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Cinco preguntas para 2015
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Javier Caraballo

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Cinco preguntas para 2015

¿Habrá independencia en Cataluña? ¿Qué pasará con los corruptos? ¿Habrá debacle electoral en el PP? ¿Cuál será el futuro de Podemos? ¿Se ha acabado la crisis?

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(Efe)

1.- ¿Qué va a pasar en Cataluña, habrá independencia?

Formulada así la pregunta, tan directa, la única respuesta que puede adelantarse es que no; que al final de 2015 no existirá una Cataluña independiente. Incluso en el mejor de los supuestos para los independentistas, la independencia no sería posible obtenerla en un año ya que siempre requeriría una ‘hoja de ruta’ mayor. Y eso sería, como queda dicho, en el supuesto de que Artur Mas convocase las elecciones en el primer trimestre de 2015 y el bloque independentista obtuviera una victoria incontestable, muy por encima de la mayoría absoluta.

Pero ya hemos visto que los últimos sondeos realizados en Cataluña no sólo no muestran esa tendencia sino que el bloque soberanista comienza a dar muestras de debilidad, por el desgaste propio del movimiento independentista que pareció tocar techo en el sucedáneo de referéndum del 9 de noviembre y porque el nacionalismo catalán también se ve sacudido por el terremoto de Podemos que ha convulsionado el panorama político español.

En esas circunstancias, lo que no entra en la cabeza de ningún analista político es que Artur Mas vaya a convocar elecciones de forma anticipada cuando sus propios sondeos vaticinan que volverá a darse un batacazo electoral (en un lustro habrá reducido la fuerza de CiU casi a la mitad) y que el apoyo a un estado independiente en Cataluña no llega, sumándolo todo, al 40%. Pero al president de la Generalitat sólo le queda como estrategia una continua huida hacia adelante, con lo que cabría apostar por el adelanto electoral y, a partir de ahí, vuelta a empezar en el desafío independentista porque el nuevo Parlament solo tendrá como objetivo declarar la independencia de Cataluña.

2.- ¿Es previsible una debacle electoral del PP en las elecciones municipales y autonómicas, como le ocurrió al PSOE con Zapatero?

Hasta ahora, todos los ciclos políticos han comenzado con las elecciones municipales, las únicas cuya fecha de celebración está fijada por ley de forma invariable: el cuarto domingo de mayo, transcurrido un mandato de cuatro años. Elecciones municipales y también, ese mismo día, elecciones de la mayoría de las comunidades autónomas, a excepción de las llamadas ‘históricas’. Pues bien, lo que ha ocurrido siempre es que esas elecciones han sido el termómetro más certero para las elecciones generales, de forma que anticipaban un cambio de inquilino en la Moncloa.

Así ha sido desde que el ‘cambio’ de Felipe González arrolló en el mapa electoral a la Unión de Centro Democrático hasta que la marejada popular de Mariano Rajoy consiguió en 2011 acumular más poder que ninguna otra fuerza política en España por la debacle absoluta del zapaterismo.

¿Puede ocurrir otra vez lo mismo? Es evidente que el Partido Popular sufrirá un importante descenso en las próximas elecciones municipales y autonómicas, no sólo por el desgaste de gobierno, la crisis económica y los casos de corrupción, sino porque, con independencia de todo eso, el hundimiento del zapaterismo fue tan devastador para el PSOE que compuso un mapa político distorsionado a favor del peso real de la derecha en España.

Sin embargo, aun teniendo en cuenta todos esos factores, no existen elementos de juicio para pensar en una catástrofe electoral del PP de Mariano Rajoy ni siquiera parecida a la ocurrida al PSOE con Zapatero. Ni es ese el ambiente que se respira en la calle ni son esas las estimaciones en muchos ayuntamientos y autonomías aunque, como también es sabido, el Partido Popular se encuentra cada proceso electoral con el hándicap de tener que sacar mayoría absoluta para gobernar por la inexistencia de partidos bisagra en la derecha.

En definitiva, que el 24 de mayo del año que estrenamos habrá elecciones municipales y autonómicas y, de nuevo servirán para vislumbrar lo que puede ocurrir unos meses después (noviembre de 2015 o enero de 2016) cuando lleguen las elecciones generales.

3.- ¿Conseguirá Podemos afianzarse en las elecciones generales o se desinflará antes?

Aquellos ‘friquis’, al decir de Pedro Arriola, que irrumpieron en las elecciones europeas con un triunfo que ningún sondeo vaticinó, se convirtieron a partir de entonces en el fenómeno político indiscutible de 2014. No hay tertulia de periodistas, intervención pública o debate de barra de bar en el que, cuando se habla de la realidad de España, no se haga referencia, directa o indirecta, antes o después, a este nuevo partido político. La cuestión es que, de la misma forma que nadie supo prever la llegada de Podemos, ahora se da el fenómeno contrario, aparece por todos lados con un avance arrollador.

Sucede en toda España, con sondeos que han llegado a situarlo como primera fuerza política en intención de voto, y ocurre también -y esto es lo extraordinario- en dos comunidades autónomas con un voto nacionalista tan acentuado, como son Cataluña y el País Vasco. Es extraordinario porque Podemos ha conseguido lo que ninguna otra fuerza política que se declare españolista, como es el caso del partido de Pablo Iglesias. En un momento de claro auge del independentismo, sólo Podemos parece capaz de romper la hegemonía nacionalista en el País Vasco y en Cataluña.

