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El debate ahonda las trincheras entre los candidatos del PSOE
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Gonzalo López Alba

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El debate ahonda las trincheras entre los candidatos del PSOE

Los puñales volaron en todas las direcciones, aunque los tres aspirantes a la secretaría general se esmeraron para ser exquisitos en las formas

Foto: Los candidatos a la Secretaría General del PSOE, Susana Díaz (i), Patxi López (c) y Pedro Sánchez (d), en la sede del partido momentos antes del debate. (EFE)
Los candidatos a la Secretaría General del PSOE, Susana Díaz (i), Patxi López (c) y Pedro Sánchez (d), en la sede del partido momentos antes del debate. (EFE)

Los tres protagonistas principales del psicodrama político del 1 de octubre, rodeados por un buen puñado de secundarios, regresaron este lunes juntos al ‘lugar de los hechos’: la sala Ramón Rubial, donde habitualmente se celebran las reuniones del Comité Federal del PSOE y también tuvo lugar la que, más de siete meses después, sigue marcando la dinámica interna del socialismo español. Aunque, escrutados en directo por centenares de ojos y varias cámaras de televisión, esta vez las formas fueron exquisitas, ahora como entonces primaron los ajustes de cuentas y la revisión de las actitudes personales en un pasado reciente que lastra al partido como la melancolía a las personas.

Susana Díaz, Patxi López y Pedro Sánchez, que no había vuelto a pisar la sede de la calle Ferraz desde que en aquella fecha se vio forzado a dimitir como secretario general, se dieron cita a mediodía para celebrar el único debate entre los tres candidatos a liderar el partido y quedó claro que sus diferencias tienen más que ver con las personas que con las ideas, aunque también en estas se pusieron de manifiesto algunas divergencias que no son menores, especialmente sobre la configuración de España.

El debate confirmó que las diferencias son más personales que de ideas, aunque hay divergencias en asuntos como la configuración de España

Los tres aspirantes a la secretaría general se esmeraron por guardar las formas, pero las navajas volaron en todas las direcciones en forma de hemeroteca y recuerdos envenenados, especialmente entre Díaz y Sánchez. “Es un debate pequeño, de mirarse el ombligo”, les reprochó López, advirtiendo a ambos, como si del hermano mayor se tratase, de que el juego se acaba para todos si el juguete se rompe, de tanto pelearse por su posesión en lugar de compartirlo. El toma y daca entre Díaz y Sánchez abrió un espacio propicio para afirmar la ‘tercera vía’ que él abandera, pero es cosa distinta que, siendo tan elevada la polarización, alguien prestara atención a los intentos del exlendakari por conducir la discusión a un terreno más constructivo y que eso vaya a traducirse en votos para su candidatura.

Foto: Los candidatos a la Secretaría General del PSOE, Susana Díaz (i) y Patxi López (c), se saludan en la sede del partido en la madrileña calle de Ferraz, en presencia de Pedro Sánchez. (EFE) Opinión

De hecho, de lo que más se hablaba al término del debate en los equipos de los otros dos candidatos es de si habrá desplazamiento de “voto útil”. Puesto que los bloques constituidos en torno a Díaz y Sánchez parecen estancos, la transferencia podría producirse, de forma bidireccional, entre Díaz y López y/o entre López y Sánchez. Los susanistas confían en que haya una fuga de votos de Sánchez hacia López que amplíe la ventaja obtenida en avales por la presidenta de Andalucía y los sanchistas esperan que el trasvase se produzca en dirección inversa para recortar esa ventaja. Los partidarios de López, por su parte, se aferran a la posibilidad de que su candidato crezca por los dos flancos.

Patxi López rechaza airado las dos invitaciones de Pedro Sánchez para que retire su candidatura y se integre en la suya

Son deseos y expectativas porque quienes mantienen una posición más equidistante creen que la principal virtud práctica de los debates es que contribuyen a movilizar y, como se puso de manifiesto en la recogida de avales, los militantes ya lo están como pocas veces. Eso sí, el debate es el último ‘chute’ para los candidatos y sus equipos de campaña. El que en 2014 celebraron Pedro Sánchez, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias sirvió de acicate para los seguidores del diputado vasco. “Sin el debate, Edu hubiera obtenido peor resultado”, reconoce un dirigente que entonces formó parte del equipo de Madina y ahora está enrolado con Díaz. Es decir, que dio un empujón a Madina pero no alteró la correlación de fuerzas que ya se había establecido.

Para intentar lograr este objetivo último, por dos veces, Sánchez invitó abiertamente a Patxi López a retirar su candidatura para integrarse en la suya: “Tus propuestas están incluidas en el proyecto más amplio que yo encabezo”. El vasco, aunque compartió con él que la abstención en la investidura de Mariano Rajoy fue un error, se revolvió: “Me parece muy bien que, si no tenías ideas, hayas cogido las mías”. No fue la única agarrada entre ambos. El exsecretario general se metió en el jardín de si España es o no una “nación de naciones” y el exlehendahari, con tono duro, le espetó: “Pedro, ¿sabes qué es una nación?”.

Díaz usó la ‘madre de todas las bombas’ contra la línea de flotación de Sánchez: “Si el PSOE no remonta, me marcharé sin fracturar el partido”

Para entonces, Díaz ya había lanzado la ‘madre de todas las bombas’ diseñada para torpedear la línea de flotación de Sánchez: “Si el PSOE no remonta electoralmente, yo me marcharé, sin hacer ruido ni fracturar el partido”. La presidenta andaluza dio la sensación de estar agarrotada, como si se hubiera tomado una dosis excesiva de tranquimazin, pero cumplió con el objetivo de colocar su titular. Y es que la principal preocupación de sus asesores era que en algún momento le pudiera el genio y perdiera los nervios con Sánchez, que se mantuvo firme en la defensa de su relato, aunque, como le dijo Díaz: “Pedro, cariño… no sé si mañana vas a defender lo mismo porque vas cambiando de opinión en función de lo que te va bien y cada día de la semana no se puede tener una visión de España. Tu problema eres tú y deberías hacértelo mirar”.

Foto: Los tres candidatos a la Secretaría General del PSOE, antes del único debate de las primarias. (Efe) Opinión

En cuestión de cariños, el antes y el después permitió comprobar que la relación más fluida es la que mantiene el equipo de López con los de los otros dos candidatos. Entre los de estos, se redujo prácticamente a los gestos de buena educación. Así que, aunque los tres hicieron votos a favor de la integración para el día después, esta se perfila ya como el gran problema a afrontar por el PSOE a partir del día 22.

Los tres protagonistas principales del psicodrama político del 1 de octubre, rodeados por un buen puñado de secundarios, regresaron este lunes juntos al ‘lugar de los hechos’: la sala Ramón Rubial, donde habitualmente se celebran las reuniones del Comité Federal del PSOE y también tuvo lugar la que, más de siete meses después, sigue marcando la dinámica interna del socialismo español. Aunque, escrutados en directo por centenares de ojos y varias cámaras de televisión, esta vez las formas fueron exquisitas, ahora como entonces primaron los ajustes de cuentas y la revisión de las actitudes personales en un pasado reciente que lastra al partido como la melancolía a las personas.

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