Es noticia
El silencio de los corderos socialistas
  1. España
  2. Matacán
Javier Caraballo

Matacán

Por

El silencio de los corderos socialistas

Lo que ya teníamos claro era que de Rodríguez Zapatero con respecto al PSOE se podía decir lo mismo que los béticos decían de Ruiz de

Lo que ya teníamos claro era que de Rodríguez Zapatero con respecto al PSOE se podía decir lo mismo que los béticos decían de Ruiz de Lopera, que sacó el Betis de la UVI y lo dejó en el tanatorio. Lopera, verán, se jactaba de haber sacado al Betis de una situación crítica, casi en la quiebra, y se presentaba como salvador con esa frase que repetía siempre, “¡estábamos en la UVI!” Cuando el singular Lopera se largó, al fin, imputado por varios delitos en los tribunales y con la institución bética destrozada, se pudo completar la frase y, desde entonces, el recordatorio sirve de moraleja para aplicársela a todos esos tipos que se presentan como salvadores ante la sociedad y acaban defraudando todas las expectativas y hundiendo aún más aquella realidad que prometían recuperar. Zapatero como Lopera, que no hay mejor epitafio para su biografía política tan frívola como la del ex secretario general del PSOE.


 

A la reunión de la Ejecutiva socialista se entra siempre con palabras cruzadas, dardos que vuelan en varios sentidos, pero llega la reunión de los barones y todo se aplaza por conquistar un bien inmediato, seguir sobreviviendo De todas formas, al contemplar la trayectoria que recorren esos salvadores, lo más interesante es detenerse en el comportamiento servil, complaciente, que tienen las sociedades a las que se dirigen. Dicho de otra forma: la existencia de ninguno de esos salvadores se explica si no se erigen sobre sociedades que se prestan decididas al encantamiento, que priman las ventajas a largo plazo sobre los proyectos de futuro y que, sobre todo, convierten en anatema cualquier impulso de crítica. El silencio y el asentimiento de las ejecutivas federales del PSOE fue la característica fundamental de la larga etapa de Rodríguez Zapatero como líder socialista y nadie que repase ahora las hemerotecas verá otra cosa; los desmanes de Zapatero, que le han costado a España caer en el agujero en el que estamos y al PSOE precipitarse a la situación crítica en la que se encuentra, no son concebibles, no hubieran sido posibles, si en las reuniones de ejecutivas de entonces en vez de parabienes se hubieras repartido reparos. 

Lo que resulta sorprendente de la reunión de ayer de la Ejecutiva Federal del PSOE, a tenor de las referencias que se han hecho, es que, al parecer, nada se ha avanzado en ninguno de los grandes debates que están pendientes. Era la primera reunión de la cúpula socialista después de la debacle de las elecciones gallegas y vascas y para encontrar una autocrítica hay que buscar en las horas previas, cuando Bono advirtió de la deriva ideológica de un partido que, con tal de alcanzar el poder, gobierna “con los independentistas en Cataluña y en Galicia, con los comunistas en Andalucía y con el PP en el País Vasco”. ¿Cómo entender que, a pesar de las consecuencias de esa política, la ejecutiva federal de ayer asumiera de facto la propuesta del PSC de reformar la Constitución para permitir el derecho a decidir de Cataluña? 

Tampoco se habló del liderazgo futuro (“Ni una sola voz discordante”) ni el locuaz Griñán de las previas dijo siquiera esta boca es mía cuando tuvo su turno en la Ejecutiva (“incluso, en algún momento, ha dicho que orgánicamente está muy bien donde está”). A la reunión de la Ejecutiva socialista se entra siempre con palabras cruzadas, dardos que vuelan en varios sentidos, pero llega la reunión de los barones y todo se aplaza por conquistar un bien inmediato, seguir sobreviviendo. “Ni duros, ni blandos, ni mediopensionistas”. Corderos y lobos con piel de cordero que guardan silencio en esos órganos decisorios y deslizan insinuaciones donde más daño le hace al partido. Una línea de silencio cómplice recorre la tragedia electoral del PSOE.

Lo que ya teníamos claro era que de Rodríguez Zapatero con respecto al PSOE se podía decir lo mismo que los béticos decían de Ruiz de Lopera, que sacó el Betis de la UVI y lo dejó en el tanatorio. Lopera, verán, se jactaba de haber sacado al Betis de una situación crítica, casi en la quiebra, y se presentaba como salvador con esa frase que repetía siempre, “¡estábamos en la UVI!” Cuando el singular Lopera se largó, al fin, imputado por varios delitos en los tribunales y con la institución bética destrozada, se pudo completar la frase y, desde entonces, el recordatorio sirve de moraleja para aplicársela a todos esos tipos que se presentan como salvadores ante la sociedad y acaban defraudando todas las expectativas y hundiendo aún más aquella realidad que prometían recuperar. Zapatero como Lopera, que no hay mejor epitafio para su biografía política tan frívola como la del ex secretario general del PSOE.