Es noticia
Bárcenas y los jueces incendiarios
  1. España
  2. Matacán
Javier Caraballo

Matacán

Por

Bárcenas y los jueces incendiarios

La Justicia en España ya está el nivel del fútbol, la misma consideración social. Y lo mismo que decimos que cada español amante del futbol esconde

Foto:  El líder de Ciutadans, Albert Rivera. (EFE)
El líder de Ciutadans, Albert Rivera. (EFE)

La Justicia en España ya está en el nivel del fútbol, la misma consideración social. Y lo mismo que decimos que cada español amante del futbol esconde un entrenador de la selección, podría añadirse ahora que cada español lleva dentro un juez. Aquí se piensa en el once ideal de la selección española con la misma facilidad con la que se dictan sentencias, sin necesidad de atender a leyes, ni garantías, ni defensas. Antes de que cualquier procesado se enfrente a un tribunal, el personal ya ha dictado sentencia, sentencia sumarísima, y todo lo que se aparte de ese veredicto social será un engaño, un fraude o una conspiración.

El último ejemplo es de ayer mismo, cuando la sección cuarta de lo Penal de la Audiencia Nacional decidió atender, sólo parcialmente, los reiterados recursos del extesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas, para que pueda abandonar la prisión, en la que permanece como preso preventivo desde hace 19 meses, si abona una fianza de 200.000 euros. ¿Cómo? ¿Bárcenas a la calle? ¡Qué escándalo! La justicia callejera de España no podía tolerar, como era evidente, una noticia así, porque como se trata de dictar justicia desde la barra de un bar, entre cafés con leche o chatos de vino, de poco sirven las consideraciones legales más evidentes, como el hecho de que la prisión preventiva sólo puede contemplarse como un hecho excepcional, y jamás puede convertirse en anticipo de la condena que aún no se ha dictado.

Y Luis Bárcenas, además de tener todos sus bienes embargados, de estar obligado a presentarse en juzgado tres días a la semana cuando deposite la fianza, y de que le retiren el pasaporte; además de todo eso, lleva en prisión más de año y medio sin que se haya podido todavía defender ante un tribunal. El proceso judicial en el que está inmersoya está cerrado en la fase de investigación, con lo que difícilmente puede destruir pruebas, y hasta el fiscal ha elaborado ya su escrito de acusación, en el que le pide 42 años de cárcel. Obviar todo eso, considerar que la libertad bajo fianza de Bárcenas equivale a una excarcelación frívola de la Justicia española es ignorar los principios más elementales por los que nos sentimos ciudadanos de un Estado de derecho.

Y lo peor, desde luego, no es que proliferen, como entrenadores de fútbol, los jueces de barra de bar; lo más grave de todo es que sean los dirigentes políticos los que incendien la calle con la gasolina fraudulenta de la mentira y la demagogia. De todos los disparates que pudieron oírse ayer, convendría destacar los pronunciamientos de dos líderes políticos al alza, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y el de Ciudadanos, Albert Rivera. En sus respectivas cuentas de Twitter dieron rienda suelta a sus despropósitos.

200.000€ para salir de la cárcel: calderilla para el capo mafioso y la prueba de que hacen con la justicia lo que les da la gana. #Bárcenas

El primero, Pablo Iglesias, fue directo al trending topic con el trazo más safio: “200.000€ para salir de la cárcel: calderilla para el capo mafioso y la prueba de que hacen con la justicia lo que les da la gana”. Por su parte, Albert Rivera se pasó toda la tarde pegado al teclado. “Bárcenas entró en prisión por lo que sabía y ha salido por lo que sabe”. “El PP está en un sálvese el que pueda: le da igual la pérdida de credibilidad de la justicia y fiscalía”, “Rajoy cumple sus promesas. Bárcenas se une a los Pujol, Matas y compañía. Ha sido enseñar la patita hace tres días y ha salido de la cárcel…”

#Bárcenas entró en prisión por lo que sabía y ha salido por lo que sabe...

Uno y otro afirman en sus currículums que son profesores universitarios, Iglesias de Ciencias Políticas, con premio extraordinario por parte de la Universidad Complutense de Madrid, y el segundo, Albert Rivera, es licenciado en Derecho, con un postgrado en Derecho Constitucional. Sólo por respeto a la formación académica, a los dos se les debería caer la cara de vergüenza con un ejercicio así de demagogia incendiaria, dando a entender que Bárcenas ha cumplido ya con toda la pena por sus desmanes y se queda en libertad con sus cuentas en Suiza.

Pero no es eso, claro, lo que demuestran; las reacciones de estos dos jueces incendiarios lo que nos dejan claro es que ambos se acogen al principio más rastrero de la política, aquel que señala que “en política, todo vale”. Se les debería caer la cara de vergüenza, sí, aunque sólo fuera por el fraude para quienes los siguen; los miles de simpatizantes que tienen, esperanzados en que ambos representen un tiempo nuevo de la política en España. Y, ya ven, también ellos esconden todo aquello que se detesta de la política. Esa es la principal decepción de estos jueces incendiarios, con independencia de lo que cada cual piense de sus ideologías.

“La Justicia es la venganza del hombre social, como la venganza es la justicia del hombre salvaje”, dejó dicho Epicuro en la antigua Grecia, tres siglos antes de que naciera Jesucristo. Todo lo que ha hecho el hombre desde entonces, en estos dos milenios, ha sido construir un Estado de derecho en el que no tenga cabida el salvajismo, el sectarismo, las condenas previas, la indefensión. Cuando un juez dicta la salida de prisión de un preso preventivo como Luis Bárcenas que lleva tanto tiempo en la cárcel sin ser juzgado, lo que debería movernos a la reflexión es la posible la vulneración de los derechos de que tiene todo procesado, también el extesorero del PP.

Defender sus derechos en el proceso judicial no es defender a Luis Bárcenas, como trasladan los demagogos, sino que es defendernos a nosotros mismos. Porque cuando se defiende una justicia sumarísima, sin garantías, lo único que no calculamos es que nosotros mismos podemos ser un día víctimas de esa barbarie sectaria que proclaman sin decirlo los jueces incendiarios que proliferan en España.

La Justicia en España ya está en el nivel del fútbol, la misma consideración social. Y lo mismo que decimos que cada español amante del futbol esconde un entrenador de la selección, podría añadirse ahora que cada español lleva dentro un juez. Aquí se piensa en el once ideal de la selección española con la misma facilidad con la que se dictan sentencias, sin necesidad de atender a leyes, ni garantías, ni defensas. Antes de que cualquier procesado se enfrente a un tribunal, el personal ya ha dictado sentencia, sentencia sumarísima, y todo lo que se aparte de ese veredicto social será un engaño, un fraude o una conspiración.

Luis Bárcenas