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PSOE-PSC, otro puente que se desmorona
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Gonzalo López Alba

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PSOE-PSC, otro puente que se desmorona

La gestora socialista da por "suspendido" el protocolo de relaciones suscrito en 1978 y este lunes pone en marcha su revisión

Foto: El primer secretario del PSC, el pasado 5 de noviembre, durante el XIII Congreso del partido, en Barcelona. (EFE)
El primer secretario del PSC, el pasado 5 de noviembre, durante el XIII Congreso del partido, en Barcelona. (EFE)

Uno de los últimos puentes entre España y Cataluña está al borde de romperse. Como uno de los efectos colaterales del abrupto final de la etapa de Pedro Sánchez, PSOE y PSC comienzan este lunes a abordar de cara la revisión de sus cláusulas nupciales, suscritas en 1978 en un documento de 12 folios, aunque el protocolo de unidad como tal apenas abarca dos. No es la primera vez que las relaciones entre los dos partidos entran en crisis. Ya ocurrió en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando el entonces secretario de Organización, José Blanco, sondeó la posibilidad de volver a crear la Federación Socialista de Cataluña, a raíz de la entrevista secreta con miembros de ETA que en 2004 celebró el ‘conseller in cap’ de la Generalitat, Josep Lluís Carod-Rovira, y la negativa del ‘president’ Pasqual Maragall a destituir a su socio republicano. Y también ocurrió en tiempos de Alfredo Pérez Rubalcaba, cuando Elena Valenciano negoció en 2013 la creación de un comité de coordinación política entre las respectivas direcciones para, precisamente, evitar la revisión del protocolo. Ahora, parece irreversible la decisión tantas veces pospuesta.

Para la gestora que dirige el PSOE, el protocolo está “suspendido” desde que el PSC se saltó el mandato del comité federal de facilitar la investidura de Mariano Rajoy con la abstención de los diputados socialistas. A partir de aquí, las posiciones dentro del PSOE no son unánimes. Hay quien, como el extremeño Guillermo Fernández Vara, está a favor de resucitar la federación catalana del PSOE y hay quien, como la andaluza Susana Díaz, considera imprescindible “revisar” el marco de relaciones con el PSC para “equilibrarlo”, pero no cree que la alternativa sea fundar un PSOE catalán.

Susana Díaz es partidaria de revisar el acuerdo sin llegar a la ruptura, pero otros dirigentes quieren resucitar la federación catalana del PSOE

Y algo parecido ocurre en el PSC. Hay quien, como la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlon, derrotada por Miquel Iceta en las primarias de octubre en el PSC, aboga abiertamente por reformular íntegramente el protocolo, y hay quien, como el exsecretario de Organización José Zaragoza y Antonio Balmón, alcalde de Cornellà de Llobregat, han hecho todo lo posible por impedir que se llegara a esta situación. Iceta ha procurado mantener una posición intermedia, defendiendo que bastaría con hacer una interpretación “adaptada a la nueva realidad política”, pero, en el congreso del PSC que le confirmó como primer secretario, eligió como mano derecha a la alcaldesa de L'Hospitalet de Llobregat, Núria Marín, que torpedeó la posibilidad de que el PSC navegara en la crisis socialista guardando la ropa, es decir, absteniéndose de participar en la votación del comité federal que decidió pasar del no a la abstención en la investidura del candidato presidencial del PP.

Así las cosas, el primer secretario del PSC viajará este lunes a Madrid con el ánimo de escuchar “lo que nos tenga que decir” el presidente de la gestora, Javier Fernández —protagonista en el comité federal de algunas de las controversias más intensas con los socialistas catalanes—, y la voluntad de “no romper nada”, según aseguran fuentes próximas. Pero Iceta llegará también con un mensaje de fondo para propiciar la reflexión entre los socialistas del resto de España: “No es un buen momento para que el PSOE se desentienda de Cataluña. Si el PSC no cabe en el PSOE, ¿cómo va a caber Cataluña dentro de España? Los independentistas sacarán tajada. Puigdemont le va a decir a Rajoy que no quiere participar en la Conferencia de Presidentes autonómicos y el PSOE, ¿le va a decir al PSC que no quiere que vaya a las reuniones de su comité federal? Con un referéndum por la independencia a la vuelta de la esquina y los secesionistas cerca del 50% los votos, no es el mejor momento para que los socialistas digamos que no nos entendemos entre nosotros”.

