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Antoni Fernàndez Teixidó

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Nada está aún, definitivamente, perdido

En el contexto político catalán nace un movimiento, Libres. Se trata de poner en pie un instrumento político que sirva para luchar en el Parlament de Catalunya

Foto: Imagen de un pleno en el Parlament de Catalunya. (EFE)
Imagen de un pleno en el Parlament de Catalunya. (EFE)

Si en Catalunya hay hoy un diagnóstico unánimemente compartido, este es la práctica desaparición del centro político catalanista. La refundación de CDC y las últimas derrotas electorales de UDC confirman la pérdida de influencia de este espacio político. Resulta indiscutible.

Pienso que varias razones explican este fenómeno. Las enumero, concisamente:

  1. El efecto largo y sostenido de la inevitable política de recortes presupuestarios impulsada por el Govern de CiU, producto de la crisis y la recesión de 2010-2015.
  2. La apuesta del entonces 'president' Artur Mas por una hoja de ruta que privilegiaba la independencia por encima de cualquier otra cuestión. Esa era su respuesta al escenario político creado después de múltiples desencuentros con el Gobierno español.
  3. El desmantelamiento progresivo de las posiciones políticas del centrismo catalanista, tradicionalmente vinculadas a la moderación, al compromiso y a la consecución de acuerdos como pauta esencial del quehacer político.
  4. La inestabilidad padecida en Catalunya durante estos últimos años debido a factores exógenos y endógenos.

Sin duda, todos estos elementos han contribuido al naufragio del catalanismo centrista.

El Partido Demócrata Europeo Catalán, PDE.CAT —la CDC refundada— no ha conseguido aún hacer creíble, ante la opinión pública, la defensa sincera de este espacio político, a pesar de sus esfuerzos por conseguirlo. Probablemente, su retórica radicalizada y algún inoportuno aspaviento no se lo han puesto fácil.

La primacía de las exigencias de los militantes del partido por encima de los intereses del electorado y la apuesta inconcebible —hace tan solo unos años— por la independencia, la república y la desobediencia civil han cegado esa alternativa. Con tales aspiraciones políticas resulta imposible, hoy en Catalunya, reclamarse de centro y defender la moderación y la tolerancia. Es un contrasentido.

Con tales aspiraciones políticas resulta imposible, hoy en Catalunya, reclamarse de centro y defender la moderación y la tolerancia. Es un contrasentido

UDC cumplirá el día 7 de noviembre 85 años. Lo hará en una situación límite. Las dificultades objetivas que nacen del concurso de acreedores obstaculizan la posibilidad de un resurgimiento de la democracia cristiana catalanista en base a sus propias fuerzas. No hace falta decir que, como en el caso anterior, también es este un desdichado episodio que ha privado de voz a los catalanistas.

Merecen consideración aparte los dirigentes y militantes de un partido y del otro que han quedado al margen de la política activa. Creo que aún tienen cosas importantes que decir y hacer. Este es un capital político que está amortizado y no puede ser ignorado.

En este contexto preciso, nace un movimiento, Libres. Defendiendo las libertades. Esta corriente intentará recuperar este espacio perdido para propiciar la movilización de un electorado que hoy se siente huérfano. No se trata de una iniciativa más —¿cuántas llevamos?— con el propósito de influir, moderar, templar y aportar ideas y reflexiones. Se trata más bien, de poner en pie un instrumento político que sirva para luchar en defensa de sus postulados dentro y fuera del Parlament de Catalunya.

Merecen consideración aparte los dirigentes y militantes de un partido y del otro que han quedado al margen. Tienen cosas importantes que decir y hacer

¿Cuáles son sus principales señas de identidad? Sintéticamente: el catalanismo no independentista, el liberalismo, el humanismo y el europeísmo. Adicionalmente, se pretende construir un nuevo proyecto que pueda convertirse en un partido que ha aprendido de todos los errores cometidos en estos últimos veinte años. Un movimiento con la experiencia intergeneracional y el dinamismo y la ilusión de muchos jóvenes. Con un estilo propio que respete a todos sus adversarios políticos y que haga de la moderación y la tolerancia una auténtica referencia. He aquí, Libres.

Tres consideraciones resultan esenciales

La primera, es que este movimiento —que puede transformarse en un partido— no debe convertirse en una plataforma política exclusivamente electoral, sumando todas las iniciativas existentes. No pretende eso. Se requiere disponer de un elemento político que sea percibido por el electorado catalán como nuevo, claro, diferenciado y al tiempo, familiar.

La segunda consideración guarda relación con la indisimulable necesidad de hacer frente a las posiciones izquierdistas radicalizadas que avanzan imparables. No hace falta decir que hay que respetarlas, pero urge entender que es necesario combatirlas, democráticamente, y ponerse manos a la obra.

La izquierdización, la banalización de la política, los populismos y ese aire destructivo que hace de la desobediencia su arma favorita han de ser prescindibles en la política catalana.

La última tiene que ver con la voluntad de sumar y sumar. Y hacerlo con una comunión precisa de los objetivos y las políticas que podemos compartir. Hay que hacerlo, no obstante, bajo una nueva bandera que dé esperanzas a un electorado profundamente decepcionado. Ciudadanos que desean encontrar caminos de diálogo, negociación y acuerdo, aún a sabiendas de cuán difícil es su empeño.

Esa es la audaz apuesta. A nadie se le escapa la dificultad de la misma. Solo desde el optimismo de la razón y el corazón es posible intentarlo

Esa es la audaz apuesta. A nadie se le escapa la dificultad de la misma. A nadie se le oculta lo incierto del resultado. Solo desde el optimismo de la razón y el corazón es posible intentarlo.

No se puede garantizar que la nave llegue a puerto. Se puede asegurar que zarpará. Que la travesía sea leve.

Si en Catalunya hay hoy un diagnóstico unánimemente compartido, este es la práctica desaparición del centro político catalanista. La refundación de CDC y las últimas derrotas electorales de UDC confirman la pérdida de influencia de este espacio político. Resulta indiscutible.

Partido Demócrata Parlamento de Cataluña Artur Mas CiU