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Pablo Iglesias, Mariló y el escote de María
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Javier Caraballo

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Pablo Iglesias, Mariló y el escote de María

¿Dónde está el machismo? ¿En el escote de María, en el comentario de Vanesa o en el chat de Pablo Iglesias? Pues a mi entender, quizá ninguno de los tres sean comentarios machistas

Foto: La presentadora Mariló Montero.
La presentadora Mariló Montero.

Estoy perdido. Y si yo fuera el único, la avería no sería tan grave. Pero da la sensación de que, con tanto manoseo, ya no existe norte alguno para poder determinar, más allá de lo evidente, qué es machismo y qué es comportamiento normal de seres humanos, hombres y mujeres, machos y hembras, que se atraen y lo expresan.

¿Ven? Tanta inseguridad tengo que acabo de escribir “machos y hembras” y un calambre de escalofrío me ha recorrido el cuerpo, porque igual hay quien se molesta con esa terminología animal, aunque seamos animales racionales. ¿Qué constituye una prueba de machismo que debe ser reprobada, sancionada y perseguida? ¿Y cuál debe ser pasada por alta, como algo normal?

En las últimas semanas hemos tenido varios ejemplos y lo llamativo es que las reacciones han sido dispares. El profesor sancionado por decir que le distraían el ruido de los bolígrafos y el escote de una alumna, María. La economista colombiana a la que Facebook le bloqueó la página por escribir que, a diferencia de las mujeres, los hombres no protestaban porque los iconos publicitarios sean modelos perfectos. Y Mariló… Lo que dijo Pablo Iglesias. ¿Cuál de esas tres conductas debe ser tachada de machista? Vamos a ver qué ha ocurrido con la evolución de cada una de ellas.

La joven colombiana, economista y escritora, se llama Vanesa Vallejo. Lo que escribió en su perfil de Facebook y que tanto revuelo ha armado fue esto: “No conozco al primer Ken que no sea guapo ni el primer superhéroe gordo. Sin embargo, no veo colectivos de hombres pidiendo que hagan muñecos gordos y superhéroes feos con el argumento de que viven con demasiada presión social y que hay que tumbar estereotipos de belleza dañinos (…) Los hombres no están perdiendo el tiempo en eso (…) Hay muchas cosas que muchas mujeres tienen que aprender de los hombres”.

El video por el que me cerraron el perfil de Facebook

El comentario, acaso uno entre millones sobre la misma sempiterna polémica, causó, sin embargo, un gran impacto en las redes sociales. Pero más que eso lo que originó fue una oleada inmensa de protestas de colectivos feministas a la red social hasta que Facebook claudicó y fulminó la página a pesar de que, según parece, no infringe ninguna de las normas establecidas sobre igualdad y respeto. Vanesa grabó un vídeo luego para denunciar lo ocurrido, pero la polémica se quedará ahí: se siente insultada, vulnerada en su libertad de expresión, víctima de “la tiranía del feminismo colectivista”, pero esa queja ya no conseguirá disculpa alguna o rectificación.

placeholder María Fungueiro. (Facebook)
María Fungueiro. (Facebook)

A María Fungueiro, una estudiante de Económicas y Empresariales de Galicia, le ocurrió lo contrario. Fue a clase con una camiseta y se encontró con un comentario sorprendente del profesor cuando reprobaba la actitud de los alumnos en la clase: “Me desconcentran el ruido de los bolígrafos y el escote de María”. En este caso, María sí ha encontrado el eco de todos los colectivos feministas, incluido el de alumnos y alumnas de un Master de Género e Igualdad, que por lo visto existe como enseñanza universitaria. La Universidad no lo ha dudado y ha suspendido al profesor con dos meses de empleo y sueldo.

