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El tercer proyecto del PSOE en una legislatura
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Gonzalo López Alba

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El tercer proyecto del PSOE en una legislatura

La 'externalización' del plan de Gobierno con el que se presentará Pedro Sánchez genera malestar en la Ejecutiva socialista

Foto: Pedro Sánchez posa junto a miembros de la Ejecutiva Federal y los 'expertos' del partido. (EFE)
Pedro Sánchez posa junto a miembros de la Ejecutiva Federal y los 'expertos' del partido. (EFE)

Decepción y malestar. Esto es lo que ha suscitado en amplios sectores del PSOE la creación y composición del “comité de expertos” que dará contenido y forma al plan de Gobierno con el que Pedro Sánchez concurrirá a las elecciones generales.

La encomienda hecha a finales de junio por el presidenciable socialista a sus doce apóstoles constituye el tercer intento del PSOE en lo que va de legislatura de armar un proyecto.

Primero fue el proceso abierto por Alfredo Pérez Rubalcaba tras su elección como secretario general en febrero de 2012, que culminó con la Conferencia Política de noviembre de 2013, en la que Sánchez tuvo un papel destacado; después, el puesto en marcha en noviembre de 2014 por el propio Sánchez, tras su elección como sustituto de Rubalcaba, con la creación de un “equipo redactor del programa electoral”; y ahora, a escasos cinco meses de presentar su oferta a los ciudadanos, el que ha encargado al grupo de sabios.

El malestar

El malestar es especialmente notorio entre los miembros de la Ejecutiva ya que la ‘externalización’ del programa implica una desautorización de este órgano colegiado de dirección y, especialmente de quienes, con Meritxell Batet a la cabeza en su calidad de secretaria de Estudios y Programas, recibieron hace sólo siete meses el encargo de elaborar un programa electoral de “luces largas”; es decir, “un proyecto de país” a desarrollar en el horizonte aproximado de dos legislaturas y, por tanto, con más contenido y relato que una mera enumeración de medidas concretas.

Decepción entre los jóvenes cuadros dirigentes ante el recurso a exaltos cargos de Zapatero y mayores de 50 años para configurar el ‘gabinete en la sombra’

De los catorce miembros oficiales de este equipo, doce puestos se asignaron a secretarios de área de la Ejecutiva –las excepciones eran el vicecoordinador, José Enrique Serrano, exdirector del Gabinete de la Presidencia del Gobierno con Felipe González y con José Luis Rodríguez Zapatero; y Ramón Jáuregui, que coordinó los trabajos de la Conferencia Política celebrada durante el mandato de Rubalcaba–. De todos ellos, aunque Batet y la secretaria de Igualdad, Carmen Montón, siguen apareciendo en los posados fotográficos, sólo Patxi López y Luz Rodríguez han logrado plaza en el gobierno en la sombra de Sánchez.

López (Seguridad y Libertades) y Rodríguez (Trabajo) son también los únicos supervivientes entre los ocho coordinadores de los trabajos que se habían articulado desde noviembre del año pasado en cuatro grandes bloques: alternativa económica (Manuel de la Rocha jr. y Luz Rodríguez), transición política (Patxi López e Ignacio Urquizu), compromiso social (María Luisa Carcedo y Pilar Lucio) y España en el mundo (Ramón Jáuregui y Carmen Chacón).

Algunos de los postergados opinan que la externalización del “rearme ideológico y programático” no es necesariamente buena ni mala, pero admiten que, cuando menos, es un reconocimiento explícito de que la Ejecutiva nunca ha sido el equipo de confianza del secretario general, que desde el primer momento estableció un modelo jerárquico de círculos concéntricos.

El modelo del comité de sabios ya fue utilizado por Zapatero en 2004 como ha hecho ahora Sánchez, no sólo para trasladar a la opinión pública la existencia de un equipo preparado para gobernar, sino también para ganar autonomía frente a su Ejecutiva y resolver mediante la técnica del desplazamiento los conflictos internos entre sus miembros. Entonces el gran damnificado fue Jordi Sevilla, que nunca mantuvo una relación fluida con Zapatero y se vio relegado como cerebro económico en beneficio de Miguel Sebastián. Ahora, en un bucle del destino, la historia se repite con Manuel de la Rocha jr. y el propio Sevilla, que vive la misma experiencia pero interpretando el papel contrario.

