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Tesis para una espantada: “Griñán sólo huye de los ERE”
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Javier Caraballo

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Tesis para una espantada: “Griñán sólo huye de los ERE”

“Griñán sólo huye de los ERE”. Como lo ha dicho con esa contundencia, antes incluso de que en la conversación irrumpiera el escándalo millonario de los

Griñán sólo huye de los ERE”. Como lo ha dicho con esa contundencia, antes incluso de que en la conversación irrumpiera el escándalo millonario de los fondos fraudulentos de Empleo, la afirmación, así de tajante, llama la atención en un tipo como él. Por su cercanía, en tiempos, con el hoy presidente de la Junta de Andalucía, por los años de militancia que acumula en su carné socialista y, sobre todo, por el conocimiento preciso que tiene del aparato del PSOE de Andalucía. De ahí que la contundencia adquiera un valor especial en estas circunstancias, como si se multiplicara con el eco de las voces que salen del interior oscuro de un partido político. “Que sí, es sólo eso: Griñán no quiere pasar a la historia como el presidente que dimitió por el escándalo de los ERE de Andalucía”.

Insiste este dirigente socialista, experimentado en asambleas de partido y en tareas de gobierno, en su tesis sobre la espantada de Griñán, que ha dejado atónitos a tantos en el seno del PSOE, aunque nadie lo haga público, y con la insistencia llega la primera objeción porque, ciertamente, ese discurso no es nuevo; fue la propia oposición andaluza la que, desde el principio, vinculó la marcha de Griñán de la Presidencia de la Junta de Andalucía a la corrupción de los ERE. Y si esas acusaciones no han prosperado ha sido por la sencilla razón de que nadie que presienta que va a ser imputado por una jueza renuncia a un cargo que le garantiza el aforamiento en el Tribunal Supremo, algo que, en el caso autonómico, sólo está recogido en los estatutos de algunas autonomías. ¿Cómo va a ser esa la explicación?

Si lo que teme Griñán es que vaya a ser imputado por la juez Alaya, lo que haría es justo lo contrario: aferrarse a un cargo que le otorga el aforamiento. “Claro –rebate con inmediatez-, lo único que ocurre es que cuando yo afirmo que Griñán huye de los ERE, lo que no incluyo es que a lo que Griñán no piensa renunciar es a su condición de aforado. Se trata, sencillamente, de cambiar el ámbito político sin variar para nada los privilegios judiciales. 

Griñán no quiere pasar a la historia como el presidente que dimitió por el escándalo de los ERESi todo va como está previsto y las primarias del PSOE de Andalucía se solventan como está programado, esto es con la elección de Susana Díaz, su consejera de Presidencia, en unos meses, quizá en otoño, Griñán dimitirá de presidente de Andalucía y, de forma más o menos inmediata, se hará elegir senador por la Comunidad Autónoma. ¿Y sabes qué pasa con los senadores? Pues que también están aforados en el Tribunal Supremo. Pero en ese caso, si le llega la imputación, Griñán ya se habrá adelantado a la juez Alaya y su imputación no provocará el daño político mayor de tener que dimitir como presidente de la Junta de Andalucía, algo que le reclamaría de inmediato su socio de gobierno, Izquierda Unida. En ese supuesto, si lo imputan siendo senador, se tratará sólo de esperar el final de este proceso judicial que, en su caso, al final puede quedar en nada”.

La tesis, ciertamente, encaja en las dos vertientes a contemplar en un movimiento tan desconcertante como la renuncia de un presidente autonómico, al año de ser reelegido, y con tres años por delante para el final de la legislatura. La primera vertiente a tener en cuenta es el carácter de Griñán, un hombre que ha desarrollado toda su vida política a la sombra del liderazgo de otras personas, ya fuera en el Consejo de Ministros o, desde mucho antes, en la Junta de Andalucía, y que, de repente, cuando pensaba ya en la retirada, le cae de golpe todo el protagonismo, andaluz y español, del que siempre había carecido en el PSOE.

