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¿En qué piensa Pedro Sánchez?
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Gonzalo Jiménez-Blanco

No es no y fútbol es fútbol

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¿En qué piensa Pedro Sánchez?

La mejor forma de entenderle es tratar de ponerse en su lugar y tratar de reproducir su razonamiento, por difícil que nos parezca. En suma, empatizar con él

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)

Recuerdo una película de hace años con Mel Gibson de protagonista que se llamaba '¿En qué piensan las mujeres?', que iba de un hombre que sabía leer el pensamiento de las mujeres y en consecuencia aprovechaba esa situación para sacar partido.

Pedro Sánchez ha dicho repetidas veces que "no es no". La frase recuerda la de Vujadin Boskov "fútbol es fútbol". El bueno de Vujadin dejó otras frases para el recuerdo: “Es mejor perder un partido por nueve goles, que nueve partidos por un gol”, “Cuando Dios no quiere, balón no entra”, “El fútbol es imprevisible porque todos los partidos empiezan cero a cero”, “Ganar es mejor que empatar. Y empatar es mejor que perder”, “Punto es punto”, “Penalti es cuando árbitro pita” o “Perder es mejor que descender”, son algunas de sus citas.

"No es no" está a la altura de "fútbol es fútbol". La decisión de Pedro Sánchez puede parecer incomprensible porque renuncia a cuatro años como líder de la oposición asegurados, pudiendo ser luego presidente cuatro años más tarde si lo hace bien.

La mejor forma de entender a Pedro Sánchez es tratar de ponerse en su lugar y tratar de reproducir su razonamiento, por difícil que nos parezca. En suma, empatizar con él, como se dice ahora:

  • Su enemistad personal con Rajoy es insuperable, después de que Rajoy no le permitiera ser presidente del Gobierno en la vez anterior y del rifirrafe que tuvieron en el debate televisado cuando dijo aquello de que "usted no es decente";
  • Podemos se está descomponiendo: el PSOE aspira a recuperar un millón de votos perdidos en la segundas elecciones;
  • Aprovechar que ahora el PP es visto como el partido de la corrupción, condición que en los noventa ostentaba el PSOE por méritos propios;
  • Un partido de izquierdas no puede ayudar nunca a un partido de derechas, máxime cuando Podemos discute quién es la izquierda;
  • En clave interna, y teniendo un liderazgo débil, afianzarse frente a los líderes tradicionales (Felipe González, Fernández Vara, entre otros) que pugnan por la abstención;
  • tiene claro también que Susana Díaz está tocada por el caso de los eres y los resultados obtenidos en Andalucía en las últimas elecciones, por lo que no tiene verdadera oposición interna.

No sé si tiene más razones para justificar el no. En realidad su posición es que "no" sin necesidad de razones. Ya ha dicho Rajoy que lo entiende sin necesidad de conocer las razones. Lo primero ha sido la decisión, después ha venido la justificación de la decisión. Recuerda al párroco rojillo del chiste que cuando tomó posesión el nuevo comandante de la Guardia Civil de un pueblo, se extrañó este de que no tocaran las campanas en su toma de posesión. Y el comandante indignado le llamó a capítulo y le preguntó por qué no tocó las campanas y el cura contestó: por dos razones: la primera, que no hay campanas, a lo que el comandante respondió: pues ahórrese usted la segunda que ya me la puedo imaginar y nos ahorramos los dos el disgusto. Parece que Pedro Sánchez iba decir que no en todo caso y luego iba a justificar la decisión previamente adoptada.

Lo que ha hecho Pedro Sánchez es justamente lo contrario: primero tomó la decisión y después buscó las razones para justificar esa decisión del 'no'

Las razones para una abstención eran más poderosas y afectaban más al interés general, pero para ello Sánchez tendría que haber utilizado un método distinto. Es decir, que tendría que haber tomado la decisión más oportuna después de sopesar las razones para una u otra decisión. Lo que ha hecho es justamente lo contrario: primero tomó la decisión y después buscó las razones para justificar esa decisión.

Las razones para la abstención eran, pues, muchas, pero para Pedro Sánchez eran irrelevantes porque su decisión ya estaba tomada:

- Permitir gobernar al partido más votado, ya que no puede formar gobierno;

- Liderar la oposición durante los próximos cuatro años y aspirar a ganar las próximas elecciones;

  • Exigir lo que hubiera querido al Gobierno. Nunca la oposición habría tenido más poder;
  • No permitir que el país esté un año sin Gobierno, paralizando la economía;
  • Ahorrar el coste de unas terceras elecciones.

Estoy seguro que si quitamos un tapón, quitaríamos el otro, por el mismo precio. ¿Quién dará el primer paso? Si se va Rajoy, Díaz planteará hablar de abstención

"No es no", ha repetido. Debería recordar otra frase de Boskov y parafrasearla: es mejor perder una vez las elecciones por goleada que perder tres elecciones.

Pero si mi abuela tuviera lo que tiene mi abuelo, no sería mi abuela, sería mi abuelo.

Aunque Pedro Sánchez no es el único responsable de la situación. Mariano Rajoy tiene desde luego su cuotaparte de responsabilidad. Y la propuesta-nombramiento de Soria es lo que faltaba. ¿No hay otro líder que pueda encabezar la derecha?

Estoy seguro que si quitamos un tapón, quitaríamos el otro, por el mismo precio. ¿Quién va a dar el primer paso?

Por de pronto, Susana Díaz, en la línea Iceta, ha dicho que si se va Rajoy podemos empezar a hablar de abstención.

Recuerdo una película de hace años con Mel Gibson de protagonista que se llamaba '¿En qué piensan las mujeres?', que iba de un hombre que sabía leer el pensamiento de las mujeres y en consecuencia aprovechaba esa situación para sacar partido.

Pedro Sánchez Mariano Rajoy Susana Díaz Miquel Iceta