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La patita totalitaria

En medio de tanto disimulo, son muy de agradecer las aclaradoras declaraciones de Manuela Carmena en Chile. Ha dicho abiertamente lo que piensa de los medios y del poder judicial

Foto: Michelle Bachelet recibe a Manuela Carmena. (EFE)
Michelle Bachelet recibe a Manuela Carmena. (EFE)

Los errores de los dos grandes partidos, sobre los que recaía la inmensa responsabilidad de asegurar la estabilidad del sistema político surgido de la Constitución del 78, y, por encima de todos, sus casos de corrupción han llevado a muchos españoles a desconfiar no solo de esos dos grandes partidos, sino de todo el mismo sistema.

Esta situación de desconfianza ha sido aprovechada por Podemos, un partido surgido en las aulas de Filosofía y Políticas de la Complutense, donde, desde hace más de 30 años, algunos profesores predican las esencias del marxismo más rancio y anticuado. Esas prédicas no habían tenido el menor reflejo en la política española y habían estado todo ese tiempo limitadas al ámbito de unas minorías sectarias en esas facultades.

Ha sido la conjunción de una serie de factores (la repugnante corrupción, la creciente desconfianza en los partidos tradicionales, la aparición de algunos profesores con indiscutible habilidad en el manejo de los medios de comunicación y de las redes sociales, el apoyo económico de dos de las peores dictaduras del mundo -la iraní y la venezolana-, el oportunismo de algún grupo mediático y la falta de reacción de las fuerzas constitucionalistas) la que ha hecho que ese marxismo (que, durante más de 30 años, había sido materia académica casi arqueológica) se haya presentado, convenientemente disfrazado de populismo bondadoso, como una opción aceptable para regenerar la vida política española.

Aunque hemerotecas y videotecas están llenas de barbaridades de los podemitas, somos pocos los que vemos en su ascensión un tremendo peligro

Es muy interesante observar cómo, con la ayuda de muchos medios de comunicación, los dirigentes de Podemos se dedican a borrar muchas de las huellas de su pasado para ser percibidos hoy como un grupo alegre y juvenil, limpio y generoso, simpático y valiente, que viene a traer la frescura y la honradez que faltan a la vida política española.

Y, a pesar de que las hemerotecas y las videotecas están llenas de barbaridades sin número de los podemitas (desde las alabanzas a ETA en las 'herriko tabernas' hasta las loas a los salvajes que patean a un pobre policía indefenso que cae al suelo en una manifestación de los antisistemas, pasando por el boicot a Rosa Díez o los 'orinocos' de lágrimas por Chávez) siguen –seguimos– siendo muy pocos los que vemos en su por ahora irresistible ascensión un tremendo peligro para nuestro sistema político y, sobre todo, para nuestra libertad. Y entre esos pocos que vemos a Podemos como un enemigo declarado de la libertad, no se encuentran, desgraciadamente, ni Pedro Sánchez ni la mayoría de los dirigentes del menguante PSOE de hoy.

Los de Podemos, fieles seguidores en la estrategia y en la táctica del Lenin más sibilino, están todavía preocupados en borrar huellas y en disimular sus objetivos radicalmente totalitarios. Quizás esperan a llegar al poder, detrás de un débil Sánchez, para comenzar, ya sin complejos, su ataque frontal a las libertades.

Vídeo: Pablo Iglesias: "Hoy hemos perdido a uno de los nuestros, Hugo Chávez"

Por eso, en medio de tanto disimulo, son muy de agradecer las aclaradoras declaraciones de Manuela Carmena en Santiago de Chile. Carmena, el fichaje más exitoso de Podemos hasta la fecha, fiel a esa concepción comunista del mundo que se forjó durante los últimos años de Franco y poseída de esa presunta superioridad moral que caracteriza a los progres españoles, no ha tenido pelos en la lengua y ha dicho abiertamente lo que piensa de los medios de comunicación y del poder judicial: “Son dos poderes en la sombra” que “entorpecen el cambio cultural en la implementación de las políticas locales”, “que nos impiden realizar nuestro trabajo”, que “los poderes judiciales cuestionan constantemente las decisiones políticas” porque “hacen unos desatinos que no quiero contar, desatinos absolutos”, y que los medios de comunicación son “otro poder en la sombra, muy vertical, muy masculino, muy rígido”, que “no visualizan la necesidad de la nueva política, de una política de la ética de los cuidados que supere la ética de los derechos”. Las comillas son para reproducir textualmente lo que dijo.

Los medios de comunicación y el poder judicial existen en los sistemas políticos liberales de Occidente, precisamente, para poner límites al poder político. Son la clave de las democracias occidentales. Sin ellas, estamos en las dictaduras. Por eso, las dictaduras lo primero que hacen es acabar con los medios independientes y con la división e independencia de los poderes. Eso es lo que hizo Chávez en Venezuela y eso es lo que harán los de Podemos en España. Que nadie tenga la menor duda. Y si la tiene, que vuelva a leer las manifestaciones de la alcaldesa de Madrid, que son la manifestación de intenciones totalitarias más escandalosa que uno pueda imaginar.

Lo primero que hacen las dictaduras es acabar con los medios independientes y con la división de poderes. Es lo que hizo Chávez y lo que harán los de Podemos

Acusar a los jueces de incurrir en desatinos para impedir que los políticos impongan sus proyectos es dinamitar la clave de la democracia. Pero, como Carmena es progre, lo puede decir sin que suscite una protesta inmediata de todos los que sabemos que en España habremos cometido muchos errores, pero que tenemos un sistema que hay que defender a toda costa de estos totalitarios con disfraces buenistas.

Como también es dinamitar la democracia amordazar o amenazar a los medios de comunicación. Claro que en eso Carmena no hace sino seguir a su correligionario Iglesias que, sin tapujos, tiene dicho que a él no le gustan los medios de comunicación privados.

Yo no pienso callarme.

Los errores de los dos grandes partidos, sobre los que recaía la inmensa responsabilidad de asegurar la estabilidad del sistema político surgido de la Constitución del 78, y, por encima de todos, sus casos de corrupción han llevado a muchos españoles a desconfiar no solo de esos dos grandes partidos, sino de todo el mismo sistema.

Financiación de Podemos Manuela Carmena