Pero todo esto, obviamente, son sólo estimaciones estadísticas, previsiones sociológicas. Queda por delante un año netamente electoral para comprobar si Podemos, como aspiran, puede convertirse en la fuerza política hegemónica de la izquierda española. Y habrá que esperar para conocer el alcance real porque, en su estrategia de implantación, la decisión más importante que ha adoptado Podemos es la de jugárselo todo a una sola carta, las elecciones generales. Las municipales y autonómicas de mayo no podrán ser, por tanto, un termómetro fiable de la importancia de Podemos en las elecciones generales.

A ello habría que sumarle, como ya se ha apuntado, la posibilidad de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, retrase dentro del límite legal las elecciones generales hasta finales de enero de 2016, en espera de una mayor consolidación de la economía. En todo ese tiempo de espera, Podemos debe retener la expectativa de frescura en la ciudadanía y, a la vez, tiene que mantenerse entre los ciudadanos el mismo estado de cabreo que ha hecho posible la irrupción de Podemos.

4.- ¿Veremos al fin condenas en firme por los principales casos de corrupción?

De los grandes escándalos de corrupción que conocemos, es probable que en 2015 solo llegue a juicio oral el que afecta a la Infanta Cristina. Los otros que se investigan, como el de la Gürtel y los ERE, es casi imposible que veamos a los imputados en el banquillo, a pesar de que en ambos casos la investigación está prácticamente finalizada. En lo que respecta a la Infanta Cristina sí es posible que el juicio se celebre en 2015 porque el juez Castro ya dictó el pasado 23 de diciembre la ratificación del auto de apertura de juicio oral, con la conocida decisión de imputarla como “cooperadora necesaria” en los delitos fiscales perpetrados por su marido Iñaki Urdangarin en los ejercicios 2007 y 2008. Y no parece probable que prospere el recurso de apelación presentado este 2 de enero por la defensa de la Infanta, y que debe resolver el propio juez instructor.

En la pieza principal de la Gürtel, una vez que la comisión permanente del Consejo General del Poder Judicial ha prorrogado la permanencia del juez Pablo Ruz en la Audiencia Nacional para que pueda finalizar la instrucción del caso, lo que se espera es que en marzo se dicte el auto de apertura de juicio oral. Pero para llegar a ese momento procesal, aun tiene que dictarse un auto de procedimiento, con los consiguientes recursos de las partes personadas, y posteriormente los pronunciamientos de todas ellas en los escritos de acusación.

Quiere decirse, en fin, que entre el auto de procedimiento, el auto de apertura de juicio oral y la celebración de la vista, cuando los acusados se sienten al fin en el banquillo frente al tribunal que los juzgue, pueden pasar muchos meses. En el caso de los ERE, la estimación es la misma o incluso más dispersa aún, porque no hay ninguna previsión cierta de cuándo puede cerrar la juez Alaya definitivamente el sumario, o al menos la pieza principal. Parece, en cualquier caso, que podría ser este mismo año cuando se dicte el auto de apertura de juicio oral, con lo que los más de doscientos imputados en esta causa podrían sentarse en el banquillo en 2016.

5.- ¿La salida de la crisis es efectiva o hay que temer por una nueva recesión en 2015?

Si algo se ha demostrado con la crisis económica que estalló en todo el mundo a partir de 2007, es que la mayor convulsión de las últimas décadas, con efectos devastadores en muchas economías comparables a las consecuencias de una guerra, es que nadie supo ver lo que estaba a punto de ocurrir. De la misma forma, una vez que estalló la crisis y se generalizó, nadie ha sabido precisar cuánto tiempo se tardaría en salir de la misma. Por todo ello, si algo aconseja la experiencia inmediata es prudencia en los análisis que se realicen.

No obstante, existen en la economía española algunas evidencias que parecen fuera de toda duda. El crecimiento sostenido de la economía española en los últimos seis trimestres, como puso de relieve el ministro de Economía, Luis de Guindos, en el Foro de Perspectivas Económicas de 2015, que organizó El Confidencial, está fuera de todo cuestionamiento que no se guíe por un interés meramente sectario. Igual que el ambiente de confianza que ese crecimiento ha generado en la sociedad, con un apreciable aumento del consumo interno.

Todo eso es indiscutible y en nada minimiza la terrible realidad de paro de España, la precarización del empleo y la asfixia de muchos servicios públicos por los recortes. En esa realidad, lo previsible es que en 2015 se mantenga la tendencia que observamos en este momento. Un año, en suma, de fin de crisis que caminará lentamente hacia la recuperación de lo mucho que se ha perdido. Eso, claro, siempre que España no se empeñe en lo contrario con tiros en el pie, en forma de ingobernabilidad en el país o aceleración de procesos soberanistas, y siempre que Europa no se desplome en alguna de las crisis que siempre hierven en su seno. Así que el pronóstico en 2015 es ése, con tanta incertidumbre como esperanza; ‘recuperación con los dedos cruzados’.

1.- ¿Qué va a pasar en Cataluña, habrá independencia?

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