Es noticia
Spiriman y los tigres de bengala
  1. España
  2. Matacán
Javier Caraballo

Matacán

Por

Spiriman y los tigres de bengala

La visión de la realidad que ha conseguido transformar Jesús Candel es la de tantos miles de ciudadanos que, hasta ahora, contemplaban los recortes de la sanidad como algo inevitable

Foto: El médico Jesús Candel, conocido como 'Spiriman', es llevado a hombros por un policía y arropado por varios centenares de personas a la salida del Juzgado de Paz de Albolote. (EFE)
El médico Jesús Candel, conocido como 'Spiriman', es llevado a hombros por un policía y arropado por varios centenares de personas a la salida del Juzgado de Paz de Albolote. (EFE)

Una semana antes de que el Gobierno de la Junta de Andalucía intentara taponar la ‘marea blanca’ con dos dimisiones forzadas, uno de los altos cargos sacrificados le puso una querella al cerebro de la rebelión sanitaria, Jesús Candel, acaso en un último intento de segarle la escalada. El acto de conciliación de la querella por difamaciones se produjo ayer, en el Juzgado de Paz de la localidad granadina de Albolote, y lo que sucedió a la salida volvió a dejar atónitos a todos los que contemplaban la escena. Cientos de personas, exaltadas, animosas, decididas, aguardaban al médico como se espera la salida de una cofradía. No pudo dar dos pasos. Un policía local lo subió a sus hombros, como se coge a los toreros a la salida de la plaza de toros, y Jesús Candel, ya transformado en Spiriman, cogió un megáfono y se dirigió a la multitud: “Esas dimisiones no valen, seguiremos luchando para conseguir que se vayan todos los que han ideado los recortes y son responsables de la corrupción”.

Foto: Jesús Candel, Spiriman, durante la manifestación en Granada el pasado domingo.

¿Un policía local que sube en hombros al líder de una rebelión vecinal a las puertas de un juzgado? Si no había gestos y detalles suficientes para comprender que lo que está sucediendo con la ‘marea blanca’ andaluza desborda cualquier comparación con otra movilización ciudadana en esta región, y en otras comunidades de España, solo faltaba lo ocurrido ayer, esa estampa única. “El liderazgo es la capacidad de transformar la visión en realidad”, dejó dicho Warren Bennis, considerado como uno de los grandes expertos en liderazgo, asesor de cuatro presidentes de los Estados Unidos.

El fenómeno más interesante de lo que viene ocurriendo con Jesús Candel en Andalucía es, precisamente, la inesperada aparición de un líder ciudadano que consigue lo que, en casi 40 años de autonomía, no ha logrado ningún líder político ni sindical, sacar de sus casas a la gente para protestar por una causa que creen justa, por una política de recortes que venían soportando sin rechistar. Subrayemos eso: consigue sacar a la gente de sus casas; nada que ver con las protestas convocadas por un partido político tras movilizar a sus militantes, ni siquiera con las manifestaciones organizadas por un sindicato en protesta por el cierre de una fábrica. En las protestas sanitarias en Andalucía acuden ciudadanos que, quizá, nunca habían ido a una manifestación; por eso es una protesta creciente, una oleada que no se sabe hasta dónde puede llegar ni cuánto va a durar.

Foto: Jesús Candel, conocido como Spiriman, en la manifestación del domingo 16 de octubre. (EFE) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
El doctor Spiriman contra la Jungla de Andalucía
Javier Caraballo

La visión de la realidad que ha conseguido transformar Jesús Candel es la de tantos miles de ciudadanos que, hasta ahora, contemplaban los recortes de la sanidad como algo inevitable. ¿Tiene algo que ver con el ‘conformismo andaluz’? Es posible, solo que esa pasividad de la ciudadanía no es solo achacable a la sociedad andaluza, sino que podría extenderse a otras regiones españolas que han soportado o tolerado situaciones similares de recortes o de corrupción sin lanzar ni una sola protesta. Y junto a eso, tan importante como la reacción ciudadana es la movilización de los profesionales de la sanidad pública que, también por primera vez, se han sacudido los miedos a represalias en sus hospitales y han seguido al médico de Granada que lo inició todo.

Foto: Jesús Candel, 'Spiriman', juega al Spiribol en su fundación. (R. M.)

¿Y todo esto por la dimisión de dos altos cargos de la sanidad andaluza?, podrá preguntarse. Quizá podría sonar exagerado si no fuera por que en las más de tres décadas de hegemonía socialista en Andalucía no se recuerda ninguna situación igual. En Andalucía, los únicos que han dimitido han sido aquellos que han caído en desgracia en el partido, por las luchas internas, o los que se han visto salpicados por casos de corrupción. Nunca una protesta ciudadana se ha cobrado dos dimisiones y ha logrado paralizar en tres meses una reforma sanitaria que, hasta ahora, se consideraba incuestionable.

“La sanidad andaluza es la joya del Gobierno socialista. Vamos a hacer todos los esfuerzos para que aquello que se pueda hacer mejor y se pueda explicar mejor, se haga y se explique mejor”, ha repetido Susana Díaz cada vez que le han preguntado por la protesta. Verán que se trata al ciudadano como a un ser inmaduro, incapaz de comprender lo que le ocurre y le afecta. Es decir, se pone en marcha un plan para reducir a la mitad en algunas ciudades los servicios hospitalarios que se prestan y toda la explicación que se ofrece descarga la responsabilidad en los ciudadanos que “no han sabido entenderlo”... En fin, a veces esa estrategia política ha surtido efecto porque ha dilatado el conflicto, lo ha envuelto en promesas vanas; esta vez ha sido inútil.

Nunca una protesta ciudadana se ha cobrado dos dimisiones y ha logrado paralizar una reforma sanitaria que se consideraba incuestionable

La primera gran manifestación contra la política sanitaria de la Junta de Andalucía tuvo lugar el 16 de octubre pasado. Con las dimisiones del último día de enero, la lección que deja esa oleada que ha ido creciendo, que se ha desparramado por toda Andalucía, recuerda mucho lo que ya cantaba en Granada el inolvidable Carlos Cano, cuando a finales de los años ochenta se desesperaba al ver la pasividad de los andaluces ante muchas de las tropelías que comenzaron a cometerse en la autonomía, tan ansiada. “No sé por qué te lamentas en vez de enseñar los dientes/ ni por qué llamas mi tierra a aquello que no defiendes./ Si en vez de ser pajaritos fuéramos tigre bengala/ a ver quién sería el guapito de meternos en una jaula”. Pues eso: Spiriman ha enseñado a la gente a ser tigres de bengala. Esa es la visión de la realidad que ha conseguido cambiar.

Una semana antes de que el Gobierno de la Junta de Andalucía intentara taponar la ‘marea blanca’ con dos dimisiones forzadas, uno de los altos cargos sacrificados le puso una querella al cerebro de la rebelión sanitaria, Jesús Candel, acaso en un último intento de segarle la escalada. El acto de conciliación de la querella por difamaciones se produjo ayer, en el Juzgado de Paz de la localidad granadina de Albolote, y lo que sucedió a la salida volvió a dejar atónitos a todos los que contemplaban la escena. Cientos de personas, exaltadas, animosas, decididas, aguardaban al médico como se espera la salida de una cofradía. No pudo dar dos pasos. Un policía local lo subió a sus hombros, como se coge a los toreros a la salida de la plaza de toros, y Jesús Candel, ya transformado en Spiriman, cogió un megáfono y se dirigió a la multitud: “Esas dimisiones no valen, seguiremos luchando para conseguir que se vayan todos los que han ideado los recortes y son responsables de la corrupción”.

Susana Díaz