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La primera batalla perdida de Susana Díaz
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Javier Caraballo

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La primera batalla perdida de Susana Díaz

El fiasco catalán y las nuevas elecciones autonómicas han terminado complicándolo todo para los planes del ‘sector crítico’ del PSOE, que lidera Susana Díaz

Foto: La presidenta de Andalucía, Susana Díaz, durante la reunión del comité federal del PSOE. (EFE)
La presidenta de Andalucía, Susana Díaz, durante la reunión del comité federal del PSOE. (EFE)

Las cuentas ya no salen; ya no le salen. Desde que se rompió la baraja catalana y se han precipitado las nuevas elecciones al Parlament, Susana Díaz ya sabe que hay algo a lo que tiene que renunciar: no podrá ser, al vez, candidata a la Presidencia del Gobierno y secretaria general del PSOE. No en unas elecciones generales cercanas, en el caso de que se repitieran en mayo próximo. Aun en el caso de que todo le saliese bien y venciera en todas las batallas internas, lo que ya se puede descartar es que Susana Díaz pueda presentarse a unas elecciones generales sentada en el sillón de la ejecutiva federal socialista. Eso ya es imposible. Y el próximo congreso federal, que los barones desleales a Pedro Sánchez pretendieron forzar para el mes de febrero, se acabará celebrando en el mes de mayo o más allá incluso, en pleno verano. Entonces, ¿ha perdido Susana Díaz su primera batalla contra Pedro Sánchez? A la vista de lo ocurrido, es evidente: la ha perdido. Porque el congreso federal del PSOE no solo no se adelantará a febrero sino que se retrasará más allá de la primavera.

El fiasco catalán y las nuevas elecciones autonómicas han terminado complicándolo todo para los planes del ‘sector crítico’ del PSOE, que lidera Susana Díaz -en sentido estricto, los barones desleales al secretario general se llaman en la nomenclatura del partido ‘sector crítico’, aunque resulte paradójico en una mujer tan de aparato del partido como la presidenta andaluza-. Cuando el próximo domingo 10 de enero se disuelva el Parlament de Cataluña por la imposibilidad de elegir un presidente, lo establecido es que se celebren nuevas elecciones en un plazo que oscila entre los 40 y los 60 días. Es decir, que las elecciones catalanas se celebrarán a finales de febrero o a principios de marzo.

Con lo cual, el mes de febrero, como era la intención de los barones desleales a Pedro Sánchez, queda descartado para un congreso federal del PSOE porque nadie defenderá que el partido se sumerja en el laborioso proceso interno que conlleva un congreso federal durante la campaña electoral de las elecciones catalanas.

“Susana Díaz se ha topado con una roca”, dicen en el entorno de Pedro Sánchez para resaltar su firmeza como secretario general

Resulta, además, que aunque se quisieran forzar los plazos para, a pesar de la interferencia catalana, celebrar el congreso federal del PSOE cuanto antes, los propios estatutos socialistas lo impiden. Para que se convoque el 39º Congreso Federal, lo primero que tiene que ocurrir es que la ejecutiva federal convoque de nuevo un comité federal en el que se apruebe la fecha del congreso y se inicie formalmente, a partir de entonces, el proceso de elección de delegados.

Ese comité federal no está convocado ni parece que la ejecutiva federal tenga prisa en convocarlo. Supongamos que, por la presión del ‘sector crítico’, ese comité federal se convoca a mitad de enero. El artículo 33.1 de los Estatutos del PSOE dice así: “El Congreso Federal del Partido será convocado por el Comité Federal, quien determinará las fechas y lugar de reunión por lo menos con 60 días de antelación”. ¡Por lo menos con 60 días de antelación! Es decir, que aunque se vuelva a convocar en enero un comité federal de confrontación con Pedro Sánchez, el congreso federal no se celebraría antes de la segunda mitad del mes de marzo.

Para entonces, finales de marzo, lo que se habrá aclarado ya es qué ocurre con la legislatura en el Congreso de los Diputados, porque también ahí se solapan las fechas y los plazos. A partir de la primera votación de investidura del presidente del Gobierno, que tendrá lugar a finales de enero, comienza a correr un plazo de dos meses, al término de los cuales se convocarán nuevas elecciones generales si no ha sido elegido ningún presidente. Si eso es lo que sucede, elecciones anticipadas en mayo, una hipótesis que cada día cobra más fuerza, lo que carece igualmente de sentido es que sea entonces cuando el PSOE convoque un congreso federal, porque la prioridad en ese momento será elegir al candidato socialista a la Presidencia del Gobierno.

Por tanto, el proceso interno que se pondría en marcha en marzo en el PSOE serían las elecciones primarias (abiertas a simpatizantes), con lo que el congreso federal se pospondría para después de las elecciones generales, finales de junio o julio. En esas elecciones primarias, sí se podría presentar Susana Díaz como candidata, pero tendría que hacerlo frente a Pedro Sánchez, que ya ha comunicado su intención de mantenerse como líder del PSOE, y sin haber conquistado previamente, como eran sus planes, la secretaría general del Partido Socialista.

Hace tan solo una semana, tras el comité federal del PSOE, se plasmaba aquí mismo, en El Confidencial, el ímpetu de los barones desleales con Pedro Sánchez, que afirmaban, contundentes, que el comité federal (el que debe convocar el congreso federal) se iba a convocar en enero “sí o sí”, y que el congreso federal se celebraría “cuanto toca”, en referencia a finales de febrero o principios de marzo. Incluso estaban dispuestos a iniciar una recogida de firmas para, con un tercio de los miembros del comité federal, imponerle la fecha a Pedro Sánchez. Una semana después, la contundencia se ha esfumado. Porque ya no es posible. “Susana Díaz se ha topado con una roca”, dicen en el entorno de Pedro Sánchez para resaltar su firmeza como secretario general. Vuelve la pregunta de antes: entonces, ¿ha perdido Susana Díaz su primera batalla contra Pedro Sánchez? Si su deseo era desestabilizar a Pedro Sánchez tras las elecciones y tomar las riendas del partido en febrero, está claro: la ha perdido.

Las cuentas ya no salen; ya no le salen. Desde que se rompió la baraja catalana y se han precipitado las nuevas elecciones al Parlament, Susana Díaz ya sabe que hay algo a lo que tiene que renunciar: no podrá ser, al vez, candidata a la Presidencia del Gobierno y secretaria general del PSOE. No en unas elecciones generales cercanas, en el caso de que se repitieran en mayo próximo. Aun en el caso de que todo le saliese bien y venciera en todas las batallas internas, lo que ya se puede descartar es que Susana Díaz pueda presentarse a unas elecciones generales sentada en el sillón de la ejecutiva federal socialista. Eso ya es imposible. Y el próximo congreso federal, que los barones desleales a Pedro Sánchez pretendieron forzar para el mes de febrero, se acabará celebrando en el mes de mayo o más allá incluso, en pleno verano. Entonces, ¿ha perdido Susana Díaz su primera batalla contra Pedro Sánchez? A la vista de lo ocurrido, es evidente: la ha perdido. Porque el congreso federal del PSOE no solo no se adelantará a febrero sino que se retrasará más allá de la primavera.

Susana Díaz