Una vez proclamado candidato presidencial –también como Zapatero mediante unas primarias que no llegaron a celebrarse por falta de adversarios–, al igual que entonces su predecesor Sánchez se ha sentido liberado para nombrar ministrables, una etiqueta de la que ha despojado, de manera significativa, a Carmen Chacón (secretaria de Relaciones Internacionales) en beneficio de Ángel Ubide, que por su perfil encarna una clara apuesta por lo que ha dado en llamarse “diplomacia económica”.

Las tensiones dentro de la Ejecutiva han sido especialmente patentes en el área socio-económica, donde han chocado los planteamientos de De la Rocha jr. (Economía), Rodríguez (Empleo) y Carcedo (Bienestar Social). De los tres, sólo la manchega Rodríguez, que fue secretaria de Estado de Empleo con Zapatero, ha conservado el control de su área de responsabilidad y, además, se ve afianzada con la incorporación para el área de Bienestar Social de Magdalena Valerio, que aunque es de origen extremeño también ha desarrollado su carrera política en Castilla-La Mancha.

La decepción

Más allá de circunstancias personales, el de Jordi Sevilla ha sido uno de los nombramientos mejor recibidos porque se entiende que puede aportar solvencia en el área en el que la alternativa socialista plantea más incertidumbres (Economía e Innovación). Pero, desde posiciones de izquierda alternativa, Vicenç Navarro lo ha descalificado como paradigma español del “socioliberalismo”, que identifica como causa primigenia del declive de la socialdemocracia en toda Europa (El continuismo neoliberal del PSOE. Público).

Entre los nuevos cuadros dirigentes, los de la generación del secretario general, prima la decepción ante la composición del gobierno en la sombra confeccionado por Sánchez. De sus doce miembros, sólo uno tiene menos de cuarenta años, el catalán Maurici Lucena (39) –Política Industrial– y otros dos están en la cuarentena (Teresa Ribera –Energía y Sostenibilidad– y Ángel Ubide, con 46), mientras que el resto tienen 50 ó más años –cuatro de ellos superan los 60–.

El secretario general, Pedro Sánchez, ha optado por el modelo de los ‘galácticos’ del Real Madrid, en lugar de apostar por la cantera como el Barça

Además, hay quien opina que, lejos de ofrecer una imagen renovada, representa “más de lo mismo” porque alguno de los elegidos son fijos cada vez que se crea uno de estos comités, como Victoria Camps –Ética–, y otros, como el exministro Ángel Gabilondo –Educación, Ciencia y Cultura–, parecen haberse convertido en un comodín válido para todo.

Los jóvenes cuadros esperaban de Sánchez algo más de osadía e imaginación porque, a su juicio, su decisión de rodearse de veteranos no es otra cosa que una manifestación de su propia inseguridad en unos tiempos en que la renovación generacional se ha convertido casi en un imperativo.

La incógnita: ¿Hay un proyecto común?

Pero la crítica principal se sustancia en una metáfora futbolística. Entre el modelo de cantera del Barça y el de los galácticos del Real Madrid de Florentino Pérez, Sánchez ha optado por la fórmula merengue con fichajes de relumbrón como los de Rafael Bengoa –Sanidad–, Silvina Bacigalupo –Transparencia y Ética Empresarial–, Sami Naïr –Mediterráneo y Migraciones–, Victoria Camps, Ángel Ubide o Gabilondo. Al menos los cuatro últimos tienen como agente al grupo Prisa.

Tomados uno a uno, todos son relevantes, pero la pregunta de fondo que muchos se hacen es: ¿Tienen un proyecto en común? Y la respuesta queda en el aire, entre otras razones porque el goteo con el que se fueron anunciando los nombres apunta a que Sánchez fue rellenando las casillas en función y a medida de la respuesta que obtenía a sus ofrecimientos.

La referida metáfora futbolística aún tiene más recorrido. El estilo personalista de Florentino Pérez hace que la adhesión de los socios del Real Madrid a su presidente dependa exclusivamente del éxito –en el “comité de sabios” no hay ningún andaluz y en el equipo al que ha venido a sustituir sólo había uno, Antonio Pradas, como secretario de Política Federal, aunque no figuraba entre los coordinadores, con lo que el PSOE de Andalucía acumula otro argumento para desentenderse de un posible fracaso electoral–. Y, en el modelo de los ‘galácticos’, el entrenador es destituido de inmediato si no consigue ganar la Liga o la Champions –huelga recordar que en los partidos políticos el líder no tiene su equivalente en el presidente del club, sino en el entrenador–.

Decepción y malestar. Esto es lo que ha suscitado en amplios sectores del PSOE la creación y composición del “comité de expertos” que dará contenido y forma al plan de Gobierno con el que Pedro Sánchez concurrirá a las elecciones generales.

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