Es noticia
Corea, el comunismo y la dinastía de los Kim
  1. España
  2. Mirada libre
Esperanza Aguirre

Mirada libre

Por

Corea, el comunismo y la dinastía de los Kim

Deberíamos prestar mucha más atención a este país. Porque Corea del Norte es el mejor escaparate que hoy existe para contemplar los resultados que obtiene el comunismo cuando se lleva a la práctica

Foto: Soldados de Corea del Norte desfilan en el 70 aniversario del Partido de los Trabajadores Coreanos. (Reuters)
Soldados de Corea del Norte desfilan en el 70 aniversario del Partido de los Trabajadores Coreanos. (Reuters)

En estos últimos días los medios de comunicación han prestado una inusitada atención a los fastos con los que la República Popular Democrática de Corea del Norte ha festejado el 70 aniversario de la creación de su Partido Comunista, que lleva por nombre el de Partido de los Trabajadores Coreanos. En especial, al desfile militar del pasado sábado, en el que 30.000 soldados han dado una perfecta exhibición de cómo pueden dejar de ser personas y convertirse en autómatas que mueven al unísono hasta los párpados de sus ojos.

Con ese desfile militar, en el que también exhibieron algunos satélites con los que, según sus dirigentes, podrían atacar hasta a los Estados Unidos, el régimen norcoreano quería hacer una demostración de fortaleza. Y, sin embargo, cualquier observador medianamente crítico del espectáculo, al ver a esas masas de autómatas moviéndose como figuritas de un videojuego, lo que piensa es en las infinitas horas de ensayo y en las innumerables dosis de brutal disciplina que han sido necesarias para conseguir ese número circense -que tiene también mucho de ridículo- en el que unas personas se convierten en maquinitas que mueve a su antojo un personaje siniestro, el líder máximo de ese desdichado país, el dictador Kim Jong-un.

Esos pobres hombres y mujeres, participantes en el circo del sábado, han tenido la desgracia de nacer en un país, Corea del Norte, donde, desde hace eso, 70 años, impera el comunismo.

Entre las siniestras anomalías que el comunismo perpetra en ese país desdichado y de las que tenemos noticia, se encuentra la de la instauración de una dinastía hereditaria de tiranos. Al fundador, Kim Il-sung (gran amigo y protector, por cierto, de Santiago Carrillo), le sucedió su hijo, Kim Jong-il, y a este le ha sucedido también su hijo, Kim Jong-un, que es el tirano que preside todas esas exhibiciones de totalitarismo circense.

Por todo eso, creo que deberíamos prestar mucha más atención en Occidente a este país. Porque Corea del Norte es el mejor escaparate que hoy existe en el mundo para contemplar los resultados que obtiene el comunismo cuando se lleva a la práctica. Además, el hecho de que en su república hermana, la de Corea del Sur, reinen la libertad y su compañera inseparable, la propiedad, nos permite comparar con nitidez los logros del comunismo con los del capitalismo. Ese capitalismo que en los países occidentales, y gracias a la libertad que en ellos disfrutamos, algunos denigran. Y que no se me diga que hablo de algo lejano y ajeno, porque ahí tenemos a la CUP en Cataluña, que quiere acabar con el capitalismo para, quizá, crear una república de corte parecido a la norcoreana. Parece que con la colaboración indispensable de los burgueses de Convergència y su líder, Artur Mas.

Los datos son los que son. Corea del Sur tiene ya un PIB per cápita (21.044 euros) casi como el español (22.780 euros), mientras que en Corea del Norte, aunque los datos no son muy fiables, estamos hablando de un PIB per cápita de entre 800 y 1.800 euros. Es decir, mucho menos de la décima parte que en el Sur.

Del desastre productivo, social y moral de esa pobre Corea del Norte, es una buena muestra la hambruna que, en la década de los noventa del siglo pasado, asoló ese país comunista -que tantos ridículos desfiles organiza-, en la que se calcula que murieron más de un millón de personas, que se dice pronto.

Mientras que la pujanza de la Corea del Sur es una evidencia que no admite discusión.

En la España de hoy, la España en la que están garantizadas la libertad y la propiedad, tenemos movimientos y partidos que siguen considerando el comunismo un sistema deseable

La comparación de esos dos países, que, más que hermanos, son el mismo, debería provocar, en cualquier espectador imparcial, un sentimiento inmediato de apoyo al capitalismo y sus libertades y un repudio del comunismo y sus desfiles automatizados. Como debería haberlo provocado la comparación de otros dos países hermanos, la Alemania comunista y la Alemania occidental. Pero me temo que no es así, o, al menos, que ese repudio no es todo lo profundo que debería ser. Y la prueba es que en la España de hoy, la España en la que están garantizadas la libertad y la propiedad, tenemos movimientos y partidos que siguen considerando el comunismo un sistema deseable. Movimientos y partidos que no son cosa de cuatro 'frikis', sino que están ya en las instituciones, a la espera de conseguir las mayorías necesarias para poner en práctica sus propósitos, que nos llevarían a un régimen como el castrista, el chavista o, y que nadie se escandalice, el norcoreano.

La derrota del nazismo fue seguida de un repudio generalizado que nos llena de felicidad a los que amamos la libertad. Desgraciadamente, las derrotas y los fracasos que, uno tras otro, va acumulando el comunismo no van acompañados de ese repudio radical que merece. Y de esa asimetría moral que sufrimos en Occidente vienen muchos de los males de nuestras sociedades abiertas.

En estos últimos días los medios de comunicación han prestado una inusitada atención a los fastos con los que la República Popular Democrática de Corea del Norte ha festejado el 70 aniversario de la creación de su Partido Comunista, que lleva por nombre el de Partido de los Trabajadores Coreanos. En especial, al desfile militar del pasado sábado, en el que 30.000 soldados han dado una perfecta exhibición de cómo pueden dejar de ser personas y convertirse en autómatas que mueven al unísono hasta los párpados de sus ojos.

Kim Jong-un Partido Comunista Corea del Sur