La ruptura abrupta con su mentor, Manuel Chaves, es, entre otros muchos ejemplos, la mejor evidencia de la soberbia con la que Griñán ha asumido su nuevo rol en política. Por esa personalidad política sobrevenida es por lo que, sencillamente, Griñán no va a aceptar pasar a la historia como el presidente que dimitió por el mayúsculo escándalo de los ERE. Sobre todo porque, en puridad, durante los años en los que se cometió el fraude no se le podría señalar a él como el principal responsable, ni siquiera como el autor intelectual del ‘fondo de reptiles’ y mucho de las atrocidades cometidas con esos fondos, sino como uno más de los actores que participaron en el mismo, a sabiendas de lo que ocurría o por un mandato superior.

La segunda vertiente a contemplar es el transcurso del proceso judicial de los ERE. En el esquema de pirámide de responsabilidades que se dibuja en el escándalo (‘Los ERE, una corrupción estamental’), la juez Alaya ha comenzado estos días, presumiblemente, la última fase de la investigación: los dirigentes políticos, la cúpula de la trama. En el primer auto en el que depura posibles responsabilidades políticas, Mercedes Alaya ha imputado a una veinte de personas, entre ellas a la ex consejera Magdalena Alvarez, pero, de forma significativa, ninguno de ellos tiene un aforamiento especial. 

La instrucción de este macroproceso no debería demorarse mucho másCabe pensar que a la juez de los ERE le queda aún un último auto por dictar, aquel que afecte a los responsables políticos, desde Chaves a Griñán pasando por José Antonio Viera, que sí tienen esa protección judicial, con lo que tendría que remitir el caso al Tribunal Supremo. Sería, en efecto, el último auto de Mercedes Alaya, pero lo dictaría con la investigación culminada; la investigación que comenzó con el ex director general, Francisco Javier Guerrero, que desveló el fondo de reptiles, continuó con los intrusos de los ERE, luego con los comisionistas, más tarde los intermediarios y finalmente con los responsables políticos.

Por lo demás, después de tres años, la instrucción de este macroproceso no debería demorarse mucho más, como ya le están sugiriendo a la juez desde varios ámbitos judiciales.

Todo eso cuadra, sí, pero ¿es posible que sea la información que tenga Griñán? También en eso es contundente este dirigente socialista, que no ve otra razón en la salida de Griñán que la huida del escándalo de los ERE. “La única razón por la que Griñán nombró consejero de Justicia a un destacado fiscal de Sevilla, Emilio de Llera, que conoce bien la instrucción de los ERE y a la propia juez Alaya, era para tener un control preciso de por dónde podía caminar el proceso. La coincidencia del anuncio de Griñán de su renuncia con el auto de imputación de los veinte cargos públicos de la Junta de Andalucía a quien menos le habrá sorprendido es al presidente de la Junta, porque ya Emilio de Llera le habría dicho que ese auto estaba próximo, y por eso Griñán se decidió a hacer público el anuncio de su renuncia y a poner en marcha, de forma inmediata el proceso de primarias”. 

El cerco se estrechaba, por tanto, y de ahí la premura. “De acuerdo, eso se entiende –le digo-, pero todo el proceso diseñado, ¿funcionaría igual si la persona elegida para sustituirle como candidato no es Susana Díaz, sino, por ejemplo, Luis Planas?”.

Griñán sólo huye de los ERE”. Como lo ha dicho con esa contundencia, antes incluso de que en la conversación irrumpiera el escándalo millonario de los fondos fraudulentos de Empleo, la afirmación, así de tajante, llama la atención en un tipo como él. Por su cercanía, en tiempos, con el hoy presidente de la Junta de Andalucía, por los años de militancia que acumula en su carné socialista y, sobre todo, por el conocimiento preciso que tiene del aparato del PSOE de Andalucía. De ahí que la contundencia adquiera un valor especial en estas circunstancias, como si se multiplicara con el eco de las voces que salen del interior oscuro de un partido político. “Que sí, es sólo eso: Griñán no quiere pasar a la historia como el presidente que dimitió por el escándalo de los ERE de Andalucía”.