Dice María en su defensa, y es lógico, que se sintió ofendida y que su escote era el de una camiseta, sin más. Y sostiene el profesor que “hay vestimentas que considero absolutamente inapropiadas para asistir a una clase de Matemáticas”. Además, añade: “O bien cambiamos las reglas de juego, o bien se modifican los patrones sexuales en los que somos educados, porque si no va a seguir alterándome un escote excesivo”. Quizá, lo más interesante, hubiera debatir tras el incidente si sería adecuado revisar en España las normas de comportamiento y asistencia a las clases.

Foto: Unos estudiantes atienden a las instrucciones antes de empezar el examen de las pruebas de acceso a la universidad. (EFE)

Pero el manto del machismo, que todo lo tapa, redujo la polémica a una sola pregunta: ¿Se trata de un comentario machista o es verdad que a un hombre le puede perturbar el escote de una mujer? Ya cantaba Estopa aquello de “por la raja de tu falda, yo me pegué un piñazo con un Seat Panda”. Y más allá, José M. Delgado, director de Neurociencias de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, afirma que “somos fruto de la actividad de nuestro cerebro: nuestros deseos, ambiciones, decisiones, habilidades motoras y percepción del Universo que nos rodea son el resultado de la actividad neuronal… Y como las neuronas están hechas de moléculas no pueden generar la toma de decisiones libremente escogidas”.

Y Mariló… De todas, ésa es la polémica más conocida. El líder de Podemos, de guasa con sus amigos del partido, hablan en un chat de sexo y de política, el sexo de mayorías y la política de mayorías. Monedero pone sobre la mesa el nombre de Mariló y Pablo Iglesias, en plan protagonista de las ‘sombras de Grey’, dice: “la azotaría hasta que sangrase”.

Foto: Mariló Montero, expresentadora de 'La mañana de La 1'

Mariló Montero, que no necesita a nadie para que la defienda, armó en cólera y exigió aquello que le estaban negando, que por lo menos el Instituto de la Mujer dijera algo al respecto. Muchos han dicho por ahí que todo hubiera sido distinto si el comentario hubiera salido en un chat del Partido Popular. Y es evidente: si la misma guasa se le ocurre a Miguel Arias Cañete, con el mismo tono de broma con el que se ha disculpado Pablo Iglesias, a estas alturas habría ya solicitudes de reprobación y dimisión en todas las instituciones, empezando por el Parlamento Europeo. Pero es que no es eso, si la misma guasa la hubiera soltado Mariló sobre Pablo Iglesias, no quiero ni imaginar la que le habrían dado a la presentadora. Pero bueno, también eso forma parte de las miserias de muchos.

¿Dónde está el machismo? ¿En el escote de María, en el comentario de Vanesa o en el chat de Pablo Iglesias? Pues a mi entender, quizá ninguno de los tres sean comentarios machistas, en el sentido estricto del término: “Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres”. No es machismo porque dos de ellos se refieren a aspectos sexuales, el escote de María y las fantasías de Pablo Iglesias, y el tercero es una mera reprobación de los movimientos feministas por parte de una mujer que no se siente representada por ellos.

Uno a uno, nos pueden parecer desafortunados, groseros o impertinentes, o todo lo contrario, pero no suponen una muestra de machismo. Con lo cual, al final, lo que demuestran estos tres episodios encadenados es que la consideración de machismo no la determina el hecho en sí, sino la conveniencia política de quienes tienen la capacidad, y la fuerza, de etiquetar esos acontecimientos. En esas expresiones que no revisten gravedad, el machismo lo determina el interés gregario del feminismo militante, no la causa objetiva. A eso hemos llegado y, por esa razón, tantas veces, cuando estallan estas polémicas, yo me siento perdido…

Estoy perdido. Y si yo fuera el único, la avería no sería tan grave. Pero da la sensación de que, con tanto manoseo, ya no existe norte alguno para poder determinar, más allá de lo evidente, qué es machismo y qué es comportamiento normal de seres humanos, hombres y mujeres, machos y hembras, que se atraen y lo expresan.

Mariló Montero Machismo