquierda. La suma de los votos obtenidos por PSOE, Podemos e Izquierda Unida supera en más de 800.000 votos a la de PP y Ciudadanos.

El ejemplo de Asturias

Tiene Susana Díaz un buen ejemplo en su compañero asturiano, Javier Fernández. El presidente del Principado, que lleva tres años gobernando en minoría, ha logrado sacar adelante dos Presupuestos, uno con UPyD y otro con el PP -el tercero tuvo que prorrogarlo-, y que el Parlamento apruebe veinticinco leyes. No es, desde luego, la situación ideal que ningún gobernante querría, pero ha gobernado. Y, aunque Podemos recogerá previsiblemente el voto populista del que se nutría el Foro de Francisco Álvarez Cascos, los socialistas tienen serias opciones de seguir gobernando Asturias, donde PP e Izquierda Unida están mal.

Escribió Ryszard Kapuscinski (Encuentro con el otro) que ante situaciones conflictivas hay tres opciones: “elegir la guerra, aislarse tras una muralla o entablar un diálogo”. Se trata de aprender a negociar. Esa es la asignatura que los ciudadanos han puesto a todos los partidos políticos, sin excepción.

Ahora que los ciudadanos de Andalucía ya votaron, se equivocarían los políticos andaluces si traducen equivocadamente lo que han dicho en las urnas: quieren ser gobernados por Susana Díaz, pero también quieren que los partidos dialoguen y alcancen entendimientos. Reclaman, de unos y de otros, flexibilidad. Y la primera prueba será la investidura de Díaz, que la presidenta en funciones de la Junta no podrá obtener en primera votación, al requerir esta de mayoría absoluta.

Susana Díaz Teresa Rodríguez