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Begoña Villacís

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'Sorpasso'

El actual Gobierno del Ayuntamiento de Madrid sabe que no va a revalidar. Su experiencia de gobierno se ha convertido en una angustiosa huida hacia delante, una lucha contra el crono

Foto: La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. (EFE)
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. (EFE)

El actual Gobierno del Ayuntamiento de Madrid no va a revalidar. Y lo sabe. Tuvieron su oportunidad y la dejaron escapar.

El problema es que el actual Gobierno del Ayuntamiento de Madrid también lo sabe, y su experiencia de gobierno se ha convertido en una angustiosa huida hacia delante, una lucha contra el crono; y como el ser es insoportablemente leve, no puede renunciar a irse sin dejar su impronta, sin que se levante acta de que allí estuvieron. Y sí, justamente ese es el problema, que tienen todo un repertorio de compromisos ideológicos que tienen que demostrar antes de que del Gobierno se tengan que apear. La mala noticia no es que ya hayan empezado, la mala noticia es que les quedan tres años para exhibirse y dejarse ver.

Hace dos días, Wanda nos concedió su último adiós. Despachó su larguísimo y tortuoso camino por España, iniciado en tiempos del Partido Popular, con un “no invertiré más”, y se refería a nuestra ciudad. De propina, y poniendo el dedo en la llaga, anunciaba que se marchaba con sus dineros y sus puestos de trabajo a Francia, en la esperanza de no hallar ahí un ayuntamiento de la naturaleza del presente, en la esperanza de encontrar un interlocutor que sí sepa valorar la importancia no de un puesto de trabajo, sino de 6.000. Paradójicamente, el país con más parados de Europa, y una de las capitales más machadas con la lacra del desempleo.

Gobernase quien gobernase, Madrid tenía una tasa de paro que siempre había sido inferior a la media española y a la de la región

No es caso aislado: el mercado de Legazpi, que podría haber acogido un prometedor proyecto que incluía una escuela de gastronomía, un restaurante y otros espacios que, sí, eran promovidos por la iniciativa civil, se descartó sin miramientos... 75 millones, 1.200 puestos de trabajo. Suma y sigue.

Qué decir de Chamartín: 120.000 empleos, hoy más que nunca en la cuerda floja. Qué decir de las industrias de Madrid, que han soportado en carnes propias el mayor peso de la subida del IBI que les tenía preparado el actual consistorio. Qué decir de las empresas que decidieron dedicarse a las rehabilitaciones y reformas, que han de apechugar con la subida del Impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras, otro regalito de quien no considera que son estos, y no otros, los auténticos generadores de empleo, los religiosos pagadores de sueldos y seguridades sociales.

Y de eso precisamente trata esta reflexión. Porque en la Encuesta de Población Activa del primer trimestre de 2016, por primera vez en la historia, la tasa de paro de la ciudad de Madrid supera a la de la Comunidad. Y no es casualidad.

En nueve meses de gobierno, los que van de junio a marzo, Carmena ha logrado paralizar la actividad económica lo suficiente como para hacer historia

Madrid es la capital, es una economía de concentración que irradia en todo su entorno actividad y dinamismo. Por eso, gobernase quien gobernase, tenía una tasa de paro que siempre había sido inferior a la media española y a la de la región. Nunca se había reducido ese diferencial, que oscilaba entre 1,5 y 1,7 puntos porcentuales menos de paro en Madrid ciudad.

Hoy, el último dato es que Madrid tiene un 0,3% más de paro que la Comunidad, y es que en apenas nueve meses de gobierno, los que van de junio a marzo, Carmena ha logrado paralizar la actividad económica lo suficiente como para hacer historia.

No son solo los proyectos e inversiones que expresamente se han paralizado en Madrid por el nuevo Gobierno. Es que tales decisiones generan una inseguridad jurídica que hace que el dinero, miedoso, vaya a otros lugares, y poco a poco Madrid pierde puestos en las preferencias de los inversores.

Estamos ante un desastre de gestión, que va más allá de lo económico y se adentra en lo social, ese ámbito en el que se suponía -o suponían sus votantes- que iban a destacar las políticas del Gobierno de Carmena. Les está pasando todo lo contrario a lo que quieren, por su fobia a todo lo que resulte en actividad económica.

Estamos ante un desastre de gestión que se adentra en lo social, ese ámbito en el que se suponía que iban a destacar las políticas del Gobierno de Carmena

El 'sorpasso' de Carmena no es solo en la tasa global de empleo. Es que el paro se feminiza cada vez más: hace un año, todavía con el pinchazo de la construcción a cuestas, 54 de cada 100 parados eran hombres, cifra inédita casi en toda España. Hoy, la destrucción de empleo ha afectado casi en exclusiva a las mujeres, pues los parados varones apenas superan el 50%. La práctica totalidad de nuevos parados que aparecen en la EPA son mujeres, la mayor parte de ellas con buena preparación académica.

Y lo que es peor, se amplía la desigualdad: el paro baja en distritos como Salamanca, Chamartín, Retiro o Chamberí y sube en las dos Vallecas, en Villaverde y en San Blas, donde más han sentido la crisis y donde más confiaban en un nuevo aire en los despachos de Cibeles.

Detrás de cada cifra hay personas que no se merecen que su Ayuntamiento haya renunciado a impulsar la economía, a darles una oportunidad, a que el final de la crisis global sea el final de 'su' propia crisis personal. Tengámosles muy presentes, detengamos la huida inversora y exijamos al Gobierno que se pongan en marcha ya esas iniciativas que deben volver a poner las cifras, al menos, en sus niveles normales.

El actual Gobierno del Ayuntamiento de Madrid no va a revalidar. Y lo sabe. Tuvieron su oportunidad y la dejaron escapar.

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