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Susana Díaz tiene una margarita
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Javier Caraballo

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Susana Díaz tiene una margarita

Cada pétalo es una opción. Me conviene, no me conviene. Y la presidenta andaluza, Susana Díaz, está deshojando esa margarita porque no sabe cuándo debe convocar

Foto: La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz

Cada pétalo es una opción. Me conviene, no me conviene. Y la presidenta andaluza, Susana Díaz, está deshojando esa margarita porque no sabe cuándo debe convocar las elecciones andaluzas que, de no mediar adelanto electoral, tendrían que celebrarse en marzo de 2016. Susana Díaz lo que ha dicho en repetidas ocasiones es que su intención es agotar la legislatura y que, en cualquier caso, siempre decidirá en función de lo que más le convenga a esta región, pero ya sabemos que todo eso es parafernalia política, discursos de manual.

La duda en realidad es otra, es la contraria: ¿cuándo le conviene a Susana Díaz presentarse a las elecciones andaluzas? Sería la primera vez, el certificado de liderazgo que le falta para consolidarse. La decisión, por tanto, es crucial. Por eso, desde hace meses, van cayendo las hojas: Me conviene, no me conviene.

“La idea de la presidenta es adelantar las elecciones a noviembre”, vaticinan algunos dirigentes del PSOE. “Susana Díaz está pensando adelantar las elecciones a noviembre, y eso nos destrozaría a nosotros”, afirma, por su lado, un alto caro del PP andaluz. En Izquierda Unida también sostienen que la presidenta andaluza tiene dispuesto todo, a raíz de las tensiones artificiales que se han generado en el pasado, para justificar la ruptura de la coalición y el adelanto electoral y, en consecuencia, esta formación ya ha adelantado la elección de su candidato.

Noviembre próximo es, por tanto, la opción, la hipótesis de trabajo que manejan en la actualidad la mayoría de las formaciones políticas en Andalucía pero, ¿por qué?. ¿Qué ventajas tendría para Susana Díaz acortar la legislatura casi un año y medio si, como acaban de desvelar las últimas encuestas está muy lejos de la mayoría absoluta, con lo que tendría que reeditar otro pacto de gobierno con Izquierda Unida?

La principal explicación que se ofrece es que noviembre es, de todas las fechas posibles, la que menos dificultades encierra para que Susana Díaz, por lo menos, pueda ganarle las elecciones al Partido Popular. Y tal y como están las cosas en el PSOE, ganar otra vez en Andalucía, aunque sea por la mínima, es un valor fundamental. Noviembre. Dicho de otra forma: unos y otros tienen claro que si el principal aval del Partido Popular en los procesos electorales próximos es la mejora de la economía, a medida que pase el tiempo el panorama para el PSOE será peor. Con la tendencia actual de la economía, el discurso del gobierno se irá fortaleciendo.

Se trata sólo se recordar, por enésima vez, a Zapatero, el desastre económico del país, el vértigo de la quiebra, la amenaza de la intervención europea, la prima de riesgo desbocada, las cifras de paro disparatadas… Con cada balance de desempleo creciente, de mejora de la Seguridad Social, de crecimiento de al economía, al Partido Popular le será fácil recordar el trayecto recorrido: de la quiebra a la estabilidad. Con lo cual, para los intereses electorales del PSOE en Andalucía, el tiempo juega en su contra.

Ocurre, además, que el calendario electoral en España se aprieta a partir de enero de 2015 y no existen posibilidades de convocarlas, sin hacerlas coincidir con otras elecciones. En marzo del año próximo se celebran elecciones municipales y autonómicas (todas salvo Cataluña, País Vasco, Galicia y Andalucía) y unos meses después, en noviembre de 2015, llegan las elecciones generales.

Descartada la posibilidad de convocarlas de forma conjunta con las generales, que sería la peor opción de cuantas se manejan para los socialistas andaluces, la presidenta andaluza se vería abocada a agotar la legislatura y convocarlas en marzo de 2016. Pero, ¿qué pasa si la situación económica mejora y el PP sale fortalecido de esos dos procesos electorales? Y, sobre todo, en esa coyuntura favorable para el PP, para qué aguardar a que el candidato del PP andaluz, que aún es un desconocido, fortalezca su posición.

En ese sentido, la última encuesta conocida ha debido generar cierto vértigo entre los socialistas andaluces. La diferencia en este momento entre el PSOE y el PP en Andalucía se reduce a sólo unas décimas (36,87 frente al 36,17), cuando ese mismo centro de opinión diagnosticó en enero de este año que el PSOE le sacaba al Partido Popular andaluz cinco puntos de diferencia. Y en las elecciones europeas, que vinieron después, en mayo pasado, el PSOE logró distanciarse del PP en Andalucía en diez puntos, aunque, bien es cierto, que entre los dos perdieron más de 600.000 votos, casi a partes iguales. ¿Quiere decir la nueva encuesta que, en efecto, a medida que progresa la economía, el Partido Popular crece en intención de voto? Ese es el vértigo. Por eso, noviembre. Por eso, la margarita.

Ocurre, además, que en esa última encuesta de opinión sobre las elecciones en Andalucía lo que se refleja con nitidez es la irrupción de Podemos, que debilita tanto las opciones electorales del PSOE como de Izquierda Unida. Un detalle, casi una anécdota, muy significativa que cuenta al respecto un alto cargo del PP: “Hace unos días, un concejal de Izquierda Unida pidió audiencia con uno de nuestros alcaldes en las capitales andaluzas. Llevaba consigo unas encuestas: en las próximas elecciones municipales, en esa capital en concreto, Izquierda Unida desaparecía, el PSOE menguaba, y Podemos se convertía en la segunda fuerza política. El concejal de IU le pedía, casi le rogaba al alcalde, que pusiera en marcha el carril bici o alguna otra demanda de esta formación para intentar evitar el desastre”. Si ese es el panorama político inmediato, ¿es prudente esperar a que Podemos se fortalezca y obtenga representación en los ayuntamientos andaluces? ¿Qué ocurrirá si, al final, Susana Díaz, aun ganando las elecciones andaluzas, tiene que apoyarse en Izquierda Unida y, además, en Podemos?

“Mientras al PSOE no le salgan las cuentas, no habrá elecciones”, sostienen en Izquierda Unida. “Y las cuentas, la ambición de la dirección del PSOE, es buscar un momento electoral propicio para poder gobernar en solitario, acaso con acuerdos puntuales. Las encuestas, por ahora, no le otorgan esa ventaja; ese es el problema de Susana Díaz, que busca unas elecciones para consolidarse ella como líder y las cuentas no le salen. Lo veremos, como siempre, a la vuelta del verano, cuando se empiecen a negociar los presupuestos de la Junta de Andalucía”.

Cada pétalo es una opción. Me conviene, no me conviene. Y la presidenta andaluza, Susana Díaz, está deshojando esa margarita porque no sabe cuándo debe convocar las elecciones andaluzas que, de no mediar adelanto electoral, tendrían que celebrarse en marzo de 2016. Susana Díaz lo que ha dicho en repetidas ocasiones es que su intención es agotar la legislatura y que, en cualquier caso, siempre decidirá en función de lo que más le convenga a esta región, pero ya sabemos que todo eso es parafernalia política, discursos de manual.

Susana Díaz Izquierda Unida