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Los pequeños y medianos empresarios se encomiendan al paraguas de Rajoy

El presidente del Gobierno homenajeó a las pymes, y las pymes, entusiastas, brindaron su apoyo al jefe del Ejecutivo después de tantos meses de incertidumbre y angustia

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante su intervención en la entrega de los Premios Cepyme. (EFE)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante su intervención en la entrega de los Premios Cepyme. (EFE)

El Museo Nacional Reina Sofía se había puesto sus mejores galas para celebrar el Día del Orgullo del Empresario, como enfáticamente señaló ante una entregada concurrencia el presidente de Cepyme, Antonio Garamendi, que ejerció de bilbaíno en estado puro.

Un acto de catarsis elevado a su máximo exponente. El presidente del Gobierno homenajeó a las pymes, y las pymes, entusiastas, brindaron su apoyo al jefe del Ejecutivo después de tantos meses de incertidumbre y angustia. Mariano, eres nuestro líder… pero no te pares…

En efecto. Un año más se habían convocado los III Premios Cepyme, que, al final, resultan el minuto de gloria para una organización que reúne al 18% del tejido industrial del país, representa el 65% del PIB y da empleo al 80% de la población.

El Reina Sofía, con la presencia del presidente, la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, un sinfín de altos cargos como Tomás Burgos y Jaime Garcia-Legaz, altos funcionarios monclovitas y todos los representantes de Cepyme y CEOE llegados de todos los rincones españoles, encabezados por el presidente Juan Rosell y su hijo el alevín de emprendedor. El viejo José Antonio Segurado no olvidaba sus orígenes y el nuevo Juan Pablo Lázaro quería demostrar que era alguien. Y lo es.

Desde Jesús Núñez, dueño de la Universidad Alfonso X El Sabio, al mundo de la farándula, que resultaba extasiada ante el homenaje (Premio al Empresario) a Enrique Cornejo, que atrajo —por una vez y sin que sirva de precedente— al mundo del teatro y del espectáculo. Aunque el primero que hizo los honores a Mariano Rajoy fue Guillermo de la Dehesa, a la sazón presidente del Museo Reina Sofía, y que ejerció como tal.

Se echó de menos al rey Felipe, que no suele faltar a la cita; pero sus obligaciones de Estado le tenían de hinojos en Portugal. Se dieron ocho premios a personajes e iniciativas ignotas que partieron de Cádiz, Tenerife, Extremadura, Mallorca y Cataluña. Dirigió el acto al más puro estilo '24 Horas' Sergio Martín, que estuvo ensayando para pronunciar bien el nombre del patrocinador del acto, Rami Aboukhair, jefe del Banco Santander España. Poco más y hace abrir una cuenta a los asistentes.

El orgullo empresarial

Hablaron muchos y a pocos se les entendió. Lo sustancial es que Antonio Garamendi reivindicó en un ambiente entregado “el orgullo de ser empresarios”, porque todo el mundo tiene su día y este es el nuestro. “Somos empresarios, repito, somos empresarios, que es sinónimo de trabajo, entrega, ilusión, riesgo y generosidad”. Tras recordar que habían desaparecido durante la crisis 1.700.000 autónomos y 300.000 pymes, se dirigió al presidente del Gobierno para felicitarle por su valentía al encarar las reformas que han dado la vuelta a este país. Mariano se revolvía de gusto en su sillón. Otro tanto la ministra Báñez. Por una vez, no estaban en territorio comanche.

Garamendi, que suele hablar por corto y por derecho, puso en el haber de Mariano los 500.000 puestos de trabajo creados y se apuntó a la cifra de 20 millones de empleos en la presente legislatura, que es la criatura más querida por el actual inquilino de la Moncloa. Más sonrisas y parabienes.

“Nosotros —dijo— creemos en el diálogo para sumar, no para dividir (…) Tenemos sentido de Estado y creemos en la estabilidad institucional. A ver si alguno se va enterando (…) Apoyamos seguir con las reformas, creemos en el equilibrio presupuestario, en la unidad de España y en la unidad de mercado".

El turno de Mariano

Con el viento a favor por una vez, el presidente del Gobierno devolvió los parabienes. "Habéis demostrado que no os rendís nunca, ni bajáis los brazos cuando vienen mal dadas. El éxito conseguido en los últimos años, tras una crisis feroz y desconocida, se debe en gran parte a vosotros. Sois de lo mejor de España y significáis la voluntad emprendedora de nuestro país".

“Nosotros, como vosotros, hemos representado la seriedad, la moderación y el trabajo. Y ni vosotros ni nosotros vamos a caer en la tentación de volver atrás y dar alas a los oportunismos…".

Se refirió luego a los días cruciales que llegan en el Congreso de los Diputados: techo de gasto, estabilidad presupuestaria, Bruselas, pensiones, pacto educativo y un largo etcétera. “Os digo que el próximo año volveremos a los niveles de riqueza previos a la crisis (…) Los haremos con vosotros y por vosotros (…) Pero que nadie crea que no hay peligros…”.

El presidente volvió a urgir a levantar el orgullo español “sobre cifras, datos y realidades (…) Lideramos el crecimiento en Europa y somos una referencia internacional en tantas cosas".

“No nos vendría mal creer algo más en nosotros mismos…”.

Luego llegó el inevitable cóctel, tan frugal como los resultados últimamente de la banca. Y con él los inevitables selfis, donde el presidente Rajoy parece medir su grado de popularidad. No daba abasto, pese a jugar en el Pasarón pontevedrés. Quien más y quien menos quería hablar de su pequeño negocio en su terruño; para ellos, el 'premier' siempre tiene una palabra amable, aunque tenga que tirar de Wikipedia.

Alguien me susurró: "¿Y por qué Garamendi no ha sido nombrado ministro?". También dentro de Cepyme tiene sus críticos, que consideran que baila en demasía el agua a Rosell.

Resumiendo que es 'cepymeando': Rajoy homenajeó a sus pymes y las pymes se cobijaron en sus faldas. Están convencidos de que cuatro años más no se los quita ni dios.

El Museo Nacional Reina Sofía se había puesto sus mejores galas para celebrar el Día del Orgullo del Empresario, como enfáticamente señaló ante una entregada concurrencia el presidente de Cepyme, Antonio Garamendi, que ejerció de bilbaíno en estado puro.

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