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Cinco deditos: fábula de la corrupción andaluza
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Javier Caraballo

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Cinco deditos: fábula de la corrupción andaluza

El máximo empeño de los dirigentes políticos ha consistido en intentar presentar todo lo ocurrido como episodios esporádicos de corrupción

Foto: La presidenta andaluza, Susana Díaz. (EFE)
La presidenta andaluza, Susana Díaz. (EFE)

Un divertimento infantil para explicar la corrupción andaluza. La simpleza de aquella historieta de las abuelas, cuando nos sentaban en el regazo e iban contando, dedo a dedo, la fugaz aventura de un huevo. La historia empezaba en el dedo meñique y acababa siempre en el pulgar. ¿Queno se acuerda? Sí, verá… “Este puso un huevo, este lo cogió, este fue a por pan, este lo frioy este picarillo gordo se lo comió”. Desde que surgió el escándalo de los ERE y, a raíz de aquella investigación policial, todos los demás casos de corrupción que afectan en la actualidad a la Junta de Andalucía, el máximo empeño de los dirigentes políticos ha consistido en intentar presentar todo lo ocurrido como episodios esporádicos.No se dan cuenta de que, simplemente por el número de personas y de ayudas implicadas, no es posible pensar en actos aislados.

Aunque no se haya constituido como tal, la corrupción andaluza conforma una trama en la que cada cual juega un papel. Y para que haya un picarillo gordo que se coma el huevo, tiene que haber antes otros que participen del mismo sistema viciado. Es el esquema clásico del cuentecillo de la abuela. Este ideó el plan, este lo puso en marcha, este lo financió, este buscó a las empresas y este picarillo gordo se lo llevó. Y cada cual tiene su responsabilidad.

Si la corrupción andaluza no hubiera alcanzado ese nivel depenetración en la Administración y en la sociedad, la investigación que lleva a cabo la Policía en los cursos de formación, que es el escándalo más reciente, jamás se extendería, como se sospecha, a miles de ayudas. Y no afectaría a todas y cada una de las ocho provincias andaluzas, como está ocurriendo. Ni habría decenas y decenas de detenidos en cada batida, desde funcionarios a empresarios, pasando por responsables políticos o técnicos y representantes de asociaciones o fundaciones que se beneficiaban de esos fondos.

La Policía sólo ha analizado una pequeña muestra de los varios miles de millones que se han repartido de Fondos Europeos contra el desempleo, y acotado al periodo 2007-2013, y, por lo que se está viendo, la mayor parte de todo ese dinero, de todas esas ayudas, se repartía de un modo fraudulento. Por cierto, que no conviene pasar por alto este último detalle: reparto fraudulento de miles de millones destinados por la Unión Europea para combatir el desempleo. ¿Se explica mejor desde esa perspectiva fraudulenta la pertinacia del paro andaluz, que jamás ha bajado de los dos dígitos?

Es todo un sistema político podrido desde la raíz a las ramas. Un modelo de gobierno clientelar, que es el que ha instaurado el PSOE en Andalucía

Evidentemente, por tanto, no se trata de un empresario desalmadoo de una asociación de sinvergüenzas que se dedican a enriquecerse con el dinero de los parados; es todo un sistema político podrido desde la raíz a las ramas. Un modelo de gobierno clientelar, que es el que ha instaurado el PSOE en Andalucía, en el que la principal atención estaba en quién recibía esos fondos, no en cómo se gestionaban. De la misma forma que existía una clara directriz sobre quién podía beneficiarse de esos fondos y quién no, no había ninguna intención de controlar ese dinero, porque el objetivo último no era combatir el desempleo, sino garantizar la hegemonía política.

Por eso habla la Policía de una red clientelar. Por eso entre los detenidos se incluyen también a aquellos dentro de la Administración cuya misión era controlar esos fondos, y determinar si de verdad se destinaban a cursos de formación de parados. Por encima de ellos, también estarán los responsables que ordenaban la distribución del dinero de acuerdo a unos intereses políticos.

Con los ERE ocurrió exactamente igual. Primero se planificó un fondo de dinero que, burlando la legalidad, se destinó a subvencionar expedientes de regulación de empleo sin ningún control público. Una vez ideado el fondo, hubo dos exconsejeros de Empleo que lo aplicaron durante diez años; pusieron en marcha aquella maquinaria y hubo un tercero, el consejero de Economía y Hacienda de la época, que después sería presidente, que lo financió, también con opacidad, con los presupuestos generales de la Junta de Andalucía.

Cada cual tiene una responsabilidad, unas serán penales y otras políticas. Pero ni uno sólo de esos actores se puede explicar sin el anterior

Luego, más protagonistas, los cuartos, los intermediarios que buscaron a las empresas adecuadas para que se acogieran a esos expedientes de regulación de empleo que escapaban de la legalidad. Como en la fábula de antes, al final aparecía pícaro, el trabajador intruso, el empresario del partido, el sindicalista metido a bróker o el alto cargo que compraba cocaína.

Susana Díaz, que se muestra siempre como abanderada contra la corrupción, ha presentado su programa electoral para las próximas elecciones andaluzas, del 22 de marzo, y, como suele ser habitual, de nuevo ha dibujado el fenómeno de forma distorsionada. Fue ayer. Se refirió a la corrupción andaluza como casos “bochornosos e inexplicables” y luego prometió crear una ‘Oficina de prevención del fraude y la corrupción’, de la que de momento sólo se conoce el nombre, nada sobre su futuro funcionamiento.

La cuestión es que esa oficina, según la presidenta, servirá para que “quien pretenda acercarse a lo público para aprovecharse de lo que es de todos se lo piense porque no sólo se le va a perseguir si comete algún tipo de irregularidad, sino que se le va a poner muy difícil para que se acerque a los recursos que son de todos los andaluces”. El error, como se puede apreciar, es el de volver a considerar que la corrupción andaluza es episódica, en vez de admitir que se trata de algo estructural. Por eso, la fábula. Cinco pasos. Cada cual tiene una responsabilidad, unas serán penales y otras políticas. Pero ni uno sólo de esos actores se puede explicar sin el anterior. No existiría el ‘picarillo gordo’ si alguien no hubiera puesto el huevo.

Un divertimento infantil para explicar la corrupción andaluza. La simpleza de aquella historieta de las abuelas, cuando nos sentaban en el regazo e iban contando, dedo a dedo, la fugaz aventura de un huevo. La historia empezaba en el dedo meñique y acababa siempre en el pulgar. ¿Queno se acuerda? Sí, verá… “Este puso un huevo, este lo cogió, este fue a por pan, este lo frioy este picarillo gordo se lo comió”. Desde que surgió el escándalo de los ERE y, a raíz de aquella investigación policial, todos los demás casos de corrupción que afectan en la actualidad a la Junta de Andalucía, el máximo empeño de los dirigentes políticos ha consistido en intentar presentar todo lo ocurrido como episodios esporádicos.No se dan cuenta de que, simplemente por el número de personas y de ayudas implicadas, no es posible pensar en actos aislados.

Caso ERE Susana Díaz