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Chaves y Griñán, la doble equis de la trama de los ERE
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Javier Caraballo

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Chaves y Griñán, la doble equis de la trama de los ERE

Comparecerán si esta vez no se tuerce nada con el cinismo de las excusas burdas. Chaves y Griñán se sentarán hoy ante la comisión de investigación

Comparecerán si esta vez no se tuerce nada con el cinismo de las excusas burdas. Chaves y Griñán se sentarán hoy ante la comisión de investigación de la trama de los ERE que el Parlamento andaluz celebra desde agosto, con más silencios que explicaciones. Comparecerán los dos presidentes bajo los que se gestó, gestionó y estalló el entramado ilegal con el que el Gobierno andaluz hizo uso de más de 1.000 millones de euros sin ningún procedimiento legal, ajeno a cualquier control, ausente de toda transparencia. Quizá el trámite de la comparecencia ante la comisión sea más chocante para Manuel Chaves, tan reacio a colocarse bajo el foco de luz de la transparencia parlamentaria: la última vez que lo citaron, cuando se investigaba la condonación de créditos de una caja de ahorros a distintos dirigentes del PSOE andaluz, entre los que se encontraba, Chaves decidió disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas. Aquello ocurrió en 1996 y, desde entonces, el PSOE no ha admitido ni una sola comisión de investigación más en la Cámara andaluza. Hasta hoy.

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Comparecerán, y como de su testimonio, ya conocido por el relato uniforme de exculpación que han mantenido ambos sobre el escándalo, nada nuevo se puede esperar, sólo queda el interés de contemplarlos como la doble X de esa trama, siguiendo el esquema clásico de responsabilidades que un día trazó Garzón cuando investigaba los GAL. Y ningún error, ningún exceso, puede temerse al señalarlos a ambos como los principales responsables políticos de la trama porque es precisamente eso, la responsabilidad política, la que se persigue en una comisión parlamentaria; la otra, la responsabilidad penal está muy lejos de un parlamento y, sobre todo, obedece a una lógica muy distinta a la que rige en política. Para eso, para determinar la responsabilidad de Chaves y Griñán en la trama de los ERE, sólo hace falta repasar tres testimonios que ya están en las actas de esta comisión de investigación. ¿Conocían ambos que la Junta de Andalucía utilizaba un procedimiento ilegal para gestionar los fondos de empleo?

Se filtraron las conclusiones previas, que señalaban claramente a Chaves y a Griñán, y, tras las “modificaciones oportunas” (se utilizó esa explicación) se eliminaron las referencias directas. Aún así, pese al ‘maquillaje’, el informe definitivo dejará claro que en la trama de los ERE el Gobierno andaluz mantuvo un “incumplimiento continuo y reiterado de las normas vigentes”

El primer testimonio, del interventor general de la Junta de Andalucía durante esos años, Manuel Gómez. En su comparecencia, al igual que habrá sucedido en su declaración judicial, dejó claro que advirtió al Gobierno andaluz en quince ocasiones de las irregularidades del procedimiento y que nada se hizo para enmendarlo. Ante el Parlamento, Chaves y Griñán dirán que nada hicieron porque la Intervención no realizó informes vinculantes, ni informes de actuación, sino meras recomendaciones. Pero el interventor ya desmontó esa excusa con un símil clarificador: “Si su vecino le advierte a voces por la ventana que salen llamas por su extractor de humo, ¿usted qué haría? ¿Llamaría a los bomberos para evitar la catástrofe o esperaría a que su vecino confirmara la noticia por carta o correo electrónico? Sería inaceptable que ante su descuido, el vecino acabe pagando el desaguisado (…) Nosotros lo advertimos y quien tenía que tomar decisiones no las tomó; lo que resulta irónico es que quien no tomó decisiones se queje ahora de que no fue advertido”. El interventor añadió, en la misma comparecencia, que en toda su vida profesional no había conocido nada igual: "No he visto un caso como éste".

El segundo testimonio es el que se contienen en un informe de la Cámara de Cuentas de Andalucía que, si bien no ha llegado a la comisión de investigación para ser analizado, sí se conoce en buena parte de sus conclusiones. No conviene pasar por alto, porque forma parte del ‘juego sucio’ que ha embarrado desde el principio todo este despropósito, que del informe de la Cámara de Cuentas se conoció hace meses un borrador, mucho más contundente en la determinación de responsabilidades que lo que se plasme en la redacción definitiva. ¿Por qué? Pues porque se filtraron las conclusiones previas, que señalaban claramente a Chaves y a Griñán, y, tras las “modificaciones oportunas” (se utilizó esa explicación) se eliminaron las referencias directas. Aún así, pese al ‘maquillaje’, el informe definitivo dejará claro que en la trama de los ERE el Gobierno andaluz mantuvo un “incumplimiento continuo y reiterado de las normas vigentes”.

El tercer testimonio se extrae de la comparecencia de un tipo peculiar, el principal encarcelado de la trama de los ERE, el exdirector general de Empleo, Francisco Javier Guerrero, aquel que firmaba subvenciones hasta para pagar fiestas, drogas o alcohol. A nadie hace falta explicarle cómo funciona una cadena de mando, en política o en cualquier otra organización, pero la versión de Guerrero es importante porque, en su obsesión exculpatoria, en el PSOE andaluz lo han señalado a él como único responsable del desaguisado; aquella frase tan repetida de “esto es cosa de tres o cuatro chorizos”. Pues no, Guerrero actuaba siempre con el consentimiento de sus superiores. Y así lo dijo: "Nadie, absolutamente nadie, durante diez años, me ha manifestado la conveniencia o no de realizar mis funciones de una manera distinta a la que en su momento se me instruyó. Tampoco nadie varió el procedimiento después de mi cese".

Durante diez años, la Junta de Andalucía repartió cientos de millones de euros al margen de cualquier procedimiento legal. Lo hicieron para poder disponer de ese dinero con un criterio político, electoralista, sin las ataduras reglamentarias que exige el reparto de ayudas para la creación de empleo. Luego vino todo lo demás, del oscurantismo surgieron los aprovechados, los intrusos, los mangantes y las drogas. Lo primero, el criterio político, la directriz de gobierno, llevó a lo segundo, al burdo pillaje. ¿Chaves y Griñán? ¿Pero de verdad creemos que es necesario, a estas alturas, seguir haciéndose esa pregunta? Ante un engaño masivo, sostenido durante tanto tiempo, sólo cabe ya ordenar las responsabilidades políticas. El presidente, los presidentes, están en lo más alto. La doble equis.

Comparecerán si esta vez no se tuerce nada con el cinismo de las excusas burdas. Chaves y Griñán se sentarán hoy ante la comisión de investigación de la trama de los ERE que el Parlamento andaluz celebra desde agosto, con más silencios que explicaciones. Comparecerán los dos presidentes bajo los que se gestó, gestionó y estalló el entramado ilegal con el que el Gobierno andaluz hizo uso de más de 1.000 millones de euros sin ningún procedimiento legal, ajeno a cualquier control, ausente de toda transparencia. Quizá el trámite de la comparecencia ante la comisión sea más chocante para Manuel Chaves, tan reacio a colocarse bajo el foco de luz de la transparencia parlamentaria: la última vez que lo citaron, cuando se investigaba la condonación de créditos de una caja de ahorros a distintos dirigentes del PSOE andaluz, entre los que se encontraba, Chaves decidió disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas. Aquello ocurrió en 1996 y, desde entonces, el PSOE no ha admitido ni una sola comisión de investigación más en la Cámara andaluza. Hasta hoy.

José Antonio Griñán Manuel Chaves