A pesar de las profundas diferencias, la gestora sigue reclamando al PSC que designe un representante en el órgano provisional de dirección del PSOE

Esta es la argumentación de fondo con la que la dirección del PSC intentará que la crisis no acabe en divorcio y se reconduzca hacia alguna fórmula de cohabitación: la necesidad de anteponer la repercusión que su ruptura puede tener en el debate político de Cataluña y sobre Cataluña a los aspectos orgánicos. “Si quieren que no vayamos a la reuniones de la ejecutiva ni del comité federal del PSOE, esos viajes que nos ahorramos”, dicen desde la dirección del PSC con cierto desdén que pretende rebajar el impacto de estas probables decisiones porque “la relación orgánica siempre se puede vestir, lo importante es la proyección que puede tener en el debate político”. Y aquí lanzan una advertencia de fondo: “Todo eso salvo que el PSOE, o una parte del PSOE, crea que la independencia de Cataluña es irreversible y entonces da igual. Esto sería lo realmente terrible”.

Foto: Javier Fernández, presidente de la gestora del PSOE. (Ilustración: Raúl Arias)

"Asimetría orgánica"

Pero para el PSOE llueve sobre mojado. La relación entre ambos partidos está, a su juicio, muy desequilibrada en beneficio del PSC y han sido los socialistas catalanes los que “han roto” el protocolo de relaciones amparándose en una “asimetría orgánica” que les permite participar en todas las decisiones del PSOE sin acatarlas cuando no son de su agrado. Por eso se plantea incluso que los militantes del PSC puedan participar en las primarias para la elección del candidato presidencial, pero no en la del secretario general del PSOE. Además, las diferencias no se limitan a cuestiones orgánicas, sino que tienen mucho que ver con la deriva nacionalista del PSC, que pretende el reconocimiento del Estatut “como Constitución” catalana, que habrá de ser “refrendada por el pueblo de Cataluña, que así decidirá libremente su relación con el Estado”. A pesar de todo, como gesto de buena voluntad y mano tendida, la gestora mantiene su petición al PSC para que designe a un representante en este órgano de dirección provisional.

El intento de Carme Chacón de convertirse en secretaria general del PSOE quebró las pautas de comportamiento mantenidas durante décadas

El origen de la quiebra se remonta al congreso de Sevilla de 2012, cuando la militante, diputada y dirigente del PSC Carme Chacón disputó la secretaría general del PSOE a Rubalcaba. Hasta entonces, el PSC había mantenido un tono discreto en las batallas orgánicas del PSOE, dando su apoyo al candidato que mantenía planteamientos políticos más cercanos a los suyos —como ocurrió con Zapatero en detrimento de José Bono, Matilde Fernández y Rosa Díez— para después alinearse con el secretario general electo. Antes de Chacón, otro catalán, Josep Borrell, había disputado unas primarias del PSOE, pero —además de militar formalmente en la federación madrileña— eran para la nominación como candidato electoral, no para la secretaría general. Con Chacón, los socialistas catalanes traspasaron las líneas continuas que marcaban los carriles de circulación acordados, y desde entonces no ha habido más que roces y choques. Toca repintar las líneas continuas y discontinuas o que cada uno vaya por su cuenta y a su libre albedrío.

Uno de los últimos puentes entre España y Cataluña está al borde de romperse. Como uno de los efectos colaterales del abrupto final de la etapa de Pedro Sánchez, PSOE y PSC comienzan este lunes a abordar de cara la revisión de sus cláusulas nupciales, suscritas en 1978 en un documento de 12 folios, aunque el protocolo de unidad como tal apenas abarca dos. No es la primera vez que las relaciones entre los dos partidos entran en crisis. Ya ocurrió en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando el entonces secretario de Organización, José Blanco, sondeó la posibilidad de volver a crear la Federación Socialista de Cataluña, a raíz de la entrevista secreta con miembros de ETA que en 2004 celebró el ‘conseller in cap’ de la Generalitat, Josep Lluís Carod-Rovira, y la negativa del ‘president’ Pasqual Maragall a destituir a su socio republicano. Y también ocurrió en tiempos de Alfredo Pérez Rubalcaba, cuando Elena Valenciano negoció en 2013 la creación de un comité de coordinación política entre las respectivas direcciones para, precisamente, evitar la revisión del protocolo. Ahora, parece irreversible la decisión tantas veces pospuesta.

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