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Griñán, el tuerto inter pares
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Javier Caraballo

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Griñán, el tuerto inter pares

 La debacle del PSOE en las elecciones gallegas y vascas ha vuelto a colocarlo en el centro de todas las miradas; otra vez puede verse, y

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La debacle del PSOE en las elecciones gallegas y vascas ha vuelto a colocarlo en el centro de todas las miradas; otra vez puede verse, y él se mira, y los suyos se lo repetirán al oído, que es él, y sólo él, José Antonio Griñán Martínez (Madrid, 1946), la principal referencia del socialismo en España. Por la relevancia institucional de la Junta de Andalucía, por la potencia orgánica del PSOE andaluz en el conjunto de la organización y, sobre todo, porque las heridas que se abrieron en el 38 Congreso federal no parecen cerrarse y, tan sólo ocho meses después, quienes, como Griñán, cuestionaban entonces a Rubalcaba vuelven a desenterrar sus críticas al secretario general. Otra vez, sí, otra vez puede sentir este hombre que el futuro de los socialistas españoles pasa por sus manos porque no hay nadie con más poder que él en todo el mapa socialista y Griñán parece dispuesto a jugar todas sus cartas para hacer efectiva esa posición de liderazgo, para "hacer visible", como tanto les gusta decir a los dirigentes políticos, que él es la referencia.

Lo que resulta más complejo de pronosticar, a partir de esa determinación evidente del dirigente andaluz de hacer valer su posición dentro del PSOE, es hasta dónde está dispuesto a llegar en su estrategia. Por ejemplo, frente a lo que se suele deslizar, lo que no parece probable es que lo que se esté planteando Griñán sea sustituir a Rubalcaba al frente de la ejecutiva socialista. Griñán ha evolucionado políticamente de forma extraordinaria en los tres últimos años, es verdad, y ha pasado de verse sólo como un político en puertas de la jubilación a un dirigente que, ahora, se confiesa "rejuvenecido" y con ganas de repetir de nuevo como candidato a la Junta de Andalucía. Pero no parece que su ambición política, la suya personal, vaya más allá. Es más probable que la pretensión de Griñán sea ejercer la influencia, convertirse dentro del PSOE en aquello que jamás ha sido, un peso interno con capacidad para hacer y deshacer políticas y ejecutivas.

De la misma forma que se alineó con Carme Chacón en el último Congreso federal e intentó catapultarla, lo que se puede esperar de Griñán ahora es, si el deterioro de Rubalcaba se mantiene, que pueda reeditar aquella jugada. Con una diferencia fundamental: ocho meses después de aquel Congreso que Griñán perdió, el dirigente de la Junta tiene ahora más poder orgánico que entonces, después de haber laminado a los críticos del PSOE andaluz en los sucesivos congresos regional y provinciales que se han celebrado tras las elecciones de la comunidad.

Es más probable que la pretensión de Griñán sea ejercer la influencia, convertirse dentro del PSOE en aquello que jamás ha sido, un peso interno con capacidad para hacer y deshacer políticas y ejecutivas.

Ejercer la influencia, ejecutar la referencia. Ese es, en cualquier caso, el primer peldaño y los pasos que Griñán y los suyos han ido dando confirman esa estrategia. Entre otras cosas, porque lo que ya no se oculta en el entorno del presidente andaluz, y así se ha expresado públicamente, es el descontento que existe con la oposición que Alfredo Pérez Rubalcaba le plantea al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Piensan, y admiten públicamente, que esa oposición debe ser más profunda, más ágil y dinámica, más efectiva. Para reconducirlo desde fuera, lo que ya ha hecho Griñán es solicitar que el Grupo Socialista en el Congreso se vuelque, durante el debate de presupuestos, con las enmiendas que se planteen desde Andalucía y que contienen la nueva línea política que ya se intenta implantar en la Junta. De alguna forma, se trata de repetir la estrategia coordinada de confrontación que ya se aplicó durante el mandato de José María Aznar, con el Gobierno andaluz como ariete contra el Gobierno de la nación.

Junto a esa política de desgaste incesante que se solicita, Griñán quiere liderar la estrategia del PSOE en el encendido debate del modelo territorial de España. Y también en esto se censura la indefinición de la ejecutiva federal. A la espera de la conferencia política que se ha aplazado a 2013, el secretario general de los socialistas andaluces ya anunció la creación de un "un grupo de expertos" para que le aporten ideas y, de forma paralela, ha comenzado a reunirse con otros barones territoriales del PSOE, como hace unos días con el secretario general del PSOE de Valencia, Ximo Puig.

Griñán no es, nunca lo ha sido, un líder destacado en el seno del socialismo español pero las circunstancias lo han colocado en una encrucijada histórica. En el tiempo que lleva al frente de la organización socialista andaluza, Griñán ha dado muestras sobradas de que carece de capacidad de liderazgo, pero los acontecimientos se han puesto de su lado, la coyuntura política se ha alineado claramente a su favor, y ahora, sencillamente, no hay discusión posible sobre el lugar que ocupa Griñán en el PSOE. Que también la política obedece a veces a las elementales reglas del fútbol de Boscov y las cosas son como son: a sus 66 años, José Antonio Griñán no ha ganado nunca unas elecciones y, sin embargo, ha sido dos veces investido presidente de la Junta de Andalucía; con él al frente de la organización, los socialistas han perdido por primera vez en treinta años todas las elecciones en Andalucía, las generales, las municipales y las autonómicas, y, sin embargo, su currículum hoy es más brillante que el del resto de barones regionales del PSOE, hasta el punto de dar lecciones. Griñán no es, nunca lo ha sido, un líder destacado del PSOE. Por eso quienes lo miran ahora no lo verán como primus inter pares, sino como tuerto inter pares. El predominio del tuerto en el partido en el que tantos se han quedado ciegos de poder. 

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La debacle del PSOE en las elecciones gallegas y vascas ha vuelto a colocarlo en el centro de todas las miradas; otra vez puede verse, y él se mira, y los suyos se lo repetirán al oído, que es él, y sólo él, José Antonio Griñán Martínez (Madrid, 1946), la principal referencia del socialismo en España. Por la relevancia institucional de la Junta de Andalucía, por la potencia orgánica del PSOE andaluz en el conjunto de la organización y, sobre todo, porque las heridas que se abrieron en el 38 Congreso federal no parecen cerrarse y, tan sólo ocho meses después, quienes, como Griñán, cuestionaban entonces a Rubalcaba vuelven a desenterrar sus críticas al secretario general. Otra vez, sí, otra vez puede sentir este hombre que el futuro de los socialistas españoles pasa por sus manos porque no hay nadie con más poder que él en todo el mapa socialista y Griñán parece dispuesto a jugar todas sus cartas para hacer efectiva esa posición de liderazgo, para "hacer visible", como tanto les gusta decir a los dirigentes políticos, que él es la referencia.

José Antonio Griñán