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Antoni Fernàndez Teixidó

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Referéndum táctico

Lo decisivo no es si habrá o no un referéndum acordado. No lo habrá. Lo determinante es cómo se acumulan fuerzas para llegar a unas elecciones en junio o en septiembre y ganarlas

Foto: El presidente de la Generalitat Carles Puigdemont, el jueves en el Parlament. (Reuters)
El presidente de la Generalitat Carles Puigdemont, el jueves en el Parlament. (Reuters)

La intervención del 'president' Puigdemont en el reciente trámite parlamentario de la moción de confianza se ajustó al guion preestablecido. Se trataba de superarla consiguiendo el apoyo de la CUP para encauzar la presente legislatura y preparar su desenlace final.

Hacía semanas que la CUP había accedido a las pretensiones del presidentPuigdemont y de su Govern. El elemento clave para la obtención del sí era una propuesta de referéndum que con toda seguridad acabaría siendo unilateral. Y una promesa vaga de aprobar los presupuestos de 2017 siempre que aparentaran una naturaleza de “cuentas para la independencia”. La CUP estaba y, así lo manifestó, por el acuerdo total en este escenario político. Sin embargo, independientementede la contundencia dialéctica de Puigdemont, la propuesta de un referéndum es, esencialmente, táctica. Las intenciones del 'president' son, a mi juicio, las siguientes:

  • Sumar de nuevo la CUP a la hoja de ruta del 'procés', sin ulteriores quebraderos de cabeza ni sobresaltos.
  • Tratar de añadir a Catalunya Sí que es Pot cuando menos en el recorrido político inmediato de esa hoja de ruta.
  • Ofrecer, sin decirlo explícitamente, un instrumento político que intente agrupar a buena parte del electorado catalán que se manifiesta a favor del derecho a decidir y que siente la necesidad de votar un referéndum, fundamentalmente, acordado y vinculante.
  • Emplazar, enfáticamente, al Gobierno español, el de hoy y el de mañana, a la celebración de una consulta vinculante, aun a sabiendasde que la posibilidad de acordarlo estotalmentenula.
  • Ajustar lo que queda de legislatura a los 18 meses pactados en el acuerdo de estabilidad parlamentaria entre Junts pel Sí y la CUP.

No se trata de regresar, como se ha dicho, reiteradamente, a una pantalla anterior. Todo lo contrario. Se trata de una política clásica de emplazamiento, en toda regla, al Gobierno español para demostrar, fehacientemente, que ni este ni el próximo se moverán —ni mucho ni poco—en la dirección requerida por los independentistas. Dicho másclaramente, el Govern catalánya cuenta hoy con la negativa, sin matices, del Gobierno central.

El referéndum no será acordado. Y la pregunta es: ¿se realizará?, ¿se intentará llevarlo a cabo? La respuesta es no. Los independentistas saben que el 9N 2014 es irrepetible. Más aún. Por razones diversas, no conviene a sus intereses que se repita. La alternativa a la convocatoria de un referéndum son las elecciones constituyentes. No juzgo aquí si este es un movimiento con sentido político o no. Se puede compartir o no. De sobrasabenque yo no lo hago. Pero, sin duda, las elecciones constituyentes serán convocadas cuando el grado de interiorización de la prohibición del Gobierno español a celebrar un referéndum, sea lo más grande posible en el electorado catalán.

Los independentistas saben que el 9N 2014 es irrepetible. Más aún. Por razones diversas, no conviene a sus intereses que se repita

Puigdemont pronunció durante su intervención una frase que no debería pasar inadvertida. “En junio estaremos preparados para estar desconectados”. Este es el mensaje fundamental y no el anuncio de “referéndum o referéndum”.

El 'president'evaluará a lo largo de la primavera si le conviene avanzar las elecciones antes del verano, o si corre el riesgo de convocarlas para la segunda quincena de septiembre sin poder valorar, con exactitud, la intensidad de la movilización popular del próximo 11S que puede ir al alza o a la baja.

Sospechoque poco importa lo que el Gobierno español haga o pueda hacer al respecto, siempre y cuandono se produzca un cambio significativo de la orientación política de las instituciones españolas. Sinceramente, creo que este cambio no puede producirse ahora ni en un futuro inmediato. Lo que de verdad cuenta es la estrategia del Govern, que se ajustará a la cambiante correlación de fuerzas entre independentistas y no independentistas en Catalunya. Lo decisivo no es si habrá o no un referéndum acordado. No lo habrá. Lo determinante es cómo se acumulan fuerzas para llegar a unas elecciones en junio o en septiembre y ganarlas.Se convocarán, formalmente, unas elecciones autonómicas pero se convertirán, realmente, en unas nuevas plebiscitarias bajo el epígrafe, esta vez, de elecciones constituyentes.

Un guion trazado con un desenlace imprevisible. Pienso que el independentismo catalán parecer creer que no le queda otro remedio que seguir adelante pedaleando sin vislumbrar el horizonte. Acumulando activos o… perdiéndolos. Después se librará la próxima batalla que será electoral y con un resultado bien incierto. Confiemos, no obstante, en que el futuro nunca está escrito.

La intervención del 'president' Puigdemont en el reciente trámite parlamentario de la moción de confianza se ajustó al guion preestablecido. Se trataba de superarla consiguiendo el apoyo de la CUP para encauzar la presente legislatura y preparar su desenlace final.

Carles Puigdemont Cataluña Parlamento de Cataluña